jueves, 27 de agosto de 2009

Confrontación - El perdón - Relaciones entre padres e hijos - Hostilidad - Matrimonio – El rechazo - Entre naciones - Hijastros y hermanastros Uso de drogas - Luchas familiares - Culpa - Homosexualidad - Desesperanza -  Masturbación - Pornografía - Abuso sexual - Inseguridad espiritual - La ira -
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Confrontación
¿Se les debe enseñar a los niños que está bien responder a la provocación bajo ciertas circunstancias -por ejemplo, contra los niños abusadores-, o se les debe decir que "pongan la otra mejilla"?
Por medio de palabras y ejemplo, los padres deben enseñar a sus hijos desde temprana edad a tratar a los demás con respeto, a ser amables y justos, a ejercer dominio propio, y a suprimir el impulso de buscar venganza. 1 Además, a los niños se les debe enseñar cómo cooperar con la autoridad siempre que sea posible para apaciguar las situaciones. Pero sería peligroso enseñar a un niño que siempre es malo protegerse y defender sus intereses.
Jesús entendía a los niños. Podemos estar seguros de que cuando Él los tomó en sus brazos y dijo que todos necesitamos ser como ellos para entrar en el reino de Dios (Marcos 10:13-16), no fue ingenuo acerca de lo crueles que pueden ser. El patio de recreo, a su manera, es una jungla tan despiadada como la mayoría de las esferas de la vida adulta.
Es probable que un niño enseñado a diferir incondicionalmente a los demás desarrolle un patrón paralizante de evasión y un temor al conflicto no saludable. Una mente inmadura puede fácilmente ser moldeada a pensar que es un "acto de amor" retirarse de la confrontación, ser cobarde cuando se necesita valor. Si seguimos la "regla de oro" -"Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas" (Mateo 7:12)- no siempre permitiremos a los agresores que lleven a cabo su agresión con éxito. Si lo hacemos, fomentamos una conducta que les hace daño.
A los niños hay que enseñarles a refrenarse, que es la capacidad de discernir cuánta fuerza se necesita, y a no aplicar más fuerza de la necesaria. Esto puede implicar "poner la otra mejilla". 2 Pero los niños a veces tienen que enfrentar abusadores que no les dejan otra opción más que resistir o ser víctimas de abuso. A veces un abusador se va sin que se dé ni un solo golpe, sólo ante el reconocimiento de que un niño no está dispuesto a ser dominado. En otras ocasiones, puede sobrevenir una pelea que termine con poco daño real en cada niño, pero que deje al niño que rehusó ser dominado en mucho mejor condición y con más autoestima.
Los niños no son adultos en miniatura. Los adultos pueden tener la madurez de entender las profundas afirmaciones de Jesús, aunque sea una lucha para ellos vivir conforme a las mismas. No debemos esperar que los niños comprendan las cosas más allá de su desarrollo espiritual y emocional. Hacerlo probablemente los provoque a ira (Efesios 6:4), o los haga tropezar (Lucas 17:1-2). Tenemos que protegerlos cuando sea posible, pero también necesitamos permitirles que desarrollen las herramientas que van a necesitar para entender y responder eficazmente a los desafíos de la vida adulta.
Notas:
1. A veces los adultos pueden intervenir con buen resultado para guiar a los niños en situaciones difíciles, enseñando al mismo tiempo valiosas lecciones espirituales. He aquí un ejemplo: a un niño de sexto curso lo estaba molestando el niño más grande de su curso. Cuando el maestro atrapó al abusador robando dulces a su compañero, el problema se empeoró, intensificando la hostilidad del niño abusador. El muchacho y sus padres cristianos hablaron con el niño abusador acerca del problema. Conversaron de cómo la pobreza, la falta de amigos en la escuela y la falta de amor y supervisión paternos en el hogar podía estar contribuyendo a su crueldad. Usaron las circunstancias para hablar del significado de Mateo 5:44, y empezaron a orar por el niño abusador.
La situación al poco tiempo llegó al colmo cuando el niño abusador robó el yo-yo del otro niño. Aunque éste se lo pudo quitar, por consejo de sus padres decidió usarlo como una manera de mostrar el amor de Dios al niño abusador. Al día siguiente se reunió con el abusador, le dio el yo-yo, y dijo: "Este yo-yo es de Dios. Cada vez que lo uses recuerda que Dios te ama." Este acontecimiento inició un cambio drástico en la relación entre los dos niños. Se hicieron amigos y sus familias establecieron una relación amistosa.
2. Véase la RPD ¿Qué quiso decir Jesús cuando declaró que "no resistamos a malo, sino que si nos golpean, pongamos la otra mejilla?"

¿Cómo dice la Biblia que debo lidiar con otro cristiano que me ha hecho daño?
Mateo 18:15-17 proporciona las "normas de procedimiento" para la resolución de conflictos entre cristianos. Se aplica a las relaciones entre iguales, no al abuso sexual ni a otros delitos que caen en la categoría del derecho penal. Aunque este es un pasaje breve de las Escrituras, es más que una simple fórmula. Es preciso obedecerlo en el espíritu de sabiduría y compasión que debe caracterizar a todas las relaciones cristianas. El propósito de toda confrontación es sanidad espiritual y restauración de la relación, no venganza.
Como dice el versículo 15, el primer paso para resolver una relación estropeada es que el que siente que se ha pecado contra él confronte confidencialmente al que le ha ofendido. Desafortunadamente, este primer paso privado a menudo se pasa por alto. En vez de tomar la iniciativa de hablar personalmente con el que nos ha ofendido, nos inclinamos a buscar aliados compartiendo nuestra versión de los hechos con la persona errada. Cuando no enfrentamos al ofensor en persona dejamos que se quede sin confrontar, y eso aumenta la distancia y la desconfianza entre él y nosotros.
Si el hermano o la hermana que ofende no acepta nuestra corrección, ahí no termina el asunto. Entonces procede involucrar a dos o tres personas más como testigos de nuestro problema. Mientras seguimos protegiendo la confidencialidad, estos testigos han de unirse a nosotros en un segundo intento de confrontar y reconciliar.
Si el que nos ha ofendido no expresa arrepentimiento ni cambia su corazón, ni siquiera después de esta confrontación con dos o tres testigos, se requiere la autoridad de la iglesia completa. Jesús declaró:
Si no los oyere a ellos, dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano (Mateo 18:17)
Esto significa que si la parte ofensora no acepta la autoridad de la iglesia, no hemos de tener más comunión con esa persona como hermano o hermana en Cristo. Más bien hemos de amarla de la manera como Jesús amaba a los publicanos y pecadores públicos que necesitaban desesperadamente conversión espiritual.
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El perdon
¿Qué es el perdón?
La gente a menudo tiene la impresión de que la Biblia requiere que el perdón sea incondicional. 1 Pero la Biblia no dice eso. Nos dice que debemos perdonar "de la manera que Cristo [nos] perdonó" (Colosenses 3:13). Aunque el perdón de Dios es inmerecido, no es incondicional. El perdón del Señor es ofrecido sólo a aquellos que confiesan su pecado y se arrepienten (2 Crónicas 7:14; Levítico 26; Lucas 13:3; 1 Juan 1:8-10).
Superficialmente, podría parecer noble perdonar incondicionalmente. Pero el perdón incondicional por lo general está motivado más por el temor que por el amor. Y por eso usualmente es destructivo. Si una esposa sigue perdonando incondicionalmente a un marido que tiene el hábito de ser infiel y abusador, su tolerancia probablemente dé como resultado más abuso y falta de respeto. Esa clase de perdón "incondicional" expresa la determinación de aferrarse a las cosas como están. Por muy malas que estén las cosas, esta mujer teme que empeoren si hace a su esposo responsable. La pasiva aceptación de su conducta probablemente lo anime a seguir en su pecado. En lugar de que su perdón sea un acto de amor útil, en realidad es una violación al amor que obstaculizará el crecimiento de su esposo hacia la semejanza a Cristo.
La enseñanza específica de Jesús acerca del perdón en Lucas 17:3-4 dice claramente que el perdón debe venir después del arrepentimiento:
Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale.
El perdón inmerecido y el perdón incondicional son cosas radicalmente distintas. Se necesita valor y carácter para perdonar a aquellos que se arrepienten y nos piden perdón. Si los perdonamos, corremos el riesgo de que nos hieran de nuevo. Su arrepentimiento no se gana nuestro perdón de ninguna forma. Ellos siguen siendo responsables del daño que han hecho. Pero aunque su arrepentimiento no los hace merecedores de nuestro perdón, sí los hace elegibles. Podemos perdonarlos gracias al ejemplo de perdón que Dios nos ha dado en Cristo (Mateo 18:21-35).
El perdón incondicional es una afrenta contra la justicia y una negación del significado del pecado y sus crueles efectos. El perdón inmerecido es una expresión de amor divino y la única base para nuestra esperanza de salvación.
En un mundo imperfecto, el perdón no debe darse incondicionalmente. Pero siempre debemos estar dispuestos a compartir el perdón inmerecido que hemos recibido a través de Cristo. Debemos ser realistas al confrontar a nuestros enemigos, pero también debemos procurar amarlos y responderles de una manera que a la larga sea para su bien.
Notas:
1. En Mateo 5:38-47, Jesús hizo tres afirmaciones radicales. Primero, dijo que una persona debe poner la otra mejilla cuando alguien lo golpea. Segundo, declaró que sus seguidores deben dar a los que les ponen a pleito más de lo que piden. Y tercero, dijo que una persona que es obligada por un oficial romano a llevar una carga por una milla, debe ofrecer ir dos. ¿Significa esto que no debemos defendernos cuando alguien nos ataca? ¿Es nuestro deber dejar que otros se aprovechen de nosotros? Esa no puede haber sido la intención de Jesús. Después de todo, Él aconsejó a sus discípulos que fueran "astutos como las serpientes e inocentes como las palomas" (Mateo 10:16). Su bien conocida "regla de oro" (Mateo 7:12) contiene la clara implicación de que no debemos exhortar a la gente a que haga algo que pueda dañar su carácter (como abusar de los demás, robar, etc.)

¿Acaso perdonar significa olvidar?
Muchas personas creen que para perdonar a alguien deben primero estar dispuestos a olvidar. Con esto quieren decir que deben poder desechar de su memoria los dolorosos acontecimientos que causaron la ruptura en la relación. En otras palabras, necesitan fingir que nunca pasó nada malo.
Tratar sencillamente de olvidar el daño que nos han hecho es como rociar pintura a un auto viejo y oxidado. Al principio parece una solución fácil, pero a la larga, el óxido sale a flote y el problema es peor que antes.
Los cristianos con buenas intenciones a menudo apoyan el modelo de perdón de "perdonar y olvidar" apelando al perdón de Dios como se ve en Jeremías 31:34. Desde su punto de vista, este texto significa que antes de perdonar hay que olvidar. Dicen que si no olvidamos, no podemos perdonar.
Claro que en cierto sentido Dios "olvida" nuestros pecados. Una vez que nos ha perdonado nunca los usará como evidencia contra nosotros. Pero el Creador omnisciente no puede olvidar las cosas como las olvidamos nosotros. Se puede borrar información de la memoria magnética de una computadora, el tiempo y la incapacidad pueden desvanecer los recuerdos humanos, pero la historia completa está constantemente delante de los ojos de Dios. De eternidad a eternidad, Dios es el mismo. El divino Autor de las Escrituras hizo que los pecados de Jacob, Moisés, David, Pedro y Pablo quedaran registrados para beneficio nuestro. Él no ha olvidado sus pecados en el sentido histórico, sino que nunca serán usados como base para condenación. Lo que Dios "olvida" es la deuda por nuestro pecado, la paga debida por nuestro pecado.
Dios no espera que borremos los pecados de los demás de nuestra memoria. De hecho, probablemente no podremos hacerlo, por mucho que nos esforcemos. Seguro que Él no querría que fingiéramos haber olvidado las cosas que no podemos olvidar. Lo que desea es que olvidemos los pecados cometidos contra nosotros (Mateo 6:14-15) de la manera en que Él perdona los pecados nuestros contra Él, que son mucho más grandes (Mateo 18:23-35).
Se necesita un perdón mucho mayor para perdonar una ofensa que recordamos claramente que para perdonar algo que hemos olvidado parcialmente. El simple hecho de ignorar nuestro recuerdo de una ofensa no es perdón, es sólo supresión de la ira. El perdón genuino, como el perdón de Dios, ve claramente la ofensa y luego la perdona retirando la pena y continuando la relación. Es natural lidiar con nuestra ira suprimiendo nuestro recuerdo de una ofensa, pero es sobrenatural recordarla claramente y renunciar a nuestro derecho a la venganza. La venganza hay que dejarla en manos del Único que siempre es objetivo y justo (Romanos 12:19-21).

¿Qué hacer cuando uno es rechazado después de hacer los mejores esfuerzos por reconciliar una relación rota?
Si hemos vivido y amado lo suficiente, todos conocemos el dolor de una relación rota. También conocemos el gozo de la reconciliación cuando esa relación se arregla. Desafortunadamente, amar bien a alguien y tratar de reconciliarse con esa persona no ofrece ninguna garantía de que la restauración será bienvenida. Cuando alguien se niega a reconciliar una relación rota pueden aumentar la frustración, el dolor y las dudas sobre uno mismo. El deseo de encontrar la manera eficaz de restaurar la relación rota se intensifica.
Lamentablemente, no hay ningún procedimiento garantizado que podamos aplicar para asegurar la restauración de una relación rota. A veces, todo lo que podemos hacer es afligirnos por la pérdida de esa relación. Y eso fue lo que Jesús nos enseñó. Él es el ejemplo perfecto de uno que derramó su amor a sus criaturas abnegadamente y les ofreció la oportunidad de reconciliarse con su Creador. Sin embargo, esas criaturas no querían nada con Él.
En uno de los versículos más tristes de la Biblia, Juan registra en una sola oración el hecho de que Jesús «a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron» (Juan 1:11).
La respuesta de Jesús al rechazo de su oferta de reconciliación fue una profunda aflicción y tristeza que le hicieron llorar y orar por los suyos. Vemos el corazón destrozado del Hijo de Dios cuando se sienta fuera de las murallas de Jerusalén y se lamenta diciendo: «¡Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus pollitos debajo de sus alas, y no quisiste!» (Mateo 23:37).
Una de las verdades más aterradoras que todos debemos enfrentar es el hecho de que no podemos obligar a nadie a que nos ame, hagamos lo que hagamos. Incluso si aceptamos la responsabilidad apropiada por el daño que les hemos causado, si confesamos nuestro pecado contra ellos y pedimos perdón, no hay seguridad alguna de que vayan a responder de la misma forma. Pueden optar por permanecer distantes. Aunque tener una relación sin resolver perturba profundamente, una de las verdades más liberadoras es que nadie tiene el poder de impedir que los amemos. Y eso es todo lo que Dios nos llama a hacer: amar a los demás de la manera en que Él nos ha amado (Juan 13:34; 15:12).
Todos desearíamos que hubiera un «próximo paso» que hiciera la reconciliación posible cada vez. Lamentablemente, ese paso no existe. Sin embargo, en esos momentos, cuando nuestros mejores esfuerzos por amar son rechazados, tenemos la oportunidad de compartir los sufrimientos de nuestro Señor, experimentar su dolor y su implacable anhelo de reconciliación (Filipenses 1:29).
Tenemos que protegernos de una culpa falsa que asume que debemos poder hacer algo para «arreglar» todas las relaciones, como si todo dependiera de nosotros solamente. Aunque debemos asumir la responsabilidad que nos toca en una relación, no debemos asumir que somos los únicos responsables de la brecha en la relación. En vez de hacer responsable a la otra persona de sus decisiones, podemos tender a dejar a la gente libre de responsabilidad y culparnos de «no hacer lo suficiente» o «de que nos falta algo» que sería la llave para abrir la puerta a la relación.
Ese tipo de razonamiento no es sólo desmoralizador, sino controlador y no bíblico. Dios nunca nos pide que asumamos la responsabilidad de los demás, sólo la nuestra. Ese tiene que ser nuestro foco de atención.

¿Debo perdonar si no hay arrepentimiento?
El perdón incondicional es la cancelación de una deuda a todos los que nos ofenden intencionadamente, ya sea que admitan o no lo que han hecho. Sin embargo, ofrecer perdón cuando no hay arrepentimiento no corresponde al ejemplo bíblico de perdón (Lucas 17:3,4).
La Biblia dice que hemos de perdonar como Dios nos perdonó a nosotros (Efesios 4:32; Colosenses 3:13). Dios nos perdona cuando nos arrepentimos (Marcos 1:15; Lucas 13:3,5; Hechos 3:19). Él no concede el perdón a los que endurecen la cerviz y se niegan a arrepentirse. Debemos reconocer nuestro pecado y arrepentirnos para recibir y disfrutar el perdón misericordioso de Dios. Dios requiere arrepentimiento y nosotros debemos requerirlo también.
El arrepentimiento es importante porque es la única esperanza que tiene la persona de cambiar verdaderamente (Mateo 18:3; Hechos 26:20). Si no admitimos nuestro pecado, es imposible ser transformados. Si no somos agudamente conscientes de la dirección pecaminosa en que van nuestras vidas, no veremos la necesidad de ajustar la dirección. El arrepentimiento demuestra que necesitamos a Dios para que nos ayude a cambiar nuestra manera de pensar, actitudes y conducta.
Una persona que no se arrepiente mantiene un sentido de control sobre su vida a través del orgullo, lo cual puede llevar a la destrucción, la violencia y la animosidad (Proverbios 8:13; 16:18; 29:23). Volverse hacia Dios (arrepentimiento) es necesario para romper el ciclo de conductas destructivas y patrones de relacionarse con los demás. Si como creyentes no requerimos el arrepentimiento de parte del ofensor, impedimos que la persona vea su necesidad de Dios y de experimentar Su perdón. Para decirlo de una manera sencilla, el perdón es un proceso de dos vías: arrepentimiento de parte del ofensor, y perdón de parte del ofendido.
Cuando sólo ocurre una parte del proceso del perdón, el dolor que siente el ofendido puede llevar al odio, la amargura y el deseo de venganza. Puesto que deseamos desesperadamente el alivio del deseo consumidor de desquitarnos, podemos vernos tentados a dejar el asunto o a «perdonar» sin confrontar nunca a la persona ni esperar a que muestre remordimiento.
Sin embargo, es incorrecto asumir que si no perdonamos a alguien vamos a sentirnos agobiados por el odio, la amargura y los deseos vengativos. Eso no es necesariamente cierto, porque la Biblia dice que hemos de amar a una persona ya sea que muestre o no remordimiento. Podemos amar a nuestros enemigos1, y aún así continuar sin resolver lo que tenemos pendiente con ellos. En muchos casos, es una mayor muestra de amor retener el perdón hasta que se haya demostrado un cambio de corazón, que ofrecer perdón sin que el ofensor reconozca que ha hecho mal deliberadamente.
En vez de ceder a la venganza podemos suavizar nuestros corazones para con aquellos que nos han herido cuando admitimos humildemente que nosotros también hemos herido a otros. Es únicamente por la gracia de Dios que podemos disfrutar de Su bondad hacia todos nosotros. Es igualmente importante considerar que podemos tener fe en que Dios se vengará si es necesario (Levítico 19:18; Romanos 12:19-21) y en que Él va a hacernos responsables de lo que hagamos (Romanos 14:12; Hebreos 4:13). No tenemos que preocuparnos porque Dios nota nuestro dolor (Salmo 147:3). Con ese pensamiento podemos demostrar una confianza más profunda en Dios y ser guiados a orar por aquellos que nos han herido.
Sí, el perdón incondicional se puede conceder sin que el ofensor sepa nunca que nos hirió. Pero este «perdón» unilateral no es lo mejor para nosotros ni para la persona que nos hirió. Devalúa el significado del arrepentimiento y roba, tanto al ofensor como a nosotros, la oportunidad de crecer en Cristo.
El propósito máximo del perdón es la sanidad de una relación. Esa sanidad ocurre únicamente cuando el ofensor se arrepiente y demuestra remordimiento, y el ofendido concede el perdón y demuestra una aceptación de amor.
Notas: Un enemigo se puede definir como aquel que intencionadamente nos hiere, es destructivo, y en quien no se puede confiar por su falta de remordimiento. El perdón incondicional implica que nuestra respuesta a nuestros enemigos debe ser ofrecer perdón sin respuesta de parte del ofensor. Sin embargo, la Biblia enseña que debemos responder a nuestros enemigos en amor (Mateo 5:44). Las Escrituras no enseñan que necesitamos perdonar a nuestros enemigos. Lo que enseñan es que debemos amarlos y orar por ellos. Amor y perdón no son sinónimos.
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Relaciones entre padres e hijos ¿Qué dice la Escritura acerca de disciplinar a los niños?
La Escritura dice que si un padre ama a su hijo lo corrige cuando se pasa de la raya. Un padre que ama guía y enseña a sus hijos. La Biblia agrega que si uno no enseña ni instruye a un hijo es porque no lo ama (Proverbios 13:24). Esas son palabras muy potentes para los padres.Es amor disciplinar a un hijo porque los beneficios de la disciplina le dan esperanza, lo ayudan a tomar buenas decisiones y a vivir una vida larga y en paz (Hebreos 12:11; Proverbios 6:23; 10:17; 12:1; 15:5; 15:32; 19:18).La disciplina da esperanza, vida, paz y carácter a un hijo porque le saca de la cabeza ideas necias tales como: "Puesto que el mundo gira a mi alrededor, soy la persona más importante y debo salirme con la mía. Nadie más importa." Por medio de una disciplina de amor, un hijo puede cambiar el centro de atención de sí mismo y mirar a su exterior para aprender a ser empático y respetar a Dios y a los demás.Es un fracaso amar a un hijo si el padre prefiere ignorar las cosas antes que abordarlas directamente. La falta de disciplina enseña equivocadamente a los hijos que sus decisiones no tienen consecuencias. Un hijo que crece con poca o ninguna disciplina puede llegar a ser un adulto que tenga problemas con el dominio propio, la ira y el respeto a los demás (Efesios 6:4). Lo más probable es que sea exigente y egocéntrico cuando sea adulto. La Biblia dice que una persona que rechaza la disciplina termina en vergüenza y pobreza. Será un estúpido, actuará neciamente y desviará a otros. El rechazo de la disciplina revela además a una persona que se aborrece a sí misma (Proverbios 10:17; 12:1; 13:18; 15:5; 15:32).La disciplina es necesaria porque nos motiva a cambiar por razones correctas. Da a los niños las herramientas adecuadas para vivir de manera responsable en el mundo. Descuidar la disciplina es no amar a los niños bien y además impide que los padres experimenten la delicia y la paz de ver a sus hijos vivir contentos (Proverbios 29:17). Los padres que reconocen sus propios problemas con la disciplina 1 pueden enfrentarlos y, por medio de una disciplina firme, ofrecer en amor un lugar seguro para que los niños crezcan y maduren.
Notas.
Las siguientes son posibles razones por las que un padre encuentra que es difícil disciplinar:La disciplina exige mucho tiempo y paciencia. Dependiendo de la edad del niño y su nivel de comprensión, puede ser necesario que los padres expliquen lo que el niño hizo mal, por qué fue malo, y las consecuencias con las que tendrá que vivir. Para ello se necesita una cantidad significativa de tiempo. Desafortunadamente, debido a lo ocupada que vive la gente, dejar pasar las cosas es más fácil que abordarlas directamente. La disciplina requiere además buen juicio. Los padres han de poder evaluar una situación rápidamente, decidir cuáles son las cosas importantes que deben afrontar, y elaborar un plan de acción que funcione. Los padres necesitan conocer a sus hijos y entender cuáles consecuencias pueden manejar y qué enseñanza pueden obtener de ellas. A veces puede ser difícil tener que pensar rápidamente y usar un juicio acertado en situaciones acaloradas.Los padres sienten a veces que sus esfuerzos de disciplinar son inútiles porque los hijos siguen teniendo los mismos problemas. Un padre o una madre se puede sentir tentado a desistir porque es agotador abordar problemas una y otra vez. Pero desistir comunica el mensaje de que no vale la pena esforzarse para influir a ese niño de manera que sea una persona responsable (Proverbios 13:24).

¿Qué pueden hacer unos padres amorosos si se enteran de que su hijo está llevando un estilo de vida homosexual?
Pocas cosas compiten con la agonía que muchos padres sienten cuando se enteran de que su hijo adulto está llevando un estilo de vida homosexual. La mayoría se sienten pasmados, confundidos, dolidos y avergonzados. Lo más importante que los padres pueden hacer es seguir amando al hijo sin tolerar sus decisiones. Una de las peores cosas que pueden hacer es rechazar y cortar su relación con el hijo adulto por vergüenza. La Biblia es clara en cuanto a que el amor "todo lo sufre" y "nunca deja de ser" (1 Corintios 13:7-8).El proceso de amar a un hijo adulto que ha escogido un estilo de vida homosexual suscita muchas situaciones perturbadoras. Por ejemplo, muchos padres se enfrentan a la difícil situación de si deben "aceptar" o no al compañero homosexual de su hijo. Si lo hacen, temen estar tolerando la homosexualidad. La respuesta a este tipo de situación depende en parte de lo que se quiere decir con "aceptar". Los padres transigen en su moral si creen que la aceptación significa aprobar la relación homosexual. Deben seguir amando a su hijo todo el tiempo, pero no deben confundir nunca el amor incondicional con la aprobación incondicional. Dios nos ama incondicionalmente, pero no aprueba incondicionalmente todo lo que hacemos. Los padres que aman no aprueban lo que saben es malo y perjudicial para su hijo o hija. Sin embargo, a pesar de desaprobarlo, los padres que se preocupan por sus hijos no los despiden ni los echan fuera. Los padres pueden demostrar un amor incondicional tratando a su hijo o hija, así como al compañero o la compañera homosexual de ellos, de una manera amorosa y respetuosa. Pueden sostener con ellos un diálogo cortés o invitarlos a cenar en la casa si es que la cortesía es recíproca. Pero es importante que los padres comuniquen claramente que su amabilidad no implica aprobación. Más bien implica una profunda preocupación que ve más allá del síntoma de la homosexualidad, el dolor y el pecado que hay detrás, y una profunda convicción de que es posible cambiar.

¿Es malo que les grite a mis hijos?
Puede haber momentos en que los padres se vean obligados a levantar la voz. A veces los padres necesitan captar la atención de un hijo inmediatamente porque el hijo está en grave peligro. Por ejemplo, puede que los padres tengan que gritar para detener a un hijo que está a punto de cruzarse en el camino de un auto en marcha. Sin embargo, en la mayoría de los casos, es malo gritar a un hijo.Los gritos intimidan y asustan a los niños. Producen sentimientos de ansiedad e inseguridad, y si se grita cuando se está enojado, puede que el niño se pregunte si sus padres realmente lo aman. Las palabras apresuradas y descuidadas gritadas con ira despiertan hostilidad e inculcan temor y desaliento en los niños (Proverbios 15:1; Efesios 6:4; Colosenses 3:21). Los gritos airados quebrantan el espíritu de un niño porque comunican: "Yo soy grande, tú, pequeño. Yo soy fuerte y tú débil."Con el tiempo, este tipo de control destruye el sentido natural de valía del niño. El niño empieza a creer que es débil e impotente. Por otro lado, el Señor Jesús nos mostró cómo tratar a los niños con amabilidad. Sin hablarles de una forma que los intimidara ni les creara temor, los invitó a que se acercaran a Él (Mateo 19:14).Algunos padres gritan para descargar su rabia. Puede que estén enojados porque se sienten impotentes en una situación. O, puede que estén enojados por cosas que no tienen nada que ver con el niño. Gritar es una forma de evitar lidiar con los problemas de una forma respetuosa y directa. Esto viola el principio bíblico de decir la verdad en amor (Efesios 4:15). Los gritos no motivan a los hijos a obedecer por buenas razones. Más bien tienden a hacer que el niño obedezca exclusivamente por temor, el temor de perder la relación. Los padres deben hacer a los hijos conscientes del hecho de que una mala conducta y actitud puede traer consecuencias negativas. Ese es un freno legítimo. Pero nunca deberían hacer que un niño crea que sus actitudes o acciones darán como resultado la pérdida del amor de uno de los padres. Un niño a quien se le grita regularmente se siente inseguro del amor de sus padres. Cuando le gritan, el niño se siente rechazado, y con el tiempo comienza a creer que el amor de sus padres depende de su buena conducta.Todos los padres cometen errores y gritan de vez en cuando. Sin embargo, los padres buenos piden a Dios que les ayude a reconocer cuando están equivocados (Salmo 139:23-24). Están dispuestos a entender y aceptar la manera en que su ira puede hacer daño a sus hijos. Cuando reconocen su pecado, se disculpan y se esfuerzan para reafirmar a sus hijos el amor que les tienen.

¿Muestra amor un padre o una madre que retira su apoyo económico a un/a hijo/a adulto/a que está viviendo de manera rebelde y pecaminosa?
El dar a nuestros hijos una mayor libertad para que tomen sus propias decisiones puede ser una de las tareas más difíciles para los padres. Como tales queremos proteger a nuestros hijos de malas decisiones. Sin embargo, sabemos que a medida que los hijos llegan al final de la adolescencia y cumplen los 20 años deben aprender a tomar decisiones por sí mismos y a vivir con esas decisiones. El dejarlos hacer esto forma parte del proceso de crecer.Los padres encuentran esta tarea más difícil cuando un/a hijo/a adulto/a en la flor de su juventud empieza a tomar decisiones extremas sobre su estilo de vida que son claramente rebeldes y destructivas. Todos los adultos jóvenes toman malas decisiones. Muchos tienen momentos de rebeldía. Pero los padres amorosos podrían tener que considerar retirarles el apoyo económico cuando la rebeldía es extrema y descontrolada. A ningún padre ni a ninguna madre le gusta tener que hacer eso, pero sí pueden demostrar un amor firme al cortarles la ayuda económica a un/a hijo/a que abusa de las drogas o que vive con un novio o una novia y tiene relaciones sexuales con él o ella, o se niega a trabajar.Los padres que vivan esta situación lucharán con su propia frustración e ira, pero estos sentimientos no deberían ser los que los motiven a retirar el apoyo económico. Lo que debería motivarlos es el darse cuenta de que no es amor apoyar el pecado de alguien. Es el darse cuenta de que sus hijos no van a crecer si no aprenden a asumir responsabilidades por sí mismos.Por ejemplo, facilitar que una hija de 20 años viva con su novio pagándoles algunas de sus cuentas no es lo mejor para ella. Por tanto, no es amor. Al mismo tiempo, una respuesta amorosa también es: «Aunque no vamos a apoyar tu pecado, tampoco nos vamos a alejar de ti. Seguiremos queriéndote, viéndote, y anhelando que vuelvas a casa y te sometas a nuestras reglas. Además, estaremos abiertos a conversar sobre cualquier cosa que hayamos hecho mal y que te haya herido.»Los padres pueden lograr mucho en lo que respecta a ayudar a sus hijos intentando entender de qué forma han contribuido a los problemas que hay en la relación. A veces, parte de la razón por la que un/a hijo/a adulto/a opta por rebelarse es hacer pagar a sus padres por haberlo herido o desilusionado. El pecado de los padres nunca excusa la decisión de un/a hijo/a adulto/a joven, pero los padres harían bien en mantenerse abiertos a explorar cómo pueden haber provocado sus hijos a ira, ya sea consciente o inconscientemente (Efesios 6:4).Los padres que no están dispuestos a ver si hay una viga en su propio ojo (Mateo 7:3-5) están en peligro de alejar a su hijo/a joven de ellos y de Dios. Sin embargo, los que unen el amor firme con la disposición de asumir responsabilidades por cualquier cosa mala que hayan hecho pueden empezar a conocer el dulce sabor de la reconciliación cuando ambas partes admitan su pecado y se perdonen mutuamente.

¿Cómo puedo ayudar a mis hijos a lidiar con el divorcio?
 Los niños sufren cuando sus padres se divorcian. Se sienten incapaces de detener el divorcio y, a veces, hasta se sienten responsables de causarlo. Sin embargo, los padres amorosos desean ayudar a sus hijos a manejar la agitación y confusión emocional que suceden durante un divorcio y después. Afortunadamente, la Biblia da directrices sobre cómo pueden ayudar los padres a sus hijos durante tiempos perturbadores como el divorcio.Asegúreles que los ama. Así como Dios nos consuela y nos da esa sensación de seguridad al recordarnos que es nuestro Padre celestial de amor que nunca nos dejará (Hebreos 13:5; Salmo 139-16), los padres divorciados necesitan dar a sus hijos una seguridad infinita de que los aman y los cuidan profundamente. Los niños cuyos padres se están divorciando temen ser abandonados. Les cuesta confiar en que su mundo no se les va a venir abajo. Por eso, la pareja que se está divorciando necesita decir a sus hijos repetidamente que los aman y que, a pesar de que uno de ellos se va de la casa, siempre estarán presentes para ayudarlos. Los padres que con ternura aseguran a sus hijos su continuo amor y compromiso pueden hacer mucho para tranquilizar la mente y el corazón de sus hijos, incluso en medio de la agitación del divorcio. Si un niño no se siente amado y seguro, le va a ser muy difícil enfrentar los otros desafíos de la vida (Proverbios 13:12). La tranquilidad que usted le brinde también puede plantar una semilla de confianza futura de que Dios los va a cuidar.No sólo son importantes las expresiones verbales de su amor, sino también que usted se esfuerce para mostrar su amor por medio de sus acciones. Crear una vida de hogar estable es una alta prioridad, y demuestra que sus hijos son importantes para usted. Trate de conservar la mayoría de las rutinas. Por ejemplo, si es posible, no los cambie de escuela. Si los niños estaban involucrados en alguna escuela, iglesia o actividades de la comunidad antes del divorcio, haga todo lo posible por mantenerlos involucrados en esas mismas actividades. Reducir los cambios al mínimo puede ayudar a los niños a permanecer conectados con la vida que tenían antes del divorcio. Claro que algunas cosas van a cambiar, pero las rutinas firmes y el mantener el mismo sistema de apoyo (amigos y familia) durante la experiencia pueden ayudar a los niños a lidiar mejor con el dolor y la confusión emocional.Otro principio importante de la Biblia es que podemos ser honestos y abiertos acerca de nuestros sentimientos. Esa expresión honesta de nuestras verdaderas emociones nos puede liberar de patrones de pensamiento, sentimiento y conducta que no son sanos (Salmos 107:6,13,19,28; 118:5). Los niños que pasan por el divorcio de sus padres experimentan una variedad de emociones tales como ira, tristeza y culpa. El no dejar salir estos sentimientos inhibe el crecimiento de los niños. También les crea tensiones internas y «actúan» según se sienten, por lo general de maneras no saludables. El problema es que es difícil para muchos niños saber lo que están sintiendo y reconocer cómo influyen sus sentimientos en su conducta. Los padres pueden ayudar a sus hijos exhortándolos (no obligándolos) a expresar sus emociones por medio de la conversación, el arte, la música o alguna otra forma de comunicación. Luego hablen juntos sobre los sentimientos y vincúlenlos con su conducta («Golpeaste a tu hermano porque estabas enojado»). Ayude al niño a ver que hay mejores formas de lidiar con la emoción («Vamos a hablar de otras maneras en que puedes expresar tu ira»). A veces, un niño puede ocultar sus sentimientos hasta el punto de que el padre o la madre no puede hacer la conexión entre la emoción y la conducta. Es en este punto donde muchos padres se han beneficiado de la ayuda y el consejo de un consejero o psicólogo.Todos los divorcios son diferentes, pero producen problemas comunes: temor de abandono, cuestiones de ajustes y dificultad para comunicar los sentimientos. Los padres que expresan su amor a sus hijos por medio de la seguridad, la estabilidad y dándoles la oportunidad de expresar sus sentimientos pueden ayudarlos a lidiar con la agitación del divorcio.
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Hostilidad
¿Cómo debe responder un cristiano al odio y la hostilidad?
Tratar de seguir a Cristo a menudo conduce a ser criticado y odiado equivocadamente. Jesús dijo a sus seguidores: "Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece" (Juan 15:19). Y la Biblia dice que "todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (2 Timoteo 3:12). Entonces, ¿cómo hemos de responder al odio, la hostilidad y la persecución cuando está dirigida a nosotros?Soportar un odio injusto es algo que Dios requiere y recompensa. En Mateo 5:44 Jesús dijo: "Amad a vuestros enemigos … y orad por los que … os persiguen." Y en Lucas 6:22-23 dijo: "Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. Gozaos en aquel día, y alegraos, porque he aquí vuestro galardón es grande en los cielos."Los cristianos deben evitar el conflicto innecesario (Mateo 5:9; Romanos 12:18; 14:19), pero habrá momentos en que no se puede evitar el conflicto (Mateo 10:34; 1 Pedro 2:19-21; 3:13-17; 4:12-16). Jesús dijo que sus seguidores serían odiados y perseguidos (Lucas 21:17; Juan 15:18-21). El sólo buscar la verdad y vivir por la luz pone al descubierto la oscuridad en las vidas de los demás e incita al odio (Juan 15:22). Una vida obediente obliga a la gente rebelde a encarar su maldad y su necesidad de redención (Isaías 30:9; Juan 9:39; Romanos 2:8). La Biblia articula claramente la respuesta adecuada del cristiano a la hostilidad. Por ejemplo, cuando nos maldicen, hemos de responder con bendición (Lucas 6:28; Romanos 12:14). Cuando nos obligan a hacer algo que no queremos, hemos de recorrer la milla extra (Mateo 5:41). Si "sufrimos por hacer el bien" hemos de "soportarlo" (1 Pedro 2:20). Estas respuestas son difíciles de poner en práctica, pero demuestran que nos está motivando algo sobrenatural, algo que trasciende la pura naturaleza humana (Mateo 5:46-47). 1 Cuando devolvemos bien por mal seguimos el ejemplo de Cristo (1 Pedro 2:20-23). Nuestros enemigos serán tomados por sorpresa, y hasta se quedarán pasmados. Ellos esperan (y probablemente deseen) una respuesta airada. Nuestra ira sería natural y confirmaría su sensación de control. Pero una respuesta benigna no sería natural, ni siquiera comprensible. Jesús no ofrece garantías de que una respuesta humilde vaya a suavizar el corazón de nuestro enemigo. Aunque nuestro enemigo podría desconcertarse, una persona verdaderamente mala se puede airar aún más. Podría renovar sus ataques con más tenacidad. Pero también existe la posibilidad de que nuestro enemigo pueda quedar desarmado, intrigado y atraído a la fe.No es de extrañar que el apóstol Pablo exhortara a los cristianos así:Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión. No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza (Romanos 12:16-20).Notas:1. Una razón es que raras veces sabemos con certeza por qué nos odian. Nos halaga creer que somos totalmente "perseguidos por causa de la justicia" (Mateo 5:10). Pero en términos realistas, el bien que hacemos a veces está mezclado con egoísmo, celos, orgullo y autoprotección. Si somos honestos nos damos cuenta de que hay veces en que nuestros enemigos están señalando con razón algo feo en nosotros, y están enojados por nuestro pecado.Otra razón por la que debemos estar dispuestos a ser buenos con nuestros enemigos es que nosotros mismos nos hemos beneficiado de la gracia de Dios y estamos en deuda con el amor de Dios (Mateo 18:23-35). Dios nos ofreció misericordia, incluso cuando nosotros lo aborrecíamos a Él injustamente. Los que hemos experimentado el milagro del amor incondicional de Dios debemos ser los primeros en luchar por la paz y resistir el impulso a condenar (Mateo 5:22; Romanos 12:10).
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Matrimonio
¿Deberían las parejas cristianas usar anticonceptivos?
 El asunto de la anticoncepción suscita una controversia legítima entre los cristianos. En un momento determinado, todos los cristianos se oponían a esta práctica unánimemente. Sin embargo, el avance de la tecnología ha hecho que los anticonceptivos artificiales 1 sean tan seguros y cómodos que la oposición ha disminuido. Aunque la enseñanza católicorromana sigue oponiéndose a ellos 2 , el liderazgo protestante ha tendido a aprobar la anticoncepción artificial con poca expresión pública de reserva. A pesar de la enseñanza católica, muchas parejas cristianas hoy, tanto católicas como protestantes, tienden a ver el control de la natalidad como una necesidad moderna. Pero al mismo tiempo, existe una minoría perseverante de parejas cristianas sensibles que siguen sin sentirse cómodas con la anticoncepción artificial y prefieren formas naturales de planificación familiar como "el método del ritmo".El que consideremos o no la anticoncepción artificial como una necesidad refleja nuestra perspectiva del propósito de la sexualidad humana. ¿Cuál consideramos que es el propósito de las relaciones sexuales? Claro que su propósito más obvio y natural es iniciar la concepción y afirmar nuestro compromiso con los niños y la familia y con el futuro de la raza (Génesis 1:28).Pero hay parejas que no pueden concebir o que han sobrepasado los años de la concepción. Si es imposible que tengan hijos, ¿deberían abstenerse de las relaciones sexuales? La Biblia ni siquiera sugiere que ese sea el caso. No hay nada en las Escrituras que implique que es pecaminoso que las personas casadas tengan relaciones sexuales sin la posibilidad de tener hijos. Las relaciones sexuales dentro del matrimonio son puras y honorables, incluso cuando no puede haber concepción. Esto se debe a que el matrimonio es una expresión de la más profunda intimidad posible entre dos personas 3 , una intimidad tan profunda que Pablo la usa como símbolo del amor de Cristo por su Iglesia.¿Entonces por qué habría preguntas sobre el uso de anticonceptivos artificiales dentro del matrimonio? ¿No son todas las relaciones sexuales entre el esposo y la esposa honorables y puras por la naturaleza de su compromiso matrimonial? ¿No están la posición de la Iglesia Católica Romana respecto a la anticoncepción artificial, y la renuencia de muchas parejas sensibles a usarlos, basadas en un ascetismo no bíblico y un punto de vista que no es saludable, si acaso no mórbido, del cuerpo y la función sexual?Indudablemente que ha habido un elemento de ascetismo no saludable en la perspectiva que muchos cristianos tienen hacia la relación. La Iglesia cristiana también ha caído en el error del ascetismo. 4 Pero la oposición católica hacia la anticoncepción artificial se basa en algo mucho más profundo que el ascetismo. Se basa en el concepto de lo sagrado de la sexualidad y el misterio del amor humano. También se basa en el hecho de que la sexualidad se puede utilizar mal, profanar y torcer fácilmente y convertirse en algo feo y destructivo.Cuando percibimos la sexualidad humana con el respeto y la maravilla que merece, no consideramos los placeres físicos y emocionales que derivamos de ella un fin en sí mismos. Más bien los vemos como un subproducto derivado que se refina y aumenta en la medida en que sometemos nuestras propias actividades sexuales a la ley moral de Dios.La mayor atracción de las relaciones sexuales es su asombrosa intimidad, pero nuestra capacidad de experimentar intimidad sólo puede manifestarse dentro de ciertos límites. Primero, no experimentamos una verdadera intimidad con alguien a quien no apreciamos ni honramos. Nuestra capacidad de apreciar y honrar está directamente relacionada con el grado de compromiso que tenemos con nuestro ser amado. Segundo, el grado de compromiso con nuestro ser amado tiene que ver con el punto hasta el cual estemos ambos comprometidos con Dios y con su voluntad para nuestras vidas.La "revolución sexual" moderna nos ha llevado a olvidar la relación que existe entre la responsabilidad personal, el compromiso, el dominio propio y la intimidad. Ha tratado de hacer trampa a la ley moral de Dios por medio de una intimidad barata. Es por eso que tantas personas modernas buscan tener relaciones sexuales como si fueran un fin en sí mismas, sin compromiso 5 , sin responsabilidad, y sin más dominio propio que el necesario para pasar de una experiencia orgásmica a otra. Esa "intimidad barata" es peor para el espíritu humano que la mala comida para el cuerpo. Reemplaza la sexualidad saludable con la adicción sexual, produciendo un anhelo de más y más que no tiene posibilidad de alcanzar una verdadera satisfacción.Incluso dentro del matrimonio, la anticoncepción artificial se puede usar fácilmente con la meta narcisista de procurar el placer sexual como un fin en sí mismo. Un matrimonio saludable se construye sobre la base de una profunda comprensión e intimidad que incluye la relación sexual, pero la trasciende. Más que exhortar a un esposo y una esposa a apreciarse el uno al otro en muchos niveles, la anticoncepción artificial puede socavar fácilmente el desarrollo de una verdadera intimidad deteriorando el dominio propio y poniendo demasiado énfasis en el erotismo fácil y superficial, aumentando así la cantidad de contactos sexuales al tiempo que debilita la calidad de la relación.El uso de anticonceptivos artificiales está, ciertamente, dentro de los límites de la libertad cristiana. Sin embargo, igual que muchas cosas dentro de esos límites, se puede utilizar mal.Notas:1. La anticoncepción artificial se apoya en medicamentos, un dispositivo o cirugía para reducir o eliminar la posibilidad de concepción.2. La Catholic Enyclopedia [Enciclopedia Católica] dice: "El control de la natalidad es una perversión voluntaria de los dones naturales de Dios para engendrar hijos, impidiendo con ello la concepción por medio de un coito interrumpido o detenido, instrumentos anticonceptivos o cirugía que prohibe la función de órganos que de otra manera son saludables, o por medios médicos o químicos. Los efectos de tales acciones son limitar el número de hijos, impedir el nacimiento y a menudo escapar de las responsabilidades de ser padres. Es esencialmente malo porque: emplear la función sexual para la gratificación propia de tal manera que se prohiba el propósito natural de dicha función es pervertirla; anular el propósito primordial de la relación matrimonial sin una razón seria es oponerse a la voluntad divina. El comité de obispos de los Estados Unidos presentó la posición de la Iglesia en una declaración el 30 de enero de 1922: "La Iglesia condena todo dispositivo y método positivo de control de la natalidad como necesariamente inmorales porque son perversiones de la naturaleza y violaciones de la ley moral. Más aún, los mismos conducen inevitablemente a debilitar el carácter, degradar las relaciones conyugales, disminuir la población y degenerar la vida nacional. Como remedio para los males sociales y económicos, el control de la natalidad no es sólo errado e inútil, sino que tiende a apartar la atención de los métodos genuinos del mejoramiento social." (La Iglesia Católica Romana no prohibe la planificación familiar que se basa en el método del ritmo ni otros medios de evitar el embarazo de una manera natural.)3. Las Escrituras prohiben claramente las relaciones sexuales fuera del matrimonio. Cuando el matrimonio no es posible, las Escrituras nos exigen que cada uno de nosotros "sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor" (1 Tesalonicenses 4:4, BLA). Además, hay numerosos pasajes que afirman claramente que uno de los propósitos del matrimonio es la satisfacción emocional y la realización de la pasión sexual (Proverbios 5:18-19; 1 Corintios 7:2-9; 1 Timoteo 4:3).4. "El ascetismo en general es una autodisciplina externa rígida por medio de la cual el espíritu se esfuerza para tener un dominio completo sobre la carne y un grado de virtud superior. Incluye no sólo esa verdadera moderación o restricción de los apetitos animales que es un deber cristiano universal, sino la abstinencia total de goces legítimos en sí mismos como el vino, la comida animal, la propiedad y el matrimonio, junto con toda clase de penitencia y mortificaciones del cuerpo.… La tendencia … asceta descansa principalmente en un concepto enérgico aunque mórbido de la maldad de la carne y la corrupción del mundo; luego en el deseo de soledad y exclusiva ocupación en las cosas divinas; y finalmente, en la ambición de alcanzar una santidad y un mérito extraordinarios" (Schaff, History of the Christian Church [Historia de la Iglesia cristiana], Tomo II, p. 388).5. Cierto es que puede haber un grado de ternura e intimidad entre dos personas que no están comprometidas la una con la otra. Pero gran parte de la ternura y la intimidad en una relación como esa, donde no hay compromiso fluye del anhelo (aunque sea inconsciente) de una conexión personal que sea duradera. Si ese anhelo nunca se materializa, la persona se agota y se desilusiona. Procurar la intimidad sin un compromiso degenera en un placer narcisista de poder usar a otra persona para complacernos a nosotros mismos.

¿Existen motivos bíblicos para el divorcio y el nuevo matrimonio?
Aunque las Escrituras se toman el pacto del matrimonio muy en serio, permiten el divorcio y el nuevo matrimonio en algunas situaciones. Para aprender exactamente cuáles son esas circunstancias empezaremos con las regulaciones del Antiguo Testamento sobre el divorcio y el nuevo matrimonio. Luego consideraremos las palabras de Jesús sobre este tema. Finalmente veremos las instrucciones dadas por el apóstol Pablo.Deuteronomio 24:1-4 nos dice que cuando un hombre encuentra "alguna cosa indecente" en su esposa, se divorcia de ella y ambos se casan con otras personas, no pueden desbaratar este nuevo matrimonio para volverse a casar entre sí. 1 Sabemos poco acerca del índice de divorcio en Israel entre la época de Moisés y el exilio a Babilonia más de mil años después. Sin embargo, al principio de la era neotestamentaria los hombres se estaban divorciando de sus esposas por las razones más triviales que se puedan imaginar. En la literatura rabínica de aquella época, quemar la comida del esposo estaba en la lista de los motivos de divorcio. Aunque la escuela conservadora de Shammai enseñaba que la provisión de Deuteronomio 24:1-4 requería una violación moral grave, la mayoría de los rabíes pertenecían a la escuela de Hillel, la cual era mucho más indulgente. Según ellos, cualquier hombre que quisiera el divorcio debía poder obtenerlo fácilmente. Hasta los rabíes que seguían a Shammai creían que vivir en celibato era una violación a la masculinidad de un hombre. Por tanto, en la práctica, las dos escuelas abogaban por el nuevo casamiento de cualquier hombre soltero, independientemente de los que hayan sido los motivos del divorcio. 2 Por supuesto que aunque este haya sido el consenso rabínico, ciertamente no refleja la perspectiva bíblica del matrimonio. Las escuelas rabínicas de los días de Cristo muchas veces se equivocaban en su interpretación del Antiguo Testamento. Convertían la ley en un sistema de obras para obtener la salvación y creaban escapatorias por medio de las cuales las personas inteligentes podían hacer cosas terribles. Parece que esos eruditos judíos, que se enorgullecían de su lealtad a Moisés, a menudo no estaban a tono con la profunda espiritualidad de la ley.En este contexto cultural y religioso, la afirmación del Señor de que la gente que se divorciaba por motivos menores cometía adulterio cuando se casaba de nuevo era impactante. Hasta asombró a los discípulos, como lo evidencia su respuesta 3 (Mateo 19:10). La enseñanza de Jesús era claramente contraria a las costumbres fáciles de su tiempo de divorcio y nuevo matrimonio. Él declaró que la única causa de un divorcio válido era porneia (inmoralidad sexual, Mateo 5:32), un término que abarcaba una amplia gama de pecados sexuales. Posteriormente, Pablo añadió otra razón legítima para divorciarse: la deserción voluntaria de un no cristiano de su matrimonio con un cristiano (1 Corintios 7:15).Aunque el Nuevo Testamento explícitamente dice que tanto la infidelidad conyugal como la deserción de un no creyente son motivos de divorcio y nuevo matrimonio para un cristiano, no ofrece una descripción detallada de cómo debe lidiar un cristiano con una situación conyugal intolerable que no incluye ninguna de estas circunstancias. Parece que Pablo estaba pensando en esas situaciones cuando escribió:Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino el Señor: Que la mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su mujer (1 Corintios 7:10-11).Para resumir, existe un acuerdo general entre los evangélicos de que aparte de la muerte de un cónyuge, el Nuevo Testamento sólo da dos situaciones en las cuales se puede terminar un matrimonio con derecho a casarse de nuevo: la actividad sexual ilícita y el abandono por parte de un cónyuge incrédulo. No existen otros motivos correctos. Aunque podría ser necesario en algunas otras situaciones que un cristiano se separara o se divorciara de su cónyuge, las Escrituras le exigen que permanezca sin casarse hasta que se reconcilien. Desde el mismo principio, Dios reconoció el profundo valor del compromiso incondicional entre los esposos en el matrimonio. Misericordiosamente proporcionó una forma de salir de las relaciones que ya han sido destrozadas por el adulterio y el abandono, pero nunca fue su intención que hubiera "una salida fácil".Notas:1. Esto suscita tres preguntas:a. ¿Cuál es la "cosa indecente" que aparentemente daba al esposo motivo para divorciarse de su esposa? El significado del término "cosa indecente" no es claro. La expresión a menudo se traduce "desnudez" o "algo vergonzoso". Básicamente, no sabemos todo lo que el término representaba, pero debe haber sido un asunto serio, menor que el adulterio. b. ¿Cuál es la razón de la restricción de que no se podían volver a casar el uno con el otro?No se da una razón para la restricción que prohibía el nuevo casamiento de dos personas una vez que se habían casado de nuevo con otras personas. Ciertamente que impedía que un hombre hiciera el experimento de divorciarse de su esposa y se casara con otra mujer pensando que podía obtener un segundo divorcio y volver a su primera esposa si así lo quería. c. ¿Por qué permitía la ley de Moisés esta interrupción del matrimonio?El mismo Jesucristo afirmó que la ley mosaica permitía el divorcio "por la dureza" del corazón de los hombres (Mateo 19:8). Debido a la fuerte naturaleza patriarcal de la antigua sociedad de Israel, si a un hombre no le gustaba su mujer por cualquier causa, él tenía el poder de hacerle la vida insoportable. Se podía casar con otras mujeres, tratarlas con respeto y favoritismo, y tratar a su primera esposa como a una esclava. Si lo hacía, ella no tenía más remedio que acudir al apoyo de su familia. 2. En el Theological Dictionary of the New Testament [Diccionario teológico del Nuevo Testamento] de Kittel, bajo la explicación de porneia encontramos evidencia de que aun la estricta escuela de Shammai creía que era vergonzoso que un hombre divorciado permaneciera sin casar. Es interesante notar que, según Kittel, la escuela de Shammai enseñaba que una ofensa sexual de cualquier tipo era el único motivo de divorcio, pero abogaba por el nuevo matrimonio para todos los hombres divorciados, incluso aquellos que obtenían su divorcio por razones triviales. Parece que estos eruditos judíos estaban convencidos de que todos los hombres solteros encontrarían alivio sexual en alguna parte, y que la mejor solución era un nuevo matrimonio. 3. Puesto que la cultura judía consideraba vergonzoso que un hombre permaneciera sin casar después de la muerte de su cónyuge o después de divorciarse, los hombres divorciados de aquel tiempo se casaban otra vez rápidamente con nuevas personas, independientemente de las circunstancias del divorcio.

¿Cómo lidio con el dolor que estoy sintiendo por mi divorcio?
El divorcio nunca es fácil. Es una experiencia dolorosa que parte el corazón a todo el que está involucrado. Las familias terminan separadas dejando a los hijos confundidos, enojados y afligidos. Nadie "gana" en el divorcio.Cuando usted empieza a pasar por el divorcio su primer pensamiento es la supervivencia. Lo único que quiere es "poder soportar" el agudísimo dolor y seguir viviendo. Siente que le están desgarrando el corazón, pero la vida continúa. Debe ir a trabajar, pagar sus cuentas, limpiar la casa y seguir criando a sus hijos, cosas que algunos días pueden parecer una hazaña imposible.El divorcio tiene un impacto tan fuerte que muchos tratan de sobrevivirlo por medio de la negación. La negación es una manera de proteger su corazón de los duros sentimientos del rechazo, la desesperación y la traición, lo que puede ayudarle temporalmente a absorber el trauma inicial. Consciente o inconscientemente, puede que usted se diga a sí mismo: "Esto no está pasando en realidad." Podría convencerse de que su cónyuge está alardeando. Hasta podría evitar el decirle a los demás que su cónyuge le dejó o que piensa hacerlo.A medida que la dolorosa verdad comienza a penetrar en su mente, es vital que tenga el apoyo de sus familiares y amigos. Anímese a contarle a los amigos en quienes confía lo que está pensando y sintiendo. No debe tratar de soportar el dolor del divorcio sin la provisión emocional y espiritual de sus amigos y familiares.Una vez haya afrontado el hecho de que el divorcio es inevitable, experimentará muchos sentimientos abrumadores. La ira, la tristeza, el rechazo y sentimientos de traición le invadirán sin advertencia. Es importante que se permita esos sentimientos. No trate de taparlos ni adormecerlos con algo como la comida, el trabajo u otra relación. Todos podemos sentirnos tentados a suprimir nuestros sentimientos en alguna ocasión. Pero si se permite experimentar sus sentimientos va a fomentar con ello la sanidad, no a obstruirla. Si se dedica a evitar su dolor es más probable que experimente esos sentimientos dolorosos inadecuadamente más tarde en la vida y en diferentes relaciones.Estos momentos de emoción pueden ser oportunidades para que usted conozca a Dios de una forma más íntima. Permita que Dios le consuele y vende y sane sus heridas (Salmo 30:2). Puede permitirle que le muestre cosas que tal vez haya pasado por alto durante años. Dios quiere mostrarle una mejor forma de vivir su vida. Desea ayudarle a ver y a romper patrones de relacionarse con los demás que pueden haber contribuido a esta devastadora experiencia del divorcio. Este puede ser un tiempo de arrepentimiento por la manera como se ha relacionado con los demás en su vida. ¿Tiende a evitar los conflictos en las relaciones? ¿Le ha permitido a alguien por cierto tiempo que le falte el respeto? Tal vez usted tenga problemas con la intimidad y la comunicación. Esta parte de la sanidad es difícil y puede dar miedo. Puede que se sienta tentado a culpar a su cónyuge por todo lo que ha salido mal en su matrimonio. Culpar puede ser más cómodo que afrontar la parte que le correspondió en la ruptura del matrimonio, pero no le ayuda a crecer como persona.Pero, ¿y si usted ha sido víctima de horribles abusos y violaciones de confianza? ¿No tiene derecho a poner más de la responsabilidad del divorcio en su cónyuge? ¿No se justifica su ira? A veces experimentará sentimientos naturales de ira y amargura. Claro, es correcto y apropiado hacer a su cónyuge responsable de la manera como le hirió. Las Escrituras no dicen que para ser una persona amorosa debamos ignorar las faltas de los demás y permitirles seguir en pecado. Más bien en Romanos 6:1-2 Pablo dijo que si amamos a Cristo y reconocemos el alcance de su gracia, no debemos permitir que un ser querido siga en pecado. Amar bien significa estimular el crecimiento de la otra persona para que se parezca más a Cristo y hacerle ver su responsabilidad con la esperanza de que vuelva a sus cabales.Aunque se justifica cierta ira y amargura, no es bueno para nadie dejar que esos sentimientos crezcan y lleguen a convertirse en obsesión y venganza, pues esto impedirá que su corazón se someta a Dios (Proverbios 20:22; 22:4; 1 Pedro 5:5; Santiago 4:6-7).Un corazón sometido a Dios y lleno de amor se alimenta de oración y acción de gracias. Al pensar en la traición que hubo en su matrimonio sería fácil sucumbir a los deseos vengativos y al odio. La amargura y la depresión pueden entrar en el corazón y destruir el amor y la compasión. La mejor forma de afrontar estas emociones negativas es sumergiéndose en oración y acciones de gracias. Ore por usted, por sus anhelos no satisfechos y por su dolor. Ore por la persona que pronto será su ex cónyuge. Ore para que el propósito redentor de Dios se produzca en su vida. Ore por esperanza, para que en medio de su dolor y su ira pueda un día tener un corazón compasivo hacia su cónyuge. Y dé gracias. Recuerde las maneras buenas y maravillosas en que Dios le ha respondido en el pasado. Esté listo para ver Sus bendiciones hoy. Un corazón agradecido le dará paz y guardará su corazón del odio (Filipenses 4:4-9). Usted está comenzando una larga y solitaria peregrinación. Se sentirá rodeado de temor. Le invadirán sentimientos abrumadores de pérdida, traición y aislamiento. Habrá momentos en que se sentirá fuerte. Habrá otros en que le ahogarán olas de emoción. El camino a la sanidad significa que usted acepte estos tiempos de soledad como un lugar donde Dios quiere enseñarle cosas acerca de usted y de Él que todavía no ha aprendido. Clame a Dios en su desolación. Él le escuchará y le ayudará (Salmo 34:17-18).El divorcio tiene el potencial de producir amargura, depresión y falta de confianza en la gente. También tiene el potencial de profundizar su relación con Dios, lo cual trae grandes bendiciones (Salmo 37:4-6,9,11,18-19; Mateo 5:3-10; Filipenses 2:1-2). Confíe en que Dios no le dejará solo en su sufrimiento. Él le consolará (Mateo 5:4) y le sanará (Salmo 34:17-18). No será un camino fácil, pero puede encontrar solaz sabiendo que Dios sufre con usted en su pérdida. Eso no era lo que Dios quería para su vida, pero Él puede usar el sufrimiento para derramar amor en su corazón y producir un carácter más profundo en usted (Romanos 5:1-5).

¿Qué dice la Biblia de los matrimonios interraciales?
Las Escrituras ni condenan ni abogan por los matrimonios interraciales. Es cierto que la ley del Antiguo Testamento no aprobaba el matrimonio de los israelitas con los extranjeros, pero era por razones estrictamente religiosas y culturales. 1 Un judío que se casara con una mujer de una de las naciones cananeas iba a encontrar que su esposa naturalmente se inclinaba hacia el idioma, la cultura y la religión de su niñez. Pero la hermosa historia de Rut, una mujer de la nación maldita de Moab (Deuteronomio 23:3), que llegó a ser uno de los ancestros de Cristo (Rut 4:13-17), debe descartar cualquier teoría de que Dios no aprobaba el matrimonio entre Israel y las naciones que la rodeaban solamente por razones raciales.Es lamentable que se hayan citado mal algunos pasajes de las Escrituras y que se hayan tomado fuera de contexto para racionalizar el prejuicio racial. La Biblia nos dice claramente:· Adán y Eva fueron los padres de toda la raza humana (Romanos 5:12-21). · Dios creó las razas de una misma sangre (Hechos 17:26). Además declara que todos los creyentes en Cristo son:· Hijos de Dios (1 Juan 3:1) · Adoptados en la familia de Dios (Efesios 1:5). · Hermanos en Cristo (Colosenses 1:2). El amor de Cristo nos exige amarnos unos a otros (Juan 13:34-35; 1 Juan 4:8,16). Poner barreras artificiales entre los cristianos basándose en el color de la piel u otras diferencias raciales es una forma de odiar. No podemos odiar a los hermanos y hermanas en Cristo y amar a Dios al mismo tiempo (1 Juan 4:16-21).No hay nada moralmente malo en tener relaciones sentimentales o casarse con una persona de otra raza. Pero las serias exigencias culturales y sociales de un matrimonio interracial exigen una clara visión y una motivación madura. El factor más importante al escoger un(a) compañero(a) para toda la vida es la relación que tenga esa persona con Cristo.Notas:1. Algunos segregacionistas raciales afirman que la maldición sobre Cam que aparece en Génesis 9:20-27 exige que las razas permanezcan separadas. Sin embargo, la maldición que resultó del acto irrespetuoso de Cam cayó específicamente sobre Canaán, y los descendientes de Canaán eran las tribus que rodeaban a Israel. Rut, de hecho, era una cananea, una moabita (Rut 1:2).

¿Por qué es malo que dos personas del mismo sexo se casen?
 En la mayoría de los lugares, la ley prohíbe el matrimonio de dos personas del mismo sexo. Estas leyes están fundamentadas en muchos años de sabiduría cultural. Más significativo aún es que el matrimonio entre dos personas del mismo sexo viola el orden natural de Dios. Jesús agregó su propio énfasis a la ley de Moisés cuando dijo que el matrimonio es un pacto de toda la vida entre un hombre y una mujer (Mateo 19:4-6).Una de las razones por las que el Creador hizo sexos separados fue el propósito de la procreación:Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra (Génesis 1:27-28).Pero Dios también creó a la mujer separadamente del hombre con el propósito específico de proporcionar una relación complementaria ideada para lograr una unidad física saludable e íntegra:Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne (Génesis 2:20-24).En todas las maneras, desde la naturaleza complementaria de sus formas físicas y funciones biológicas hasta su singular potencial natural para la unidad emocional y espiritual, el hombre y la mujer fueron creados para que fueran "una sola carne". Esta es una verdad eterna, reconocida por todas las culturas. Dos personas del mismo sexo no sólo son incapaces de unirse para la concepción de una nueva vida, sino que sus diseños naturales los hacen incapaces de estar verdaderamente juntos como partes complementarias de "una sola carne". El intento de "matrimonio" entre dos hombres o dos mujeres no puede ser más que una caricatura del matrimonio heterosexual, igual que un transvestita no puede ser más que una imitación de mujer.Incluso dentro de las fronteras de una relación exclusiva, la conducta homosexual es dañina. 1 En agudo contraste, la relación sexual heterosexual dentro de una relación marital de amor es capaz de ilustrar físicamente la unión espiritual que debe desarrollarse entre un hombre y una mujer. Esta es sólo la más obvia de muchas verdades que demuestran la locura de un "matrimonio" entre dos personas del mismo sexo. El apóstol Pablo se refirió explícitamente a la naturaleza no natural de la práctica homosexual en Romanos 1:22-27:Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.Pablo puede no haber considerado la conducta homosexual peor que los otros pecados, pero al enumerarlo justo después de la idolatría, dejó ver claramente que lo consideraba especialmente simbólico de la rebeldía humana contra Dios y el orden natural. El Creador diseñó los sexos para que se complementaran mutuamente, creando una suma mayor que sus partes. (Génesis 2:20 dice que "para Adán no se halló ayuda idónea para él".) Pero fuera de las fronteras del matrimonio heterosexual, a largo plazo la conducta sexual siempre tiene un efecto maligno en las relaciones. Esto es causado por la inevitable culpa, los celos, el temor de explotación y la sospecha de las motivaciones que genera en las personas. Existen relativamente pocas relaciones homosexuales a largo plazo, y de éstas, sólo una muy pequeña porción incluye fidelidad sexual y exclusividad. Puesto que dos personas del mismo sexo nunca pueden llegar a ser verdaderamente "una sola carne", siempre es mejor para ellos que expresen su amor mutuo en castidad. Si la Iglesia autorizara el matrimonio homosexual violaría su papel de fomentar relaciones buenas y sanas en nombre de Cristo. Además, los matrimonios homosexuales autorizados por la Iglesia tendrían un efecto perjudicial en la sociedad en general. Redefinir el matrimonio para incluir criterios tan subjetivos como "la profundidad o la duración de un vínculo emocional" lo devaluaría a tal grado que casi cualquier tipo de relación encajaría en esa definición: la poligamia, el matrimonio en grupo, el matrimonio abierto, el matrimonio entre adultos y niños, etc. Redefinir el matrimonio para acomodar una conducta desviada o no natural también devaluaría el compromiso. Si una "asociación" breve y que termina fácilmente se hace, por ley, equivalente al matrimonio tradicional que debe durar para toda la vida, habrá inevitables consecuencias sociales. Dada la debilidad de la naturaleza humana, si compromisos más pequeños reciben iguales beneficios y reconocimiento, la gente joven (que no tiene la sabiduría que viene con los años de experiencia de la vida), tendrá menos incentivos para hacer compromisos serios que son los únicos que pueden proporcionar la base de una sociedad sana.Una gran cantidad de evidencia demuestra que es mejor que los niños se críen en una familia intacta con un padre y una madre. Los hijos dependen mucho de las relaciones sanas con sus padres, tanto del mismo sexo como del sexo opuesto para su socialización y para convertirse en hombres y mujeres emocionalmente maduros y realizados. Mientras más nos alejemos del ideal del matrimonio heterosexual como salida apropiada a la intimidad sexual, más juicio de Dios caerá sobre nuestra sociedad, dejándonos con niños perturbados emocionalmente, confundidos y destinados a corromper generaciones futuras con su conducta antinatural.Dada la descripción bíblica del propósito de la sexualidad humana, es claro que cualquier relación sexual fuera del vínculo de un pacto permanente entre un hombre y una mujer es perversión de la intención original del Creador.Es necesario que tomemos una breve y sencilla lección de anatomía antes de proceder. No se necesita tener un grado en medicina para apreciar el riesgo de infección por medio del contacto oral externo con el pene o el ano, pero pocas personas comprenden la susceptibilidad interna del ano a ser dañado. El final del sistema digestivo, el intestino grueso, es un tubo largo que consiste principalmente del colon. A unas seis pulgadas [unos 15 cms.] del final del colon, este tubo da un giro agudo hacia abajo y se estrecha un poco, creando otra área llamada recto. La última media pulgada (1,27 cms.) del tubo es el canal anal, un área rica en nervios forrada de células epiteliales cuboideas y estratificadas rodeadas por el músculo anal esfínter. El recto está forrado de una sola capa de células epiteliales columnarias diseñadas para absorber líquidos.En cambio la vagina está forrada de células fuertes llamadas epitelios escamosos estratificados. Estas células tienen una capa de mucus que, junto con otras secreciones y la pared vaginal más gruesa y flexible, protege contra la abrasión y las infecciones. La pared del recto no tiene apoyo muscular alrededor y segrega una pequeña cantidad de mucus que no protege bien contra la abrasión. Pero la diferencia clave entre la vagina y el recto son los tipos de células y el grosor de las capas de células. Los dos orificios pueden dar la misma sensación al penetrar en ellos el pene o un dedo. Pero un orificio tiende a repeler y el otro a admitir los microorganismos presentes en la penetración.El coito anal estira la apertura hasta el tamaño que se requiere para defecar una hez grande. Sin embargo, el problema no es el tamaño de la apertura, sino la dirección y repetición del movimiento. El ano es una válvula de una vía que se estimula para abrir sólo cuando recibe presión desde adentro, y se estimula para contraerse cuando recibe presión desde afuera. Una penetración repentina o lubricada inadecuadamente puede romper el ano. Pero más comúnmente, el efecto acumulativo del coito anal es causar disfunción al músculo esfínter anal, y el resultado es una incontinencia crónica o urgencia de defecar en aproximadamente uno de cada tres hombres que practica regularmente la penetración anal.Eso no es todo. Una vez pasa el ano, el peligro de trauma físico se empeora. La irritación de la sensible capa de mucus rectal causa muchas reacciones, incluyendo diarrea, calambres, hemorroides, daño en la próstata y úlceras o fisuras que a su vez invitan a la infección. La delgada capa de células del recto se perfora fácilmente y su falta de sensibilidad al dolor puede llevar a graves complicaciones antes de que una persona sea consciente de cualquier daño (Thomas E. Schmidt, Straight & Narrow? Compassion & Clarity In The Homosexuality Debate, IVP, pp. 117-118).
Notas: 1.El coito anal es inevitablemente antihigiénico y dañino, como lo son muchas otras prácticas homosexuales "normales":

¿Qué quiere decir la Biblia cuando afirma que las esposas han de someterse a sus esposos?
Algunos creen que ser sumisa significa simplemente obedecer y negar los sentimientos, deseos, expectativas y sueños personales. Piensan que una esposa no es sumisa si comparte sus opiniones con su esposo.Peor aún, incontables mujeres han sido enviadas a sus casas y se les ha dicho que se sometan a esposos abusivos, en algunos casos sin que nadie hable nunca con ellos acerca de cómo las tratan. Hasta hay quienes creen que las esposas víctimas de abuso causan el abuso por su falta de sumisión.Este falso concepto de sumisión a menudo se usa para manipular y controlar a las mujeres. Aboga por una callada obediencia y servilismo, y niega a la mujer un valor irreemplazable en su relación matrimonial. Además, ignora el potencial que tiene un hombre de ser autoritario y tosco en su intento de ser "el que gobierna" la casa.Desafortunadamente, algunos líderes cristianos han contribuido con este falso concepto de sumisión pasando por alto las obligaciones del esposo de amar a su esposa. Esa es una tergiversación extrema de la intención de Pablo en Efesios 5:22-30.Otros han acusado al apóstol Pablo de ser machista, un hombre que no respetaba a las mujeres ni veía su valor. Sin embargo, si consideramos dentro de su cultura lo que Pablo escribió, vemos que Él tenía una opinión alta de los hombres y las mujeres. Entendía cómo podían trabajar juntos de la mejor forma en el matrimonio para reflejar el amor de Cristo por nosotros.En una época en que los hombres se casaban por dinero, Pablo afirmaba firmemente que los esposos estaban obligados a amar a sus esposas (véase también Colosenses 3:19). Las palabras de Pablo a los esposos eran revolucionarias en la sociedad grecorromana. La mayoría de los hombres se casaba, no por amor, sino por ganancia económica. Por lo general los matrimonios eran arreglados y el padre de la novia otorgaba una dote, una porción de dinero, ropas, joyas y posiblemente esclavos.Las instrucciones de Pablo para el matrimonio fueron una corriente de aire fresco. Sus ideas no eran las de un hombre que denigraba a las mujeres y quería "mantenerlas en su sitio". Todo lo contrario. Él elevó a la mujer a un lugar donde ha de ser amada como Cristo ama a la Iglesia. ¡Esa es una manera de pensar bastante radical!Es significativo que Pablo comparara a un esposo y una esposa con Cristo y la Iglesia. Él tenía una opinión tan alta del matrimonio que se usa como analogía de Cristo y su relación con la Iglesia. Si el esposo es la cabeza de la esposa de la misma forma en que Cristo es la cabeza de la Iglesia, podemos sacar conclusiones con seguridad de la comparación de la relación de Cristo con su esposa, la Iglesia.Cristo ama a su Esposa y es su Salvador. Cristo dio su vida por ella. De la misma forma, el esposo ha de amar a su esposa como Cristo ama a su Iglesia. El amor de un esposo debe ser capaz de sacrificar, alimentar, apreciar y proteger. Un hombre debe amar a su esposa de la misma manera en que ama a su propio cuerpo (Efesios 5:25,28).El mismo nivel de devoción que se requiere al esposo para que ame se requiere de la esposa para que se someta (Efesios 5:22). Antes de que consideremos la sumisión como única en una esposa, necesitamos recordar que Pablo aboga por la sumisión mutua entre los creyentes (Efesios 5:21). Nadie debe exigir ni forzar a nadie a que se rinda; la sumisión es voluntaria. La Biblia no dice que es responsabilidad de un esposo asegurarse de que la esposa se le someta. La sumisión de una esposa a su marido es una respuesta de su amor y devoción al Señor primero. Ella se somete al Señor por tener un corazón humilde y agradecido, no porque sea una esclava, sino una sierva. De la misma forma, la sumisión bíblica en el matrimonio es servicio, no esclavitud. Una esposa piadosa está motivada a someterse a su esposo, no por temor, interés propio ni autoprotección, sino por amor (1 Pedro 3:6).Las Escrituras no definen la sumisión como una obediencia sin sentido a todo deseo o exigencia del esposo. Tampoco es para evitar una discusión a toda costa. Más bien la sumisión es un profundo compromiso con una persona. Es escoger trabajar con el compañero de uno de tal manera que se fomente la unidad. Una pareja casada se convierte en una sola carne y debe trabajar como equipo (Génesis 2:26). Las peleas y discusiones constantes no favorecen a una pareja que está tratando de unificarse. Como ilustración podemos decir que un jugador de un equipo debe someterse a la guía de su entrenador. Un buen entrenador sirve de guía al equipo en cuanto a la estrategia y a utilizar para sacar provecho los puntos fuertes de los jugadores y lograr el éxito del equipo. Un jugador dotado puede debatir un punto con su entrenador, pero llega un momento en que, si siguen estando en desacuerdo, el jugador debe someterse al entrenador. De la misma manera, la esposa, a veces, debe dejar de lado su desacuerdo y seguir la guía de su esposo, a quien Dios ha colocado en su vida como cabeza. (A veces la sumisión no es buena para ninguno de los dos, como en el caso del abuso.) El matrimonio, de acuerdo al diseño de Dios, es una relación que devuelve amor por amor, servicio por servicio. Los esposos y las esposas aman y se sacrifican mutuamente de forma distinta. Los esposos aman a sus esposas protegiéndolas, apreciándolas y sirviéndolas. Las esposas se someten a sus maridos por respeto y amor. Tanto el esposo como la esposa tienen amplias oportunidades de mostrarse uno al otro el amor de Cristo. No siempre es fácil, pero como mejor reflejan los matrimonios la obra redentora de Cristo en la vida de los cónyuges es siguiendo los principios del amor y la sumisión cristiana.

¿Cómo puedo ser feliz en mi matrimonio cuando mi esposo(a) no comparte mi fe en Cristo?
El hecho de que usted y su esposo(a) no compartan la misma fe en Cristo puede crear una serie de problemas en su matrimonio. En un momento determinado, las diferencias en lo que ustedes creen pueden parecer un problema menor. Pero con eltiempo, esas diferencias crecen y se convierten en desapego y resentimiento, obstruyendo la intimidad y creando una barrera significativa.Es común que en el matrimonio haya sentimientos de soledad y aislamiento. Cualquiera de los que estamos casados puede empezar a perder la pasión por sus esposos(as). Pero un creyente que está casado con un incrédulo podría luchar aun más con la soledad, el aislamiento y el resentimiento.El desafío que usted tiene como creyente es hacer todo lo que pueda para crear un ambiente en el que su esposo(a) acepte a Cristo como Señor y Salvador. Lo que más potencial tiene para apremiar a su esposo(a) a aceptar a Cristo es que usted exhiba un amor cristiano.Amar a su esposo(a) significa dar prioridad a las necesidades de él o ella antes que a las suyas propias. Es invitarlo(a) a disfrutar una relación más profunda con usted esperando que en el futuro también compartan una relación con Jesucristo. Es ser veraz y honesto acerca de sus sentimientos y permitir a su compañero(a) la misma libertad de tener y expresar sus pensamientos y sentimientos. La comunicación abierta y el respeto mutuo ayudan a definir una relación llena de amor.Mientras ama a su esposo(a), permanezca también comprometido(a) con Dios y con sus valores. Siga orando, yendo a la iglesia y leyendo la Biblia. Ore por su esposo(a) Colosenses 1:9; Hebreos 4:16). Tenga comunión con otros creyentes (1 Tesalonicenses 5:14; Hebreos 10:25). En 1 Corintios 7:14, el apóstol Pablo explicó que el cónyuge incrédulo es "santificado" por medio de la relación con un cónyuge salvo. Esto significa que el esposo o la esposa no salvo(a) se coloca en un lugar de privilegio especial y de potencial espiritual por el hecho de vivir con un cónyuge salvo. Por ejemplo, un hombre no salvo que tiene una esposa que ora por él sinceramente y vive una vida cristiana delante de él en el hogar está en una posición donde las condiciones son favorables para su salvación. No sólo lo influye la esposa, sino que otros creyentes que conocen la condición espiritual del hombre también orarán por él.Pero trate de no forzar a su esposo(a) no creyente. Puede que se sienta manipulado si usted trata de animarlo a ir a la iglesia o a leer la Biblia con usted. Tratar de conseguir que vaya a la iglesia o que ore con usted es inútil. Los incrédulos no tienen base para querer eso. ¿Por qué habrían de orar si no tienen fe? Forzarlos a actividades como ir a la iglesia los puede alejar de la verdad del evangelio. De hecho, el apóstol Pedro dijo a las esposas creyentes que se ganaran a sus esposos incrédulos "sin palabra" por la "conducta casta y respetuosa" y "el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible" (1 Pedro 3:1-4).Recuerde que su fe será probada. Puede haber momentos en que sienta que sus esfuerzos no valen nada, que no están marcando ninguna diferencia en su esposo(a). Su compañero(a) hasta podría interpretar mal sus motivaciones en algunos momentos y alejarse de usted. La distancia que siente le puede hacer desear desistir.Durante esos períodos de soledad con su compañero(a), admita sus legítimos sentimientos de pérdida y desilusión por no tener un matrimonio más feliz. Llévelos a Dios en oración, porque Él consuela a los que sufren (Mateo 5:4). Dios no promete felicidad conyugal, pero nos da algo muchísimo mejor: una fe restaurada, esperanza, gozo, paz y amor (Salmo 119:116; 147:11; Romanos 15:13). Dios usa los tiempos difíciles como esos para producir paciencia y carácter en nosotros, obrando para nuestro beneficio (Romanos 8:28; Santiago 1:2-4).

¿Es un error grave que dos personas se casen si no comparten la misma fe?
En 2 Corintios 6:14, el apóstol Pablo escribió:No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?Imagínese que tiene una relación sentimental con alguien a quien usted ama profundamente quien le importa mucho. Dan largas caminatas juntos, hablan hasta el amanecer, comparten muchos de los mismos intereses. Su compañera(o) parece ser la persona que ha buscado toda la vida. Sólo hay un problema: esa persona no comparte su fe. ¿Qué debe hacer?Cuando Pablo dice que los cristianos no deben estar "en yugo desigual" con los incrédulos, usa la imagen de dos animales de tiro que halan una carga. Un buey y un burro amarrados al mismo yugo no trabajan bien juntos. Están "en yugo desigual", con serias diferencias de altura, tamaño y paso. Puesto que tienen que luchar para compensar sus diferencias, malgastan su fortaleza.El ejemplo de Pablo es una buena metáfora. En cierta manera, un "equipo" de dos está mejor preparado para manejar la carga de tensión y responsabilidad de la vida. Pero si un esposo y una esposa no están trabajando juntos como equipo, su unión se convierte en desventaja y no en ventaja.Cuando Pablo advirtió a los cristianos corintios que evitaran el "yugo desigual", el paganismo y el cristianismo estaban en agudo contraste. El paganismo corintio incluía sacrificios a ídolos y una flagrante inmoralidad sexual. Hoy, 2.000 años de influencia cristiana en la cultura occidental han suavizado la diferencia entre los "paganos" y los "cristianos" en algunas maneras. Los "paganos" modernos a menudo han adoptado suficientes valores cristianos como para ser personas decentes y morales según las normas cristianas, y existen muchos cristianos de nombre que no comprenden el significado de las palabras de Cristo: "De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios" (Juan 3:3). Aun así, estar en yugo desigual no es nunca un asunto pequeño. En Efesios 2:1-5, el apóstol Pablo describe gráficamente la diferencia entre los cristianos y los no cristianos. Por muy decente, moral o agradable que sea un pagano moderno, espiritualmente está muerto, reñido con su Creador. Sin Dios, sus metas son irracionales e insatisfactorias, y cada vez se dirige más a lo absurdo, al caos y -a la larga- al infierno. Igual que un sonámbulo, una persona que no ha sido despertada sobrenaturalmente por el Espíritu de Dios puede parecer consciente, pero en realidad no sabe las cosas más importantes sobre sí misma (Efesios 5:8-15).¿Cómo puede una persona que está viva sobrenaturalmente por medio del milagro de la gracia de Dios vivir en armonía con alguien que está muerto? ¿Cómo puede alguien que está despierto comunicarse con alguien que está dormido? ¿Cómo van a establecer prioridades, a criar a sus hijos, a seleccionar sus relaciones más importantes? Los cristianos deben tomarse con la mayor seriedad el mandamiento de 2 Corintios 6:14. Por supuesto, la gracia de Dios sigue obrando en las vidas de la gente que está unida en yugo desigual, y si no fuera por la gracia de Dios, todos estaríamos perdidos (Efesios 2:8-10). Los cónyuges incrédulos a veces se convierten al cristianismo a través de la influencia de sus compañeros(as) (1 Corintios 7:12-16). Pero un creyente no debe dar por sentado nunca la gracia de Dios (Romanos 6:1). La desobediencia tiene consecuencias, y los riesgos son demasiado grandes.

¿Cuál sería una respuesta piadosa al abuso doméstico de parte de una esposa víctima de abuso?
El abuso doméstico es una relación unilateral en la que un cónyuge procura regularmente controlar y castigar al otro cónyuge. El tipo más común de abuso conyugal es el del esposo hacia la esposa. El abuso puede presentarse de muchas formas: verbal, físico, psicológico, sexual y económico. Estos son los métodos principales que un hombre utiliza para dominar a su esposa.Independientemente de la forma del abuso, no existen respuestas fáciles para una esposa cuyo marido regularmente abusa de ella. Las preocupaciones económicas, las amenazas intimidantes, las dudas personales y la capacidad del esposo de ocultar el abuso o hacerla sentir a ella responsable (cuando seguramente no lo es), son sólo algunos de los factores que dejan a las esposas heridas, asustadas y sintiéndose acorraladas con muy pocas opciones, o sin ninguna.Por muy atrapada que se pueda sentir una esposa, ella siempre tiene la libertad de optar por el amor. Sin embargo, es triste ver que a demasiadas esposas les han enseñado que mostrar amor significa que debe tolerar pasivamente el abuso de su esposo. El amor se interpreta mal creyendo que es llevarse bien y no molestar al esposo. Pero una respuesta débil, temerosa y dócil por lo general permite al marido continuar en sus patrones de abuso. La sumisión mansa por parte de ella no es lo mejor para ninguno de los dos. Tampoco logra que el matrimonio sea piadoso. Por tanto, no es amor.La Biblia dice que mostrar amor genuino es aborrecer lo malo y seguir lo bueno (Romanos 12:9). En otras palabras, una reacción amorosa es tanto compasiva como firme. Aunque su esposo podría no verlo así, una esposa víctima de abuso puede mostrar que lo quiere enviándole un menaje firme y coherente de que él sufrirá consecuencias por sus palabras y conducta abusiva.Una consecuencia es algo que una esposa decide hacer. No es algo que ella trata de que su esposo haga. Las consecuencias varían dependiendo de la gravedad de la situación. Por ejemplo, un episodio verbalmente abusivo (aunque es grave) a menudo exige que ella simplemente termine la conversación después de informar a su esposo que no va a continuar conversando con él hasta que deje de ser controlador e irrespetuoso. Las situaciones que incluyen abuso físico pueden requerir que se llame a la policía y se formulen cargos. En otros casos en los que hay un patrón duradero y opresivo de abuso emocional y/o verbal, la separación legal e incluso el divorcio son opciones legítimas a considerar, pero sólo como últimos recursos.La esposa víctima de abuso no debe esperar que la situación cambie rápidamente. Muchos esposos abusadores piden disculpas y sienten remordimientos, pero la esposa no debe dejarse engañar. El remordimiento rápido de un esposo abusador es muchas veces otro truco para volver a tomar el control. Otros hombres ni siquiera piden disculpas y se resisten a admitir el daño que están causando. Continúan restando importancia a su pecado y culpan a los demás. Muchas veces es necesario que un esposo abusivo sufra personalmente durante mucho tiempo antes de que vuelva en sí y empiece el largo y difícil proceso de entender el daño que ha causado y se haga responsable del mismo. Por tanto, la esposa comprometida a amar a su esposo debe estar preparada para permanecer firme durante un largo período de tiempo mientras su esposo aprende las lecciones necesarias de las consecuencias que está sufriendo por su conducta pecaminosa.La esposa víctima de abuso no debe tratar de dar consecuencias sin ayuda. El confrontar a su esposo sin un plan o sin protección física puede ser un grave error. Muy probablemente hará que su esposo se sienta amenazado. Él está acostumbrado a tener el control, y darle consecuencias negativas le quita ese control. Por consiguiente, la esposa debe prepararse para la posibilidad de que su esposo pueda recurrir a la intimidación y la violencia física para volver a tomar el control. Necesita un plan que le ayude a garantizar su seguridad. Por ejemplo, confrontarlo delante de varios amigos, tener un plan de escape o un lugar alternativo donde ella y sus hijos puedan refugiarse, notificar a la policía u obtener una orden de restricción.La esposa no tiene ninguna seguridad de que el hecho de que el esposo sufra consecuencias vaya a despertarlo, a terminar el abuso ni a resolver los problemas conyugales. Sin embargo, ella puede empezar a amar como Cristo amó a medida que comience poco a poco a descansar en el hecho de que Dios desea lo mejor para ella. Puede que se necesite mucho tiempo para creer esto realmente, pero Dios está presente para capacitarla para mostrar amor, consolarla con su amor, y alentarla con un propósito para su propia vida pase lo que pase (Salmo 23:4). Su corazón puede empezar a adquirir una confianza y una paz cada vez mayores que digan: «No soy totalmente impotente. Estoy libre para amar. Y aunque las cosas no salgan bien entre mi esposo y yo, tengo la confianza de que saldrán bien entre Dios y yo.»

¿Es normal no querer volver a casarse nunca más después de la pérdida de un cónyuge?
No hay nada de malo en sentir que uno no quiere volver a casarse nunca más. Ciertamente, no existe el requerimiento de volver a casarse luego de una pérdida. De hecho, muchas veces las personas se lanzan a otra relación. Se unen a otra persona para evitar enfrentar su propia soledad y soltería, aunque puede que Dios quiera usar ese tiempo para atraerlas hacia una relación más profunda y más íntima con Él. La soledad luego de la pérdida de alguien a quien se amaba profundamente puede ser tanto difícil como buena. Es difícil en el sentido de que se extraña profundamente a la pareja. Uno ya no se siente completo porque extraña a la «otra mitad». En todas partes, todo lo que la persona mire le recordará la ausencia de su cónyuge. Y uno simplemente comenzará a darse cuenta de cuán profundamente afectó esa persona cada aspecto de su vida. Su ausencia deja un agujero abierto en el corazón. Al mismo tiempo, esta soledad y este dolor pueden ser buenos porque la ausencia del amor de su vida lo empuja hacia áreas de su corazón que a usted no le importaría evitar. Esta es la conclusión del autor de Eclesiastés: Mejor es ir a una casa de luto que ir a una casa de banquete, porque aquello es el fin de todo hombre, y al que vive lo hará reflexionar en su corazón (Eclesiastés 7:2). También es bueno porque en esos momentos de soledad, Dios lo invita a usted a aferrarse a Él de maneras que usted nunca pensó posibles o necesarias. El dolor, la pena, y la soledad abren la puerta del corazón al gemir más profundo del alma que a menudo queda eclipsado por los cotidianos asuntos normales de la vida. Es este gemir el que refleja una insatisfacción medular y crónica con la vida en esta tierra «debajo del sol» ( Eclesiastés 1:13-14) y que nos lleva a anhelar el cielo (Romanos 8:23).No sólo es éste un tiempo de dolor y pena, sino también un tiempo de vida y esperanza. Dios no ha terminado con usted. Usted no ha muerto. Dios todavía tiene planes para usted y esa es la razón por la que sigue aquí. Hay más por vivir y amar. Si bien puede que ese amor no signifique otro matrimonio, sí significa negarse a convertirse en un recluso que se aleja de sus relaciones con familiares y amigos. Muchos abuelos que pierden a un cónyuge a menudo se niegan a aceptar invitaciones para pasar temporadas con sus hijos y nietos porque no quieren ser una carga para ellos. Sin embargo, a menudo se da lo opuesto. Las invitaciones de los hijos no son invitaciones a invadir sus vidas. Más bien son invitaciones para que el padre o la madre que queda se involucre más en sus vidas. Recuerde, ellos también perdieron a alguien que les era muy especial: su madre o su padre. Compartir su vida con ellos les da tiempo para sanarse mientras consolidan su amor por usted. Esta inversión en aquellos que están vivos reafirma la razón que Dios tiene para que usted esté vivo. A menudo usted siente como que, al continuar con su vida, está ignorando la pérdida de su pareja. Pero salir corriendo a atender necesidades y luego regresar rápidamente a casa adonde usted se siente a salvo puede ser una negativa a seguir con su vida. Los momentos de soledad son una parte importante para desarrollar una relación más apasionada con Cristo, pero involucrarse en la vida con sus hijos, nietos y con amistades mutuas puede renovar su gozo de vivir. Usted puede encontrarse grandemente realizado al invertir su vida en las vidas de aquellos que tanto usted como su cónyuge amaban. Por favor, no se sienta culpable de disfrutar la vida sin su cónyuge. No está traicionando su amor por él o ella al disfrutar de una maravillosa comida, volver a reír o deleitarse en sus nietos. Más bien, demuestra que usted reconoce que la vida es un precioso regalo de Dios. Y usted sabe que su cónyuge querría que usted complaciera al Señor viviendo su vida al máximo posible.

¿Soy una persona débil camino a un matrimonio abusivo?
Jesús dijo que cuando un hombre y una mujer se unen en matrimonio, "no son ya más dos, sino uno" (Marcos 10:7-8). Sin embargo, para que dos personas crezcan en su unidad debe haber primero dos, cada uno con un buen entendimiento de sus propios valores, pensamientos y creencias. De lo contrario, el matrimonio corre el peligro de convertirse en una relación unilateral donde uno de los cónyuges controla regularmente al otro.Seamos claros en cuanto a que ser una persona individual no significa que usted no necesite a nadie. Dios quiso que tuviéramos un grado saludable de dependencia de unos con otros (Gálatas 6:1-2). El hecho de que usted sea independiente no significa que no tome en cuenta lo que otros piensan; debemos permitir a los demás la libertad de tener sus propios pensamientos y opiniones. No significa que pueda tomar decisiones sin considerar cómo afectan a los demás. Los seguidores de Cristo siempre deben tener en consideración el interés de los demás (Filipenses 2:4).Ser independiente significa que usted se conduce basándose en sus propias convicciones, normas y creencias. Tiene una mentalidad abierta, pero no se persuade fácilmente con lo que otros creen. Su tendencia es A tomar decisiones sobre la base de lo que usted cree que es bueno, correcto y que honra a Dios, incluso si corre el riesgo de enojar a los demás.Para ayudarle a medir el nivel apropiado de independencia para un matrimonio sólido, hágase a usted mismo las siguientes preguntas: ¿Creo que mis opiniones cuentan para algo, o creo que no tienen importancia? ¿Tiendo a tomar decisiones y a interactuar con la gente basándome en mis convicciones de lo que es mejor, o por temor a perder su amistad o a experimentar su desaprobación y enojo?Pregunte a los demás si creen que usted es una persona fuerte o débil. ¿Notan que usted sostiene su punto de vista en las conversaciones, o creen que usted tiende a hacer concesiones con demasiada facilidad? ¿Lo ven como a una persona que se defiende a sí misma con propiedad, o permite que la gente le controle o se aproveche de usted? ¿Da la impresión de ser una persona que puede hacer que los demás rindan cuentas de sus errores, o lo ven como a alguien que acepta la culpa con demasiada facilidad cuando algo sale mal?Todo el mundo siente miedo a veces. Sin embargo, los que están controlados por el temor son susceptibles de ser usados y controlados en un matrimonio. Si le da miedo expresar lo que piensa porque teme que los demás se enojen y le desaprueben, no es lo suficientemente independiente como para casarse. Necesita tomarse el tiempo de construir la independencia y fortaleza piadosas necesarias para defender lo que usted cree y oponerse a las cosas que pueden destruir un matrimonio.Los cristianos no están llamados a ser alfombrillas pasivas. Esto lo sabemos porque hubo momentos en los que Jesús denunció, cuestionó y confrontó a la gente que estaba equivocada (Mateo 23:13-33; Juan 18:19-23). Aunque usted tal vez no sea lo suficientemente fuerte ahora como para casarse, hay esperanza de que con el tiempo sí lo sea. Puede hallar la fortaleza y la libertad que se encuentran en Cristo, y empezar a relacionarse con confianza con los demás por amor y por una seguridad piadosa en usted mismo en vez de por temor. Cuando se sienta confiado delante de Dios por estar guiado por el Espíritu Santo puede madurar hasta el punto de convertirse en alguien ideal para el matrimonio que se ofrece al otro cónyuge como una persona completa, y además tiene la capacidad de reconocer la clase de compañero(a) que Dios desea para usted. Si usted ha sido testigo de un matrimonio abusivo, lo vital es tener la sabiduría para reconocer y entender la dañina dinámica de una unión como esa, y tomar la determinación de evitar relaciones con cónyuges potenciales que demuestren esa dinámica.
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El rechazo
¿Cómo debo lidiar con el impacto del rechazo en mi vida?
Cuando sentimos el golpe de un gran rechazo -como la infidelidad de un cónyuge, la herida por parte de un miembro de la familia, o la traición de un amigo cercano- puede que nos preguntemos si alguna vez encontraremos a alguien que nos ame de nuevo.En un trauma emocional tratamos de encontrarle sentido a nuestro dolor. Hay un apremio constante a entender y explicar por qué sucede esta agonía. En ese momento podemos sentirnos tentados a responder al rechazo de maneras no saludables. Podemos sentir desprecio por nosotros mismos, por los demás y por Dios, o una combinación de los tres. En el desprecio por nosotros mismos asumimos la plena responsabilidad del fracaso de la relación. Nos preguntamos: ¿Qué es lo que tengo que hace que la gente me deje? Dudamos de nuestro valor como persona y cuestionamos todo lo que tenga que ver con nosotros. Las dudas sobre nuestra capacidad de mantener una relación de amor nos perturba. Pensamos: Deben haber visto algo tan repulsivo en mí que nadie me puede querer. Por ejemplo, afrontar el rechazo de un cónyuge puede ser especialmente difícil cuando usted ve que otras parejas permanecen juntas a pesar de tener experiencias devastadoras. Nos preguntamos por qué nuestra propia relación no pudo pasar la prueba de las tribulaciones.El desprecio hacia los demás es otra reacción que podríamos tener para tratar de explicar nuestro dolor. Hace a los demás plenamente responsables de la dinámica de la relación. Los vemos como malignos. Los descartamos diciendo: "Toda la culpa es suya." O podríamos poner distancia entre los demás y nosotros y verlos con desprecio. Evitamos las relaciones estrechas porque creemos que no se puede confiar en nadie.El desprecio hacia Dios le echa a Él la culpa de nuestro dolor. Razonamos que si Él tiene control de nuestras vidas y nos ama, ¿por qué no nos protegió de esa experiencia tan dolorosa? Los que de niños fueron rechazados por sus padres y víctimas de abuso, en particular, pueden tender a culpar a un Dios todopoderoso de su sufrimiento. El rechazo y la pérdida nos hacen dudar que Dios nos ame porque estamos enojados con Él por no protegernos y permitir que sucediera.Al principio, el desprecio a nosotros mismos, a los demás y a Dios nos da resultado. Nos ayuda a mantener la fachada de que tenemos todo bajo control porque hemos "explicado" la razón del dolor. Ahora podemos seguir adelante con la vida, arreglando lo que podamos en nosotros y manteniendo a todo el mundo a distancia (incluyendo a Dios). Este apremio de controlar nuestro mundo es tan fuerte que preferiríamos odiarnos (el autodesprecio) a enfrentar el hecho de que no tenemos el control y puede que nos hieran otra vez.Lo que suena atractivo del desprecio es que no exige afrontar más dolor. Evita sentir pena por la pérdida. Es como un sedante para el corazón y mantiene a los demás un poco alejados. A una persona herida eso le suena incitador, pero si alimentamos el desprecio llegaremos a la depresión, la soledad y la amargura.Tenemos un miedo desesperado, porque para amar de nuevo debemos arriesgarnos a ser vulnerables y admitir que sí nos importa, por mucho que tratemos de adormecer nuestros corazones. Cuando estamos al final de nuestras fuerzas y empezamos a darnos cuenta de que el desprecio ya no nos da resultado, podemos optar por una mejor forma de lidiar con la vida. Dejar que los demás se nos acerquen y aprender a confiar de nuevo nos lleva por el proceso de la aflicción. A una persona que ha sido herida, la aflicción le puede sonar como una opción sádica. Pero la aflicción nos lleva por el camino de restaurar nuestra fe, abrazar una esperanza y abrirnos al amor.La aflicción es importante porque nos lleva a clamar a Dios y así abrirnos a su sanidad (Salmo 34:17). Él es quien a la larga nos puede dar consuelo y protección (Salmo 61:3; Mateo 5:4). Cuando estamos afligidos afrontamos la verdad de que hemos sido heridos profundamente y que falta algo. Hay un hoyo en nuestros corazones que duele terriblemente.Tal vez no se sienta así al principio, pero la sanidad empieza cuando enfrentamos la tristeza y la desilusión por la pérdida de nuestras esperanzas y sueños. Tendemos a evitar nuestros sentimientos (es decir, la profunda tristeza), porque tenemos miedo de que nos consuma, de que nunca encontremos consuelo. Pero si actuamos por fe, "nos arrojamos" sobre el Señor en dependencia y clamamos a Él, Él será la roca que nos salve de las abrumadoras olas del dolor (Salmo 34:18). El consuelo de Dios nos da esperanza, una esperanza de un futuro más brillante y de amor otra vez. No vale la pena vivir la vida sin una esperanza. Las Escrituras dicen que Dios nos llena de esperanza (Romanos 15:13). También reconoce la vitalidad y necesidad de la esperanza (Salmo 119:116; 147:11).El proceso de crecimiento es difícil porque nos envuelve en una batalla agonizante entre la fe y la duda. Cuando la duda empieza a llevarse lo mejor de nosotros nos vemos tentados a desistir. El desprecio nos seduce a medida que peleamos en medio de una intensa emoción y preguntas. Irónicamente, al resistir el desprecio y entrar en este oscuro valle de emociones es cuando comenzamos a ver cómo se profundiza nuestra fe.Cuando vemos nuestra fe profundizarse y recordamos la manera como Dios obra en nuestras vidas, la esperanza aumenta. La esperanza nos da la motivación de amar, que es el elemento más importante en la vida del creyente (Mateo 22:37-40; 1 Corintios 13:13). El amor abre nuestros corazones a escuchar la verdad acerca de nuestros puntos fuertes y débiles (1 Corintios 13:6). El amor suaviza nuestros corazones hacia los demás, cultiva el perdón, y nos ayuda a afrontar las vigas en nuestros propios ojos antes de mirar la paja en el ojo de nuestro hermano (Mateo 7:3-5).No podemos pelear solos esta batalla. Necesitamos hablar con amigos cristianos fuertes que puedan recordarnos la verdad de que Dios nos ama. Es importante tener amigos que nos den libertad y apoyo cuando enfrentamos la duda y las fuertes emociones. Puede que necesitemos buscar la ayuda de un buen consejero bíblico durante esta difícil etapa. Y llenar nuestra mente de la verdad de la Palabra de Dios nos fortalecerá. Meditar en las Escrituras nos equipará y hará que nuestra fe crezca.Las respuestas no saludables al dolor del rechazo inhiben una vida de gozo, paz y amor. Pero responder al rechazo de manera saludable, afligiéndonos honestamente y clamando a Dios, puede fortalecer nuestro carácter, profundizar nuestra fe, y permitir que Dios cambie y sane nuestros corazones. Podemos aprender a abrazar la visión esperanzada de que Dios está haciendo algo bueno en nuestras vidas, incluso en medio de un rechazo que nos rompa el corazón (Romanos 8:28).
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Entre naciones
¿Por qué algunas personas odian a los Estados Unidos?
Existen muchas razones por las que la gente odia a los Estados Unidos. Algunas son racionales y otras no. Claro que ninguna de las razones que la gente tiene para odiarnos justifica el terrorismo ocurrido el 11 de septiembre. Si los Estados Unidos responden pasivamente a ese horrible acontecimiento invitarían más atrocidades. Al mismo tiempo, nuestra respuesta nacional a ese horrible hecho será tan eficaz como lo sea nuestra debida comprensión del odio que hay detrás.Algunas de las razones por las que los Estados Unidos son odiados son claramente irracionales, incluso erradas moralmente. Entre ellas están la envidia de nuestra riqueza, libertad, productividad y poder. Mucha gente que vive bajo gobiernos autoritarios en tierras relativamente empobrecidas no comprenden el sistema de libre mercado que ha contribuido a la riqueza de los Estados Unidos. Tampoco entienden la naturaleza de la libertad personal en occidente, sin darse cuenta de que a pesar de que nuestra cultura permite que la gente y los grupos se comporten de una manera decadente y autodestructiva, la mayoría de nuestros ciudadanos no aprueba dicha conducta.Estas razones son inexcusables, pero también somos odiados por otros motivos que son más legítimos.Durante los pasados dos siglos, los Estados Unidos se han convertido en el poder económico, político y cultural más grande del mundo. Sin embargo, el pueblo estadounidense no puede acreditarse todo el éxito. La nación tiene inmensos recursos naturales, grandes mares para protegerla de disturbios en otros continentes, y una población libre de muchas de las restricciones de clases y estructuras sociales que limitan el logro personal en otras tierras. Los Estados Unidos han tenido el privilegio de tener un gobierno que ha redefinido la libertad individual y los derechos humanos sobre la base de algunos de los principios más avanzados de la cultura occidental y los valores cristianos.Muchos estadounidenses, tal vez la mayoría, no ha comprendido que el privilegio implica responsabilidad. En Francia, a finales del siglo XVIII, el abuso de los privilegios por parte de una aristocracia culturalmente refinada y "cristiana" de nombre llevó a una rebelión, al derrocamiento de la monarquía y al rechazo total del cristianismo. Lo mismo sucedió en Rusia a principios del siglo XX.La tecnología de hoy está haciendo al mundo más pequeño. Todas las naciones son virtualmente vecinas. Los Estados Unidos han estado a la vanguardia de la globalización, y se nos ve como el vecino más envidiado. En este vecindario global, vamos a ser juzgados por nuestra conducta.¿Qué ve la gente pobre del mundo y con menos ventajas sociales cuando mira a los Estados Unidos? Ve una nación que proclama con orgullo su preocupación por la democraia, al tiempo que apoya dictadores y se opone implacablemente a movimientos democráticos en favor de los intereses estadounidenses. Por lo general, eso es lo peor de los Estados Unidos: representaciones gráficas de violencia, pornografía, corrupción moral y un materialismo craso. Esas imágenes ampliamente extendidas de la decadencia estadounidense son ofensivas a las personas poco privilegiadas que luchan contra enormes obstáculos para encontrar significación en la vida y suplir las necesidades básicas de sus familias. Peor aún, muchos de los pobres del Tercer Mundo ven a sus propios gobiernos opresores y corruptos como clientes del poder occidental. Los musulmanes, en particular, consideran a Israel un estado racista impuesto a la fuerza en Palestina a expensas de sus habitantes legítimos y mantenidos por el apoyo militar y económico de los Estados Unidos.El pueblo estadounidense es heredero de una cultura versada en tradición bíblica, y no debería sorprendernos que el mundo juzgue a nuestra nación por su conducta. Los profetas del Antiguo Testamento advirtieron incansablemente a Israel acerca de ese mismo asunto de carácter nacional:Ahora cantaré por mi amado el cantar de mi amado a su viña. Tenía mi amado una viña en una ladera fértil. La había cercado y despedregado y plantado de vides escogidas; había edificado en medio de ella una torre, y hecho también en ella un lagar; y esperaba que diese uvas, y dio uvas silvestres. … ¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo! ¡Ay de los sabios en sus propios ojos, y de los que son prudentes delante de sí mismos! ¡Ay de los que son valientes para beber vino, y hombres fuertes para mezclar bebida; los que justifican al impío mediante cohecho, y al justo quitan su derecho! Por tanto, como la lengua del fuego consume el rastrojo, y la llama devora la paja, así será su raíz como podredumbre, y su flor se desvanecerá como polvo; porque desecharon la ley de Jehová de los ejércitos, y abominaron la palabra del Santo de Israel (Isaías 5:1-2,20-24).Iré a los grandes, y les hablaré; porque ellos conocen el camino de Jehová, el juicio de su Dios. Pero ellos también quebraron el yugo, rompieron las coyundas. Por tanto, el león de la selva los matará, los destruirá el lobo del desierto, el leopardo acechará sus ciudades; cualquiera que de ellas saliere será arrebatado; porque sus rebeliones se han multiplicado, se han aumentado sus deslealtades. ¿Cómo te he de perdonar por esto? Sus hijos me dejaron, y juraron por lo que no es Dios. Los sacié, y adulteraron, y en casa de rameras se juntaron en compañías. Como caballos bien alimentados, cada cual relinchaba tras la mujer de su prójimo. ¿No había de castigar esto? dijo Jehová. De una nación como esta, ¿no se había de vengar mi alma? (Jeremías 5:5-9).Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Israel, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque vendieron por dinero al justo, y al pobre por un par de zapatos. Pisotean en el polvo de la tierra las cabezas de los desvalidos, y tuercen el camino de los humildes; y el hijo y su padre se llegan a la misma joven, profanando mi santo nombre. Sobre las ropas empeñadas se acuestan junto a cualquier altar; y el vino de los multados beben en la casa de sus dioses. Yo destruí delante de ellos al amorreo, cuya altura era como la altura de los cedros, y fuerte como una encina; y destruí su fruto arriba y sus raíces abajo (Amós 2:6-9).La gente en todo el mundo a menudo reconoce su dependencia de Dios, incluso cuando entienden poco acerca de Él o de su plan de salvación. Cuando luchan para vivir responsablemente para sobrevivir apenas naturalmente se ofenden con los ricos y poderosos que derrochan la libertad y viven negligentemente. En general es verdad que el bienestar de los pobres depende de la religión de los ricos. Siempre que los ricos no se comportan justa y moralmente para con el pobre, ofenden el sentido de justicia y significación de la persona pobre, y arruina su esperanza de felicidad. La decadencia autoindulgente de nuestra cultura justifica la crítica expresada en este recorte de un periódico musulmán:"Existen en este mundo nuestro tiranos que imponen su autoridad por la fuerza, gente que sólo está interesada en los deseos carnales y no le gusta ser seria, el injusto que aborrece la justicia, el descarriado que no contempla por un momento una actitud derecha, así como aquellos que piensan mal de toda cosa recta y consideran que todo lo malo es bueno. No hay nación, mucho menos la humanidad como un todo, que pueda prosperar a menos que prevalezca la bondad, que se haga lo correcto, y que se deseche lo malo. De ahí la necesidad de tener una autoridad que promueva la bondad y la rectitud y combata el mal. Lo que es más, esta autoridad debe ser obedecida" (tomado de The Islamic Voice, septiembre del 2000).Si la perspectiva que tiene una persona de Dios hace que la salvación sea incierta -de hecho, garantizada únicamente a los que mueren en una "guerra santa"- no debería sorprender a nadie que pueda llegar al punto del fanatismo y el odio suicida.Los cristianos deberían ser los primeros en dar el ejemplo de una manera de vivir responsable, y estar preparados para explicar a otros estadounidenses la necesidad que tienen ellos de lo mismo. En un mundo que está hambriento de significación y esperanza, los cristianos estadounidenses, por encima de todo, deberían estar preparados para ofrecer evidencia de que Dios existe, ayudar a proporcionar un denominador común de comprensión y confianza, y dar ejemplo de compasión a los pobres y oprimidos del mundo.No hay razones de odio que justifiquen el asesinato intencionado de civiles desarmados. El gobierno y los ciudadanos de los Estados Unidos están obligados a llevar a cabo una vigorosa defensa contra el aumento del terrorismo. Pero erraríamos si pensáramos que podemos confiar en el poder solamente para resolver los problemas del mundo (Isaías 31:1). Puesto que hemos sido bendecidos por un Dios de amor generoso, debemos acudir a Él arrepentidos y procurar ofender lo menos posible a un mundo que nos observa (Romanos 12:18).
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Hijastros y hermanastros
¿Como se puede ayudar a los niños a desarrollar una firme conciencia moral si su ex cónyuge los expone a cosas que son contrarias a los valores de usted?
Sabrina, que sólo tiene ocho años de edad, regresa de pasar el fin de semana con el padre o la madre con quien no vive permanentemente y le habla del video que vio. A medida que describe ciertas escenas, usted siente que se le ponen los pelos de punta. Usted nunca hubiera permitido que su hija/o viera ese video por su contenido inmoral. Pero su ex cónyuge no ve nada malo en ello, y usted siente que no puede hacer nada al respecto. Esto es una pesadilla para un padre o una madre que esté tratando de inculcar buenos valores a sus hijos.Por mucho que les gustaría, los padres no pueden proteger completamente a sus hijos de todas las influencias negativas.1 Tampoco hay ninguna garantía de que los hijos vayan a escoger el camino correcto en la vida. Sin embargo, hay maneras en que los padres pueden ayudar a los hijos a cultivar una firme conciencia moral a pesar de la diferencia de valores que haya entre los padres.El punto inicial para alimentar la conciencia de sus hijos es dar un ejemplo moral. No es tanto lo que los padres digan a sus hijos sobre cómo vivir, sino lo que los padres hagan lo que causa el mayor impacto en ellos. Sea usted la clase de persona que quiere que sean sus hijos. Viva una vida Cristocéntrica: una vida de verdad, amor y confianza en Dios (1 Pedro 2:21; 1 Corintios 11:1; Tito 2:6-8). Y cuando no cumpla con estas normas, no sea demasiado orgulloso como para no pedir perdón a sus hijos. Los niños a menudo aprenden más cuando sus padres piden perdón, que cuando éstos intentan ser «perfectos».Mientras usted trata de ser un buen ejemplo para sus hijos, también prepárelos para manejar circunstancias futuras que ellos puedan encontrar en el hogar del padre o la madre con quien no viven. Reconozca que estas situaciones son oportunidades para crecer y para cultivar un buen carácter. Por ejemplo, ayude a sus hijos a ver cómo los videos seculares no se corresponden con los valores bíblicos como el amor, la pureza y la responsabilidad. Evite sermonearlos y hablarles mal de su ex cónyuge. Más bien ayúdelos con paciencia a pensar en las cosas que van a tener que enfrentar y en las decisiones que tienen que tomar en los años venideros (Proverbios 22:6; 1 Tesalonicenses 5:14).No sólo es importante preparar a sus hijos de manera proactiva para situaciones futuras, sino que es igualmente importante usar momentos de la vida diaria en los que pueda enseñarles para reforzar la conducta apropiada. Deuteronomio 6:5-7 dice: «Amarás al SEÑOR tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y diligentemente las enseñarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.» Los momentos ordinarios que pase con sus hijos tales como cenar, limpiar el patio o leer una historia a la hora de acostarlos, pueden darle oportunidades para inculcarles los valores correctos.El establecer reglas y consecuencias apropiadas para la edad en su propio hogar reforzará los buenos valores. Explique las razones que hay detrás de las reglas (basándose en valores bíblicos) y establezca claramente las consecuencias de la conducta impropia. Por ejemplo, la mentira no debe pasarse por alto. Debe abordarse y debe haber consecuencias apropiadas. Al experimentar las consecuencias de sus acciones, el niño se da cuenta de que necesita cambiar su conducta o actitud. Este adiestramiento constante seguirá inculcándole valores morales en su conciencia (Proverbios 13:24).Los padres no deberían solamente señalar lo que los hijos hacen mal, sino que deben también reconocer y alabar a los hijos por tomar buenas decisiones (Proverbios 12:25). El aplaudirle a su hijo la conducta positiva refuerza el concepto de lo bueno y lo malo y lo motiva a seguir haciendo lo correcto.Fomente una relación sana con sus hijos pasando tiempo con ellos y escuchándolos. Los padres que invierten tiempo en escuchar sinceramente a sus hijos les dan un sentido de valía. Eso les dice que son amados y que sus pensamientos y sentimientos son importantes. Los niños adoptan los valores de la gente cuyo amor perciben. Jesús aprobó el pasar tiempo con los niños cuando dijo a sus discípulos: «Dejad a los niños, y no les impidáis que vengan a mí, porque de los que son como éstos es el reino de los cielos» (Mateo 19:14).Aunque los ex cónyuges podrían tener valores completamente distintos, cuando usted da el ejemplo de una vida centrada en Cristo y enseña por medio del amor y la disciplina, su hijo verá una diferencia significativa entre su hogar y el hogar de su ex cónyuge. Ore fervientemente para que con el tiempo, el niño pueda ver los beneficios de vivir una vida moral.
Notas:1. Este artículo no aborda casos de abuso infantil como el abuso sexual o físico, o la exposición de los niños a la pornografía. Es responsabilidad de los padres informar actividades dañinas e ilegales a la policía o a los servicios protectores de los niños

¿Quién debe tener prioridad en nuestra familia mezclada, mi cónyuge o mis hijos?
La relación entre padres e hijos es importante, pero no tan fundamental como la relación entre los cónyuges (Génesis 2:24). Sin embargo, muchas veces los padres sienten la presión de poner a los hijos primero en la familia, y en el proceso, descuidan a su cónyuge.Es natural que los padres quieran proteger a sus hijos. Pero los padres que han pasado por un divorcio que les ha destrozado la vida se sienten especialmente protectores. No quieren que sus hijos sufran más o temen perderlos de nuevo. Por esa razón, el poner a un nuevo cónyuge en primer lugar puede dar la sensación de estar traicionando a sus hijos.Los niños necesitan saber que uno los ama y que siempre va a estar presente. Igual de importante es para ellos la necesidad de la seguridad de un hogar estable. Un matrimonio sano da a los niños esa seguridad, porque cuando el esposo y la esposa están pendientes de los intereses del otro, también estarán pendientes de los intereses de los niños.El poner a su cónyuge en primer lugar nunca significa que usted descuide o abuse de sus hijos. Y por supuesto no significa que usted permita que un nuevo cónyuge descuide o abuse de los niños. En una familia mezclada, debe abordarse y hablarse incluso del favoritismo, lo cual es natural. El ignorar el tratamiento injusto es malo (Romanos 12:9). Los padres siempre son responsables de proporcionar hogares amorosos, seguros y sanos en los que sus hijos crezcan (Proverbios 14:26).Es importante que los esposos y las esposas consideren los sentimientos y las opiniones de ambos. Tienen que permanecer unidos y avanzar en la misma dirección como pareja y como padres. Deben buscarse el uno al otro y demostrar una profunda preocupación y respeto mutuo. Un cónyuge solícito y amoroso sabe que lo que les afecta, afecta a su cónyuge y a los niños. Los matrimonios felices con amorosos, respetuosos y considerados (Efesios 5:21-33).Un buen matrimonio no sólo da a los niños la seguridad de un hogar estable, sino que también les da un ejemplo positivo de lo que Dios quería que fuera el matrimonio. Aprenderán acerca del amor, la confesión, el perdón, la rendición de cuentas, la responsabilidad y la honestidad. Los padres que se aman profundamente ayudan a sus hijos a desarrollar expectativas realistas sobre lo que se necesita para construir un matrimonio sólido. Los niños necesitan ese tipo de ejemplo para tener esperanza para su propio futuro.

¿Cómo puede ser feliz nuestra familia mezclada?
Todas las familia luchan a veces por ser felices, pero las familias mezcladas1 a menudo enfrentan mayores obstáculos que las demás. Por ejemplo, la calidad de la relación entre padrastros e hijastros causa un gran impacto en el nivel de felicidad de una familia mezclada. La lealtad hacia los hijos biológicos y el saber cómo disciplinar también agregan importantes complicaciones.Para hacer buen frente a estos desafíos, los esposos deben hacer que su relación mutua tenga la más alta prioridad (Génesis 2:24). Todos los esfuerzos hacia lograr un hogar feliz son inútiles si usted no considera los sentimientos de su cónyuge y toman las decisiones juntos. Un cónyuge cuyos sentimientos se ignoran empezará a sentirse descuidado, inseguro y no amado, lo cual crea infelicidad. Es importante que los cónyuges hablen de todo y tomen decisiones únicamente después de haber llegado a un acuerdo.Se necesita mucho tiempo para construir relaciones amorosas en una familia mezclada. Los vínculos emocionales no suceden de la noche a la mañana, y no es realista pensar que padrastros e hijastros van a llevarse bien automáticamente. A veces sí ocurre, pero la mayoría de las veces se necesitan años para desarrollar un nexo más normal entre padre/madre-hijo/a. Sea paciente con sus hijastros (Proverbios 19:11; Colosenses 3:12). Además, sea lo suficientemente realista como para reconocer que a veces, la clase de afecto que usted anhela nunca se desarrollará. No obstante, los padrastros y las madrastras necesitan respetar y aceptar a los hijos de sus cónyuges y no tratar de forzar una inmediata relación estrecha. Ese respeto y aceptación a menudo termina siendo la base de la relación que usted desea.A medida que su esposo o esposa conozca a sus hijos, empezará a ver cosas en ellos que usted puede haber pasado por alto. Muéstrese abierto al juicio de su cónyuge acerca de sus hijos. Puede que usted se sienta amenazado al escuchar algo negativo sobre ellos, pero el escuchar a su cónyuge es una muestra de respeto. El valorar estas reflexiones es una indicación de que usted respeta el importante papel que su cónyuge desempeña en la familia. El honrar su opinión puede incluso ayudar a resolver algunos de los problemas de disciplina o de relación que usted pueda tener con sus hijos. Es natural sentirse protector; pero esos sentimientos protectores podrían llevarle a rechazar observaciones valiosas, las cuales pueden, a su vez, llevar a acaloradas discusiones sobre los hijos (2 Timoteo 2:22-26). Cuando ese instinto protector se enciende, admítalo delante de su cónyuge y hable de él. Si usted se muestra abierto acerca de sus sentimientos puede desarrollar una mayor confianza e intimidad con su cónyuge (1 Corintios 13:6; Efesios 4:15; Santiago 5:16). Recuerde que no es usted contra su cónyuge; es usted y su cónyuge, juntos, tratando de encontrar la mejor manera de criar a los hijos que Dios les ha dado (Proverbios 1:8).Tanto el padre o la madre natural como el padrastro o la madrastra2 son responsables de guiar a los hijos (Proverbios 13:24; 23:13; Efesios 6:1,4). Si usted ama a sus hijos (o hijastros) los va a guiar y a capacitar. El descuidar su preparación para la vida es falta de amor. Los padres biológicos, a su manera, necesitan hacer saber a sus hijos que el padrastro o la madrastra tiene igual autoridad de manera que haya un frente unido firme. Es de vital importancia para los hijos saber que existe un acuerdo entre ustedes, y que cada uno de ustedes tiene la misma autoridad sobre ellos.Las familias mezcladas tienen tanta esperanza de felicidad a través de buenas relaciones como la tienen las familias tradicionales. Las primeras tienen que reconocer que su singular situación tiene desafíos únicos, y que esos desafíos se enfrentan mejor cuando han construido un matrimonio firme que honra a Dios. (Si desea más información acerca de las familias mezcladas, haga clic en el artículo «¿Quién debe tener prioridad en nuestra familia mezclada, mi cónyuge o mis hijos?»)
Notas:1. Una familia mezclada es aquella en la que uno o ambos cónyuges tienen hijos de relaciones anteriores. 2. Los padrastros y las madrastras pueden tener una influencia positiva en la vida de sus hijastros. Aunque ser padrastro o madrastra es difícil a veces, sobre todo con los hijos más grandes, es un papel importante porque ellos lo ven a usted como ejemplo (Santiago 5:10-11).

¿Y si no siento un intenso amor hacia mis hijastros?
Muchos padrastros confiesan que no tienen sentimientos profundos hacia sus hijastros. Algunos asumen que el amor que sienten por su nuevo cónyuge automáticamente creará sentimientos de amor hacia los hijos de éste(a). Sin embargo, como muchos padrastros descubren, el amor por los hijastros generalmente no es tan fácil ni tan natural. Como resultado de ello, algunos padrastros se sienten culpables por no «amar» a sus hijastros tanto como creen que debieran.1 Se esfuerzan más, pero a menudo se encuentran con una mayor decepción y sentimientos de culpa. Es reconfortante –incluso liberador– saber que los padrastros no están obligados a sentir un fuerte cariño por sus hijastros. Si bien los sentimientos afectuosos son lo ideal en las relaciones, no son necesarios para cultivar relaciones saludables con los hijastros.Nuestro amor y servicio a favor de otro miembro de la familia son más importantes que nuestros sentimientos. Los padrastros pueden elegir amar a sus hijastros de maneras tangibles, incluso si no están sintiendo el cariño que desearían tener. Lo que más importa en una familia son los actos de amor demostrados a través de servirse unos a otros, no los sentimientos de amor (1 Corintios 13:4-7; 1 Juan 3:16-18). También es importante tratar a los hijastros con gentileza. Eso incluye a los que se mantienen distantes, a los que están enfadados o a aquellos con los que es difícil vivir. Brindar gentileza no significa que pasemos por alto los problemas. Más bien significa que tratamos a nuestros hijastros de la manera en que queremos que se nos trate a nosotros, con respeto y amabilidad (Mateo 7:12; Filipenses 2:3-4). Les damos la disciplina y la guía que necesitan recordando que nosotros también tuvimos su edad alguna vez. Incluso durante los momentos difíciles, los padrastros deben hacer lo que es correcto y justo para sus hijastros (Proverbios 1:3, 21:3; 2 Tesalonicenses 3:13). Una actitud de verdad con gentileza promueve una relación saludable entre usted y sus hijastros. Las relaciones son complejas y debido a una gama de razones, algunos padrastros e hijastros no se acercan unos a otros. Aun así, usted puede ser el tipo de padrastro o madrastra que ama a sus hijastros a través de actos de servicio con una actitud de gentileza. Sus acciones cariñosas, con o sin los sentimientos cariñosos, honran a sus hijastros, alientan la compenetración afectuosa con ellos e imitan el tierno corazón de Jesucristo.
1. Como se ha de esperar, sentir amor hacia sus padrastros no es algo instintivo en muchos hijastros. Debido a fuertes lazos de lealtad hacia sus padres biológicos, a sentimientos de pérdida, a una falta de historia juntos, así como por otras razones, el amor hacia sus padrastros no surge automáticamente en muchos hijastros.

¿Cuáles son algunas expectativas no realistas que podríamos tener al volvernos a casar?
Todas las parejas tienen sueños en cuanto a cómo desean que sean sus familias. Pero algunas se predisponen al fracaso al tener esperanzas que no son realistas. A continuación algunas de ellas:Tendremos una felicidad familiar instantánea. No es realista pensar que la felicidad familiar va a ocurrir de la noche a la mañana y sin luchas ningunas.En una familia mezclada se necesita más tiempo para edificar un hogar feliz. Las pérdidas asociadas con el divorcio, la lealtad a los padres biológicos, el hecho de que no hay una historia compartida y la falta de tiempo para pasar juntos son sólo unos cuantos de los factores que pueden retardar la unión entre padrastros, hijastros y hermanastros.No hay un tiempo límite establecido para que haya cohesión familiar. Además, es útil recordar que incluso las familias que han permanecido intactas desde el principio deben trabajar para ser felices. Igual que en la iglesia, se necesita tiempo, esfuerzo y apoyo en Dios para lograr un espíritu de unidad y paz (Romanos 15:5-7). Es la constante aplicación de amabilidad, humildad, compasión, bondad, perdón, amor y paciencia lo que edifica la unidad (Filipenses 4:5; Colosenses 3:12-14).Los niños darán la bienvenida a la casa automáticamente a su nuevo papá o su nueva mamá. Aunque las madres y los padres solteros agradecen el apoyo paterno omaterno adicional que reciben al casarse de nuevo, puede que los hijos no estén tan dispuestos a tolerar la nueva autoridad. Al sentirse celosos o amenazados por el nuevo cónyuge, muchos hijos se vuelven distantes o agresivos en su relación con su padrastro o madrastra.Para aminorar el conflicto, las parejas tienen que definir claramente el papel del padrastro o la madrastra. Al disciplinar, los padrastros o madrastras no deben ser demasiado duros ni demasiado permisivos (Efesios 6:4). El hablar con los hijos sobre el nuevo papel en el hogar que tendrá el padrastro o la madrastra, el incluirlos al establecer las reglas de la casa más una disciplina justa pueden facilitar la confusión en cierta medida. El pasar tiempo con los hijastros y llegar a conocerlos puede disminuir la tensión y construir relaciones positivas.El pasado no afectará la manera en que funcionamos como familia.Algunos desearían poder borrar el doloroso pasado de una ruptura familiar. Temen que los ex cónyuges, los problemas de dinero y el dolor emocional entren por la puerta de su nueva casa y se conviertan en fronteras regulares no deseadas. Así que fingen que estos problemas no existen. Los horarios de visita, los asuntos de la pensión alimentaria y las emociones sin resolver deben abordarse a medida que surjan. Lo mejor es reconocer estos problemas de manera realista.El centrarnos en amar a los demás nos puede ayudar a pasar por alto algunos de los inconvenientes de una segunda familia (1 Pedro 4:8). También podemos dejar que los momentos difíciles nos enseñen paciencia, generosidad, y también a centarnos en las necesidades de los demás (Filipenses 2:4; Salmo 38:17-22). Encarar el pasado y aceptar ciertas realidades de una segunda familia pueden alentar el crecimiento personal y las relaciones familiares sanas.Nuestra consejería prenupcial nos preparará para todo lo que encontraremos al formar una segunda familia.Así como la capacitación médica en el aula de clases no puede preparar completamente a un médico para trabajar en una sala de emergencia, la consejería prenupcial es limitada en lo que puede hacer para que las parejas estén listas para un segundo matrimonio. Surgen emociones intensas y maneras no saludables de lidiar con el estrés que nos pueden sorprender. Es únicamente en los desafíos de la vida con una segunda familia que nos hacemos conscientes de algunas de las áreas que necesitan atención especial. Aunque la consejería prenupcial es importante, es igualmente bueno para las parejas que se van a casar por segunda vez sigan educándose en lo que respecta a la vida familiar en un segundo matrimonio. Leer sobre temas relacionados con un segundo matrimonio, compartir con otras familias en las que ha habido un segundo matrimonio y permanecer en contacto con una firme comunidad de creyentes por medio de la participación en la iglesia son cruciales para el éxito de los segundos matrimonios (1 Tesalonicenses 5:11; Hebreos 3:13; 10:25; Gálatas 6:2).El deseo de la mayoría de las parejas que se casan de nuevo es crear un hogar seguro y de amor para sus hijos y para ellos. Pero si nos aferramos a expectativas no realistas, podemos, sin querer, poner a nuestra familia en riesgo. En lugar de ello, las familias productos de segundos matrimonios se pueden ayudar examinando honestamente sus expectativas, ajustándolas a normas bíblicas, y confiando en Dios para que les ayude a redimir el doloroso pasado y a suplir las necesidades de su nueva familia.
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Uso de drogas
¿Por qué no debo usar marihuana y otras drogas "recreativas"?
 Las consecuencias negativas de usar drogas de una manera "recreativa" sobrepasan por mucho sus cortos placeres.Primero están los efectos físicos. La marihuana, por ejemplo, puede tener efectos peligrosos a largo plazo, entre los que se encuentran cánceres de la cabeza y el cuello. Las anfetaminas y la cocaína son sumamente adictivas y causan un rápido deterioro físico. Los barbitúricos deprimen el sistema nervioso central y son tan adictivos físicamente que puede ser fatal dejarlos si alguien que depende de ellos intenta dejar de usarlos sin supervisión médica. (Otro peligro peculiar de los barbitúricos es la facilidad con que una persona puede tomar una sobredosis fatal.) El alcohol también es muy adictivo para las personas que tienen una tendencia genética hacia el alcoholismo.La mayoría de las drogas que se usan con propósitos "recreativos" son físicamente adictivas hasta cierto grado. Todas son psicológicamente adictivas. Puesto que inducen químicamente la euforia y un estado alterado de la conciencia, introducen lo que se ha llamado el "efecto del péndulo". A medida que va pasando el efecto de la droga, el usuario paga un precio por la experiencia de una euforia inducida químicamente. El estado emocional del "usuario" después de la euforia artificial es invariablemente peor que el original. Esto hace que luego se necesite una dosis ligeramente mayor para duplicar el mismo efecto. 1 Este efecto del péndulo a menudo da como resultado un ciclo vicioso de un uso cada vez mayor de la droga.El término hastiado se ha usado desde hace mucho tiempo para describir a una persona cuyas sensibilidades normales han sido embotadas por una búsqueda obsesiva del placer. Hoy día existe una gran preocupación de que al menos algunas euforias artificiales puedan causar un daño permanente al sistema nervioso. Las euforias inducidas químicamente, sobre todo en el caso de drogas tan potentes como la cocaína, pueden disminuir de manera permanente la capacidad de una persona de experimentar placer físico y emocional. Pero incluso si las euforias artificiales no causaran ningún daño permanente, interfieren con el desarrollo de nuestra capacidad de experimentar los goces y placeres legítimos que Dios diseñó para que formaran parte del diario vivir. Notas:1. Una inmunidad cada vez mayor a los efectos de una droga se llama tolerancia. La tolerancia a una droga ocurre cuando se necesitan cantidades mayores para lograr la misma euforia.
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Luchas familiares
¿Cómo puede nuestra familia establecer normas para los programas de televisión que miramos?
He aquí algunas normas que usted puede aplicar a lo que ve en TV:La prueba de la realidadIncluso en las comedias, las tramas no realistas y los personajes estereotipados presentan a menudo una perspectiva moral retorcida. Los programas que no muestran las dolorosas consecuencias de las malas acciones distorsionan la realidad. De la misma forma en que no deberíamos pasarnos la vida asociándonos con personas malignas y necias (1 Corintios 15:33), tampoco debemos invertir tiempo valioso mirando programas inmorales y frívolos.Todo miembro de la familia debe aprender a ser un espectador crítico y estar preparado para apagar las producciones "basura" que se realizan con mal gusto. Todos deberíamos estar dispuestos a explicar a los demás miembros de la familia por qué escogemos lo que vemos.La prueba del valorEl relajamiento es una necesidad legítima, pero hay relajamientos mejores que otros. Con razón a la TV le han llamado "la droga de enchufe". Ni siquiera el tiempo para recreación debe desperdiciarse.¿Podemos justificar el tiempo que pasamos mirando programas de TV en particular (o películas) en comparación con otras formas más activas de recreación, como la lectura, visitar a los amigos, jugar con los niños, salir a caminar o cultivar un jardín? ¿Nos hace más productivos y equilibrados el tiempo que pasamos mirando la TV, o nos quita vitalidad y socava nuestra creatividad?La prueba de la moralidadVivimos en un mundo caído. Por consiguiente, todo buen arte reconoce la realidad del mal. El arte que ignora el mal no es profundo. Los más grandes escritores y obras de teatro de todos los tiempos -gente como Esquilo, Shakespeare, Goethe, Eliot, Tolstoy, Dostoyevsky y Melville- siempre han lidiado con el mal. Pero representaron el mal sin glamour ni sensacionalismo.A veces los actores tienen que representar papeles inmorales. Pero un buen programa distingue entre la actuación y el exhibicionismo. A medida que se promueve más y más la pornografía "suave" en las redes comerciales para aumentar la popularidad, debemos tener en cuenta el sencillo razonamiento de que la fornicación "actuada" por actores profesionales y filmada para fines de entretenimiento público sigue siendo fornicación. La intimidad sexual humana es demasiado hermosa como para que los medios de comunicación la prostituyan bajo el disfraz de "realismo" o "libertad artística". De igual forma, tanto el testimonio del sentido común como de los académicos afirman que la violencia de los medios de comunicación, aunque sea simulada, causa el efecto de insensibilizar a los televidentes, disminuyendo sus inhibiciones y creando el apetito de ver más. 1 Los medios de hoy, como el circo romano, a menudo explotan el mal en vez de desenmascararlo, lo cual hace que ganen espectadores porque inflaman sus pasiones.Si regularmente medimos lo que vemos en la TV por estas tres normas, probablemente descubramos que se reducirá en gran manera, e incluso podría eliminarse. 2 El uso que hace su familia de los medios de comunicación dice mucho a sus familiares y amigos acerca de sus valores, prioridades, metas y sueños. Notas: Los vínculos entre la cultura pop y la conducta son tentativos e indirectos a lo sumo. Aún así, los académicos que estudian esas cosas están ampliamente de acuerdo en que la exposición a la violencia de los medios de comunicación es correlativa a la agresión, la dureza y el apetito de violencia -incluso entre adultos, para no mencionar a los niños, a quienes les resulta más difícil distinguir entre lo real y lo indirecto. (Y entre algunos programas de TV, como por ejemplo Cops- no hay diferencia.) Estos estudios se realizaron primordialmente antes de la divulgación de la TV por cable, el Nintendo y la Internet a más de una habitación de adolescentes de 14 años. Como escribe la crítica social en su libro Mayhem: Violence As Public Entertainment [Confusión: La violencia como entretenimiento público]: "Estas fuentes llevan a los hogares representaciones de violencia gráfica … que nunca antes habían estado al alcance de los niños ni de la gente joven." (Cita de "Of Arms and the Boy," revista Time, por John Cloud). Michael Medved, el bien conocido crítico de cine, y su esposa Diane (psicóloga de niños), han adoptado esta posición con sus hijos. En lugar de permitirles el corrosivo efecto de la televisión en su hogar, la familia vota para seleccionar tres horas de películas de video a la semana. Ellos son los coautores del libro Saving Childhood, Protecting Our Children From The National Assault On Innocence [Salvemos la niñez, protejamos a nuestros hijos del asalto nacional a la inocencia], de Harper Collins/Zondervan.

¿Qué enseña la Biblia acerca de las madres que trabajan fuera del hogar?
Según Tito 2:5, es importante que una mujer cuide de su casa. Las mujeres han de ser "prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada".El propósito de Pablo al decir a las mujeres que sean puras, prudentes y cuidadoras de su casa se encuentra en la última parte del versículo: "para que la palabra de Dios no sea blasfemada". ¿Cómo pueden las mujeres cristianas responsables honrar a Dios en nuestra cultura? ¿Cómo tomamos decisiones para nuestra familia que no pongan nuestra fe en ridículo? ¿Qué significa ser cuidadosa de la casa? ¿Acaso ese mandamiento trasciende el tiempo y la cultura? ¿Es que quedarse en casa forma parte del papel que Dios nos dio? ¿O es una norma cultural?No parece haber respuestas claras a estas preguntas, pero existe un principio dominante que debe guiar nuestras decisiones y acciones. Debemos vivir vidas intachables delante de Dios y del mundo. No debemos hacer nada que sea negligente ni irresponsable, sometiéndonos así a una crítica que daría una mala imagen de Cristo. Nuestras acciones deben hablar bien de nuestro Señor, no dejar lugar a dudas.¿Cómo puede una mujer cuidar su casa de tal manera que dé una buena imagen de su Señor? Una mujer que esté siguiendo la guía de Dios en su vida, usando sus talentos y dones para glorificar a Dios, es una mujer que honra a Dios. ¿Qué cosas debilitarían mi testimonio como mujer de Dios? Un hogar que sea constantemente caótico y desordenado; niños sin supervisión ni cuidado; gastos y deudas descontrolados; una gran disensión en el hogar; falta de respeto entre los esposos y los hijos.En una cultura que a veces exige que haya dos ingresos en los hogares, ¿debe hacerse responsable a las mujeres de hoy de que sean administradoras de su casa de la misma forma en que lo eran las mujeres del Nuevo Testamento? ¿O es que deben los dos cuidar de la casa si ambos trabajan fuera del hogar? A veces nos enredamos en la pregunta: "¿Quién debe trabajar fuera del hogar?" cuando leemos las Escrituras, y no nos damos cuenta de que existe un propósito más elevado. El llamamiento más elevado es proteger la Palabra de Dios. La pregunta primordial a considerar no es si la mujer debe trabajar fuera del hogar, sino: "¿Dan nuestros hogares una buena imagen del Señor?"Fundamentos para edificar su hogarLos siguientes principios son el fundamento sobre el cual hemos de edificar nuestros hogares, hogares que honren a Cristo y sean un testimonio al mundo.Primero, Dios ha establecido la familia para que sea un reflejo de Cristo y la Iglesia (Efesios 5:21-6:4). Nuestros hogares tienen que reflejar la unidad y el amor de Cristo. Nuestro amor a nuestras familias debe ser sacrificatorio, de la misma forma en que el amor de Cristo es sacrificatorio. Él dejó su trono y sacrificó su vida por nosotros, y hemos de emular esa clase de humildad y sacrificio en nuestros hogares. Hemos de someternos, exhortarnos, y lo más importante, amarnos unos a otros (1 Corintios 13, Efesios 5:22, Hebreos 3:13). El amor debe guiar nuestras decisiones al relacionarnos con Dios, nuestras familias y nuestro mundo.Segundo, Dios es nuestro proveedor para nuestras necesidades físicas, emocionales y espirituales (Salmo 23:1; 34:10; Mateo 6:28-34; Santiago 1:17). Si estamos haciendo lo mejor que podemos para proveer para las necesidades de nuestra familia, podemos contar con que Dios llenará los huecos. Dios proveerá para las necesidades singulares de cada familia.Tercero, Dios dice que será un Padre para los huérfanos (Salmo 68:5). Si es usted un padre soltero o una madre soltera, tiene más tensión porque está tratando de desempeñar el papel de ambos padres en el hogar. Tal vez crea que tiene por delante una tarea imposible. Pero Dios aligerará su carga en formas previsibles protegiendo, guiando y proveyendo para usted y sus hijos. Puntos clave para recordar Cuando vaya a tomar la decisión de si debe trabajar o no fuera del hogar, tenga estas cosas en cuenta: 1. Establezca prioridades en su vida. Haga una lista de sus compromisos (por ejemplo familia, dinero, etc.) en orden de importancia, con su familia en primer lugar. Las necesidades reales de su familia deben suplirse antes que cualquier otra cosa menor (Proverbios 31:10-31). Asegúrese de que sus prioridades estén de acuerdo con las Escrituras, y luego base su decisión en esa lista de prioridades. Considere en actitud de oración la situación económica de su familia. Elabore un presupuesto que funcione para usted, y haga cambios cuando sea necesario. Si lo intenta, ¿puede cumplir con sus obligaciones económicas con un solo ingreso? 2. Decida qué es lo que usted considera una guardería "de calidad". Sin duda alguna, no hay guardería que pueda proporcionar el amor y el cuidado que puede ofrecer usted. Sin embargo, esto no significa que una guardería no le pueda ofrecer a su hijo un ambiente de formación. Tómese el tiempo de observar y seleccionar un ambiente donde se fomenten sus valores y se les inculquen a sus hijos. Los padres que trabajan deben proporcionar a sus hijos el mejor cuidado posible mientras se encuentran fuera del hogar. Las investigaciones muestran que los estímulos e interacciones que reciben los niños a temprana edad tienen un impacto profundo en el desarrollo de las emociones y habilidades (Revista Newsweek, verano de 1997, "How To Build A Baby's Brain", p. 28). Por esa razón, es importante escoger para su niño un cuidado que fomente el crecimiento emocional e intelectual de su niño. 3. Utilice los recursos de sus parientes. ¿Podría y querría una abuela o abuelo cuidar a su hijo parte del tiempo? Puede que estemos viviendo en una época en que redescubramos el valor de los parientes y cómo pueden unirse y ayudarse mutuamente trabajando para el bien de la familia. 4. Busque flexibilidad en el empleo que tiene ahora. ¿Puede usted o su esposo buscar alternativas de trabajo? Tal vez sus horarios se puedan combinar de tal manera que uno de los dos esté en la casa con los niños la mayor parte del tiempo. Los trabajos que ofrecen flexibilidad en el horario, que se pueden compartir con otros empleados o que se pueden hacer desde la casa son opciones que pueden dar más flexibilidad a sus horarios y permitirle pasar más tiempo con los niños. 5. Investigue otros medios de ingreso que puedan satisfacer sus necesidades y permitirle trabajar desde la casa, creando más tiempo para dedicarle a los niños. 6. Use al máximo el tiempo que pasa con los niños. Cuando se encuentre en casa con ellos, hágales saber que ese tiempo les pertenece. Apague la TV y vaya a caminar con ellos, o lean libros, hable con sus hijos, escuchen música. ¡Deje los platos! O, incluya a sus hijos en las tareas diarias de la casa para enseñarles responsabilidad y la importancia del trabajo. Invierta en sus hijos con el tiempo que sí tiene. 7. Aparte tiempo para usted, y, si está casada, para su esposo. Los momentos devocionales son muy valiosos cuando se está criando una familia. Incluso si eso significa que los niños deben acostarse más temprano, asegúrese de invertir tiempo en su bienestar espiritual, emocional y mental. Establecer fronteras de tiempo puede ayudar a sus hijos a aprender la importancia de las relaciones y a respetar las necesidades de los demás. 8. Recuerde que no está sola. Si está casada, pida ayuda a su esposo para que contribuya con el manejo de su hogar. Divida las tareas y las obligaciones con su esposo y sus hijos. Busque apoyo en otras mujeres que están en la misma situación. Hablen de sus luchas. Hay grupos de estudio, libros y otros recursos disponibles para mujeres que trabajan. Si usted ha decidido que es imposible vivir con un solo ingreso, y ha tomado medidas para proporcionar el mejor cuidado posible para sus hijos, puede que siga sintiendo tristeza y desilusión. Tal vez experimente una sensación de pérdida por no estar con sus hijos. Usted puede experimentar la paz de Dios a medida que nutra su relación con Él por medio de la oración y la meditación en su Palabra (Romanos 8:6). Y puede hallar consuelo en el hecho de que, si busca a Dios primero, Él le concederá el deseo de su corazón (Salmo 37:4).Todas las familias son diferentes. Dios ha establecido la estructura de la familia, pero su plan de trabajo detallado puede parecer distinto para cada una. Aunque los planes puedan ser diferentes, nuestra meta es la misma: glorificar al Señor. Puede que su plan sea que usted contribuya al bienestar económico de su familia. Puede que sea que usted busque otro empleo para que pueda pasar más tiempo con sus hijos. O, puede que Dios le esté pidiendo que deje su trabajo completamente. Esté abierta a la guía de Él para su vida y a Su voluntad. Pídale dirección, fortaleza y sabiduría. Haga lo mejor que pueda con lo que tiene y confíe a Dios el resultado.
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Culpa
Siempre que nos sentimos culpables, ¿cómo podemos saber si el Espíritu Santo nos está dando convicción o si Satanás nos está acusando?
Puesto que éste es un mundo caído, no hacemos nada por motivaciones totalmente puras. Como dijo el profeta Isaías:Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento (Isaías 64:6).Como nuestras motivaciones siempre son imperfectas, y nuestras decisiones, muchas veces difíciles, uno de los trucos más eficaces de Satanás es confundir y paralizar a los cristianos con sus acusaciones, impidiéndoles actuar eficazmente. Como acusador y enemigo nuestro (1 Timoteo 5:14-15; 1 Pedro 5:8; Apocalipsis 12:10), Satanás se deleita en nuestra ansiedad y temor. Aunque puede que intelectualmente aceptemos la premisa de que nadie merece la gracia de Dios, Satanás sabe cómo usar nuestras emociones para hacernos sentir fuera del alcance de la misericordia de Dios. Sus acusaciones muchas veces son vagas, indefinidas y persistentes. Palpitan como si fueran una migraña espiritual. Nos atormentan hasta después que hemos admitido errores conocidos y pedido perdón a Dios (1 Juan 1:9). Siempre que estamos abrumados por sentimientos de culpa que no se pueden relacionar con un pecado específico, o siempre que los sentimientos de condenación persistan incluso después de confesarlos honestamente al Señor, es razonable asumir que estamos sufriendo por una culpa falsa, culpa que, o bien viene de nuestro corazón, o de nuestro enemigo espiritual.¿Por qué no podemos asumir que estos sentimientos de condenación no vienen de Dios? La Biblia nos dice que la convicción piadosa se basa en el amor, no en el temor. Su propósito es instruir y corregir, no atormentar. El apóstol Juan escribió:En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.Dios no es arbitrario ni cruel. Siempre da convicción a sus hijos por amor (2 Samuel 12:13; Lucas 15:10). La convicción es una herramienta para llevarnos a tener una mayor confianza en Cristo (2 Corintios 7:10; Efesios 2:1-10; 2 Timoteo 1:9). Su Espíritu no nos abruma con sentimientos de condenación por pecados que han sido confesados y abandonados, ni por decisiones que son inevitablemente perturbadoras y ambiguas.Cuando pecamos, tenemos que vivir con las consecuencias de nuestras acciones y con la amorosa corrección del Señor si no nos corregimos nosotros mismos. Nuestra posición como hijos de Dios no nos quita responsabilidad. Pero las consecuencias naturales del pecado nunca harán que perdamos nuestra relación de familia con Dios ni ninguna seguridad espiritual que Cristo nos haya dado.Necesitamos recordar siempre que no son nuestras buenas obras, sino la sangre de Cristo, lo que ha hecho provisión para cada una de nuestras necesidades espirituales (Efesios 2:4-10). Cristo es el fundamento de nuestra libertad espiritual y nuestra emancipación del temor. Cristo es la razón por la que los cristianos, a diferencia de los incrédulos, no tienen necesidad de negar ni ocultar sus pecados. Todo el precio de los pecados ya ha sido pagado por el Señor, el cual nos da razón para confesar rápidamente cualquier pecado que haga daño a nuestra maravillosa relación familiar con Dios (1 Juan 1:9).Cuando lleguemos al cielo, el proceso de nuestra perfección espiritual estará completo y nuestros motivos serán puros (1 Corintios 13:12; 15:49; Hebreos 12:22-23). Pero en este mundo caído, siempre lucharemos con algunos sentimientos de culpa legítimos. Aquí luchamos con la tensión de saber que nada de lo que hacemos llega a la perfección. Pero la fe confía en las promesas de Dios. Está dispuesta a seguir adelante a pesar de la incertidumbre (Hebreos 11:1,6), a ser buena administradora de los dones de Dios (1 Pedro 4:10), y a no temer la ira de Dios así como un niño no temer a un padre amoroso (Mateo 25:24-26).

¿Debo sentirme culpable por llorar la muerte de mi perro?
No debe sentirse culpable por sentir dolor. Podríamos entristecernos o afligirnos cuando rompemos una reliquia de valor o perdemos una antigüedad valiosa en un incendio. Pero el dolor por la muerte de un perro que ha sido nuestra mascota es –y debe ser– más profundo. Puede que el «valor» de un perro en dólares ni se acerque al valor de una antigüedad, pero el valor real de su perro no es monetario. Los perros no son cosas, son compañeros. No son objetos hechos por el hombre, sino obras maestras del Creador, seres conscientes con alma.1 Aunque no están creados a la imagen de Dios como los seres humanos, los animales más desarrollados comparten muchas cualidades extraordinarias en común con nosotros. Muestran emociones tales como el gozo, la lealtad, el afecto y el valor. También nos enseñan a vivir plenamente el momento presente y disfrutar el bello mundo que Dios ha hecho. El dolor por un perro que ha sido nuestra mascota es real porque la relación entre amo y perro es real. Dios estableció la relación entre los seres humanos y Sus demás criaturas (Génesis 2:19-20; Salmo 8:4-8). Existen maneras en las que un perro que es nuestra mascota puede, en su inocencia, ser nuestro «mejor amigo», respondiendo conmovedoramente a nuestros estados de ánimo y emociones. El impacto emocional por la muerte del perro de la familia es similar al de la pérdida de algún miembro de la familia, aunque en una escala menor. Debe tomarse en serio, porque nos ofrece oportunidades de aprender lecciones importantes y prepararnos para futuras pérdidas que serán peores. A menudo encontramos que es más fácil amar a nuestras mascotas de manera incondicional que amarnos los unos a los otros. Si nuestro sentido de pérdida ante la muerte de una mascota es más severo que la sensación de pérdida de amigos y parientes humanos que han muerto, debemos considerar por qué. Incluso en un mundo maldito por el pecado, debemos echar de menos las relaciones humanas más que las relaciones con nuestras mascotas. En este sentido, el dolor por la muerte de una mascota puede hacernos conscientes de nuestra necesidad de relaciones más profundas con personas en nuestra vida. Debido a que la pérdida es real, no es saludable que usted suprima y niegue su dolor.2 Exprese abiertamente su pena cuando esté solo o en presencia de otros que le comprendan. Debe darse cuenta de que el dolor por la muerte de un animal con el que ha compartido las experiencias de su vida durante años será intenso, y cualquier intento de negarlo tendrá consecuencias negativas. No trate de olvidar la relación que tuvo con su perro más de lo que trataría de olvidar la relación que tuvo con algún ser humano querido que murió. Adquirimos un cierto sentido de la inmensa tristeza que siente Dios ante el sufrimiento y el mal que hay en el mundo cuando nos damos cuenta de que la Biblia no ofrece indicio alguno de que en algún momento nos volveremos a reunir con los animales que tan importantes son para nosotros en este mundo. La palabra hebrea nephesh implica vida consciente que se distingue de las plantas, que tienen una vida inconsciente.
En el sentido de vida conscien te,  animal también tiene alma. La palabra «seres» en Génesis 1:24 proviene de la palabra hebrea nephesh. Esta palabra podría definirse como «criatura o animalque piraspira» e indica el prencipio dela vida en los hombres y en los animales.
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Homosexualidad
 
¿Significa que soy "gay" el hecho de que siento atracción hacia personas de mi mismo sexo?
Sentirse a traído a otra persona del mismo sexo es una de las luchas más difíciles que una persona puede experimentar. Pero no permita que la presencia de las atracciones hacia el mismo sexo le confundan y le lleven a pensar que usted es gay. Las atracciones hacia personas del mismo sexo son una señal de una sed y una confusión profundas en su interior.Aunque las predisposiciones biológicas pueden contribuir a cualquier lucha no deseada, las atracciones hacia personas del mismo sexo probablemente no sean algo con lo que usted haya nacido ni tampoco las haya escogido. Existen otras razones por las que usted se siente atraído hacia los hombres. Es más probable que esté confundido por relaciones y acontecimientos significativos en su vida (puede que ni siquiera sea consciente de algunos de los cuales) que le hayan causado atracciones sexuales hacia los hombres.Después de escuchar incontables historias sabemos que las atracciones hacia personas del mismo sexo son, en gran parte, resultado de una sed no satisfecha (ya sea percibida o real) de amor, conexión e identificación con el mismo sexo, particularmente con el padre de uno o una figura paterna cercana. Esta sed a menudo se mezcla con una atracción sexual más o menos en la edad de la pubertad. En muchos casos, los incidentes de abuso sexual por parte de un hombre mayor o los experimentos sexuales con personas del mismo sexo formaron parte de un contexto que refuerza el vínculo entre las relaciones sexuales y la sed de amor y aceptación masculinos. Estas experiencias pueden llevar a los muchachos jóvenes a pensar erróneamente que la única forma que hay de obtener el amor y la aceptación masculinos que desean es a través de una relación sexual.El hecho de que sienta atracción hacia personas del mismo sexo no significa que usted sea gay. Más bien, la presencia de dicha atracción es una señal de una gran sed oculta de aceptación y amor masculinos que probablemente no haya sido satisfecha fuera del contexto de algún tipo de interacción sexual. Y ahí está la confusión y el malentendido que ha engañado a tantos. Pero el entender cómo se desarrollaron las atracciones hacia personas del mismo sexo empieza a aclarar la confusión y el malentendido.Usted puede comenzar a reconstruir cómo se arraigaron en su corazón las atracciones hacia personas del mismo sexo admitiendo cuánto ha anhelado la aceptación masculina. Con la ayuda de un consejero que sepa discernir puede empezar a analizar y a explicar los confusos mensajes que el abuso sexual y/o los experimentos sexuales con personas del mismo sexo pueden haberle dejado. Tal vez siga sintiéndose atraído físicamente a los hombres algunas veces, pero puede sentirse cada vez menos controlado por las atracciones hacia personas del mismo sexo porque comprende que es algo basado en una confusión emocional anterior.

¿Eligen las personas sentir atracción sexual hacia miembros de su mismo sexo?
Por lo general la mayoría de las personas no comienzan en la vida eligiendo sentir una atracción sexual por personas de su mismo sexo.1 Esto no necesariamente significa que las personas nacen con estos deseos. En vez de ello, las atracciones hacia el mismo sexo generalmente se desarrollan a partir de una combinación de factores en los antecedentes de una persona, a menudo sin que ésta sea consciente de cuándo o por qué surgieron esos deseos. Muchos estudios e historias personales sugieren que las atracciones sexuales hacia el mismo sexo a menudo surgen dentro de un contexto en el que los niños no se sienten aceptados por sus progenitores de su mismo sexo. Ya sea esto algo real o percibido, los que finalmente sienten una atracción sexual hacia miembros de su mismo sexo no se sintieron amados o no se identificaron con sus progenitores de su mismo sexo. Lo que también aparece frecuentemente en sus historias son experiencias sexuales en la niñez con miembros de su mismo sexo, en las que sintieron una intensa aunque rara sensación de amor. Cuando se combinan estos factores, los niños o adolescentes emocionalmente sedientos pueden quedar confundidos en cuanto a su orientación sexual. Ya sea que este proceso de confusión sexual se haya dado a través del abuso sexual o de la experimentación con otros miembros del mismo sexo, el resultado es que, mientras crecían, el deseo que estos niños o adolescentes recibieron de parte de Dios de sentirse amados y aprobados por personas de su mismo sexo sólo se experimentó dentro de un contexto sexual. Tales raros momentos de sentirse amados crea el malentendido de que ellos han sido destinados a llenar su deseo de amor y aprobación por miembros de su mismo sexo a través de la interacción sexual. Allí está la raíz de la confusión que ha engañado a innumerables personas a que se sientan sexualmente atraídas hacia miembros de su mismo sexo (véase la respuesta a la pregunta ¿Significa que soy «gay» el hecho de que sienta atracción hacia miembros de mi mismo sexo?) Si bien los deseos sexuales hacia miembros del mismo sexo no se eligen inicialmente, los que experimentan este tipo de atracción finalmente se encuentran frente a una elección diferente. En términos generales, pueden, o bien tratar de entender y confrontar el malentendido que hay detrás de sus atracciones sexuales, o aceptar y abrazar su confusión como si ésta fuera su identidad natural. Con la ayuda de Dios y de Su pueblo, es más probable que los que eligen entender y confrontar las malas percepciones que hay detrás de la atracción hacia miembros del mismo sexo sanen de las heridas que los llevaron a deseos antinaturales. Esta elección, con el tiempo, les permitirá vivir más como los hombres y las mujeres que Dios creó y para que sean abiertos a relaciones saludables que no sean de carácter sexual con miembros de su mismo sexo (véase la respuesta a la pregunta Como hombre, ¿cómo debo lidiar con las atracciones físicas hacia miembros de mi mismo sexo que me preocupan?). La otra elección (aceptar la confusión) impide que la persona descubra el diseño de Dios tanto para los hombres como para las mujeres, y por lo general los obliga a ceder a sus pasiones anormales. Esto es a lo que se refiere la Biblia como el pecado de la homosexualidad (véase la respuesta a la pregunta ¿Cuál es el pecado de la homosexualidad?).

¿Cuál es el pecado de la homosexualidad?
Las personas a ambos lados del asunto a menudo malinterpretan el pecado de la homosexualidad. Al tratar de argumentar que hay tipos de relaciones homosexuales aceptables, algunos tratan de definir el pecado de la homosexualidad limitándolo a formas específicas de comportamiento sexual entre miembros del mismo género, tales como la pederastia (relaciones sexuales entre hombres y niños varones). Sin embargo, la definición del comportamiento insano entre miembros del mismo sexo de esta manera no refleja el espíritu o el lenguaje de la Biblia. Al otro lado del asunto están aquéllos que no reconocen la diferencia entre experimentar la atracción entre miembros del mismo sexo y elegir buscar la lujuria y/o comportamiento homosexual. Hablando en términos generales, aquéllos que sienten atracción hacia miembros de su mismo sexo experimentan deseos que no se han elegido inicialmente. Están condicionados. La atracción por lo general brota de influencias tempranas y se desarrollan fuera del conocimiento consciente de una persona (vea ¿Eligen las personas sentir atracción sexual por miembros de su mismo género?). Sentir deseos sexuales por miembros del mismo género no es el pecado de la homosexualidad. Romanos 1:26-27 entra en mayores detalles al respecto: “Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” Frases tales como “se encendieron en su lascivia” y “cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres” muestran que la homosexualidad que el apóstol Pablo tenía en mente era lujuria y comportamiento, no sólo el sentimiento de atracción sexual por miembros del mismo género. Muchos que han sentido una atracción sexual antinatural por miembros de su mismo sexo no han cruzado una línea moral hacia la lujuria y el comportamiento sexual más que aquéllos que sienten una atracción sexual natural hacia miembros del sexo opuesto. No es hasta que cultivan fantasías en cuanto a un comportamiento sexual con otra persona de su mismo género, o hasta que efectivamente se involucran en dicho comportamiento que cometen el pecado de la homosexualidad. Así como con cualquier tipo de pensamiento o comportamiento inmoral, la homosexualidad es fundamentalmente un pecado del corazón. Las afirmaciones de Pablo en cuanto a las mujeres que “cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza” (v. 26) y en cuanto a los hombres que “deja[ron] el uso natural de la mujer” (v. 27) demuestran que el pecado de la homosexualidad proviene de un corazón que se rebela contra Dios abandonando Su diseño natural para las relaciones y buscando relaciones anormales con miembros del mismo sexo.

Como hombre, ¿cómo debo lidiar con las atracciones físicas que me preocupan hacia miembros de mi mismo sexo?
Las atracciones físicas que usted siente hacia otros hombres son reales y, obviamente, a veces, bastante fuertes. Es bueno que a usted le preocupen. Su descontento es una señal de que usted no ha aceptado una identidad de gay (véase la respuesta a la pregunta ¿Significa que soy gay el que sienta atracción hacia miembros de mi mismo sexo?). Es una señal de que su corazón está abierto a encaminarse en una dirección piadosa. Generalmente es un error suprimir la atracción que usted sienta hacia miembros de su mismo sexo tratando de creer que no existe. Llevar dicha atracción a la clandestinidad hará que ésta se haga más fuerte. Dios quiere que seamos honestos con nosotros mismos (Salmo 51:6). Es mejor admitir su presencia y luego tratar de entenderla y confrontarla. Aunque algunos le harán creer que existe una cantidad sustancial de investigación científica que relaciona la atracción hacia miembros del mismo sexo con alguna causa biológica o genética, no existe verdadera evidencia que apoye tal afirmación. Si acaso existen factores biológicos y genéticos, éstos se encuentran bajo la misma categoría que una «predisposición» hacia otras tendencias bíblicamente injustificables o autodestructivas (como la violencia, el adulterio o la adicción). Sabemos, a raíz de haber escuchado innumerables historias, que la atracción hacia miembros del mismo sexo son en gran parte el resultado de una sed insatisfecha (sea ésta percibida o real) de amor, de conexión y de identificación con el mismo sexo, particularmente con el padre o la figura paterna de uno. Esta sed a menudo se vinculaba con la atracción sexual alrededor de la pubertad. En muchos casos, incidentes de abuso sexual por parte de un hombre mayor o la experimentación sexual con un compañero del mismo sexo formaron parte de un contexto que reforzó el vínculo entre el sexo y la sed de amor y aceptación masculinos. Lo que usted necesita comprender es que para aquellos hombres que crecieron bajo estas circunstancias, el deseo de recibir amor y aceptación no fue satisfecho excepto por alguna forma de interacción sexual. Estas experiencias pueden engañar a los muchachos y llevarlos a pensar que la única manera de obtener el amor y la aceptación masculinos que tanta falta les hace es a través del sexo. Y aquí radica la confusión que ha engañado y atrapado a tantos. Entender cómo se desarrolló la atracción puede comenzar a aclarar la confusión. Usted puede comenzar a comprender cómo se desarrolló su atracción hacia miembros del mismo sexo reconociendo su fuerte deseo de recibir aceptación masculina. Con la ayuda de un consejero perspicaz, usted puede comenzar a revisar los mensajes confusos de abuso sexual y/o contacto sexual con algún otro compañero. Armado con ese nuevo entendimiento, puede comenzar a confrontar la confusión y reemplazarla poco a poco con lo que es verdad. Y la verdad es que la única manera de satisfacer su necesidad de vinculación afectiva masculina es abriéndose a desarrollar relaciones estrechas con hombres, que no sean de carácter sexual. Por supuesto, abrirse ante hombres para desarrollar relaciones legítimas es algo que debe hacer poco a poco, y no será fácil. En muchas maneras, y tal vez incluso sin siquiera saberlo, probablemente usted se las haya arreglado para mantener a los hombres a una distancia segura. Puede que haya levantado muros para protegerse porque teme que los hombres lo rechacen. Seamos honestos. El dolor del rechazo puede ser tan profundo que muchos juran que jamás volverán a colocarse en semejante posición otra vez. Pero si usted puede comenzar a correr el riesgo y a bajar la guardia en sus relaciones con hombres, podrá conectarse con ellos de maneras legítimas. Muchos hombres han encontrado la oportunidad de abrirse en un grupo de hombres cristianos en su iglesia a través de algún ministerio cristiano como Exodus International. Puede que la atracción homosexual no desaparezca completamente cuando comience a interactuar con otros hombres y les permita interactuar con usted en maneras saludables y que no sean de carácter sexual, pero ésta comenzará a perder su control sobre usted. Relacionarse con hombres en maneras que no sean de carácter sexual disipa la mentira de que la forma de satisfacer su sed de amor masculino es a través de la interacción sexual. Aunque puede que los deseos físicos por miembros del mismo sexo nunca desaparezcan del todo, éstos pueden reducirse al punto en el que nunca más ejerzan control sobre usted. Aun cuando a veces se encuentre físicamente atraído a otros hombres, puede llegar a un punto en el que querrá alejarse de esa atracción porque sabrá que se basa en un malentendido de la sexualidad.

¿Por qué existen dos interpretaciones radicalmente diferentes con respecto a lo que la Biblia enseña acerca de la homosexualidad?
La razón más probable es que muchas personas a ambos lados del asunto ya se hayan decidido mucho antes de abrir la Biblia. Cuando van a las Escrituras, las opiniones preconcebidas y las intensas emociones tienden a influir en sus interpretaciones. Cualquiera que sea el lado del asunto en el que uno se encuentre, puede que sea difícil dejar de lado opiniones y sentimientos muy arraigados e ir a la Biblia con una mente objetiva y abierta. En consecuencia, ya sea que las personas se den cuenta o no, muchas de ellas se sienten totalmente motivadas a hacer que la Biblia encaje en sus creencias y actitudes en cuanto a la homosexualidad, en vez de dejar que la Biblia moldee sus puntos de vista y sus sentimientos al respecto. Por ejemplo, aquellos que apoyan la homosexualidad como un estilo de vida abandonan reglas fundamentales de interpretación de los textos bíblicos a fin de presentar conclusiones que apoyen sus opiniones personales. Por otro lado, aquellos que se oponen a la homosexualidad consideran en un tono de superioridad moral que ésta es el peor de los pecados posibles. Tienden a pasar por alto las palabras igualmente fuertes que la Biblia usa para la inmoralidad heterosexual y para muchos otros pecados que la mayoría de las personas comete. Por supuesto, nadie es completamente imparcial cuando lee la Biblia. Todos tenemos opiniones hechas que fueron formadas por la crianza familiar, la cultura y los antecedentes religiosos. Y la mayoría tiene sentimientos muy intensos con respecto a la homosexualidad, ya sea a favor o en contra. Pero al tratar de entender lo que la Biblia dice de la homosexualidad (o de cualquier otra cosa, en realidad), debemos hacer del descubrimiento de la verdad nuestro primer objetivo, incluso si esa verdad difiere de lo que creemos firmemente. La Biblia ha de ser nuestra maestra, no una herramienta que manipulamos para promover nuestros intereses personales. Una cosa es cierta: ambos lados no pueden tener razón, y dependerá de cada persona ser como los de Berea, que se mencionan en Hechos 17:11 , quienes buscaron ellos mismos en la Biblia para verificar lo que era verdad.

¿Indica la Biblia que David y Jonatán compartían una relación homosexual?
Muchos defensores del estilo de vida homosexual han sugerido que el intenso amor entre David y Jonatán indicaba una relación homosexual. Citan el siguiente pasaje como prueba de su afirmación: «Angustia tengo por ti, hermano mío Jonatán, que me fuiste muy dulce, más maravilloso me fue tu amor que el amor de las mujeres» (2 Samuel 1:26). No hay duda de que el amor y la lealtad de Jonatán y David llegaron a ser muy profundos (1 Samuel 18:1-3; 20:17), aun cuando la amistad entre estos dos hombres era algo insólito. Dios rechazó a Saúl (el padre de Jonatán) como rey y le prometió el trono a David y a sus descendientes (1 Samuel 13:14; 15:23, 16:1-13). A pesar de todo esto, Jonatán le mostró a David su apoyo desinteresado a un nivel que rara vez vemos. Aun cuando estaba en la posición de ser el próximo rey de Israel, gentilmente dejó de lado sus aspiraciones personales y ni siquiera una vez cuestionó que Dios hubiera elegido a David para suceder a su padre como rey. David pagó tributo a esta cualidad generosa y bondadosa cuando dijo que el amor de Jonatán por él fue «más maravilloso que el amor de las mujeres». David no estaba implicando relación sexual alguna. No dijo que el amor de Jonatán era más grande que su amor por las mujeres. Dijo que era más grande que el amor de las mujeres. Simplemente estaba declarando que el amor de Jonatán era tan extraordinario, que excedía el tipo de amor sacrificatorio que se sabe que las mujeres manifiestan hacia sus familias. No existe narración bíblica alguna que muestre ni siquiera un indicio de que David y Jonatán compartieran una relación homosexual. Ambos hombres estaban casados y tenían hijos. De hecho, David estaba casado con la hermana de Jonatán, Mical (1 Samuel 18:20-27). Algunos simplemente han insertado una relación homosexual en 2 Samuel 1:26 que no existía. También han hecho la falsa presunción de que amor es igual a relaciones sexuales.La relación entre David y Jonatán demuestra que dos hombres pueden formar profundos lazos de amor sin siquiera pensar en el erotismo.
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Desesperanza
¿Debería preocuparme por esta nube de desesperanza que parece estar fija sobre mí?
La desesperanza es un sentimiento que da miedo. La Biblia dice: "La esperanza que se tarda es tormento del corazón" (Proverbios 13:12). Mucha gente pasa por épocas en que saben que algo anda terriblemente mal, pero muchas veces no pueden identificar lo que es. Todo lo que pueden explicar es una fuerte sensación de que nada va a salir bien.No es sabio ignorar los sentimientos crónicos de desesperanza. Nuestras almas no pueden vivir mucho tiempo en un estado de percibida falta de esperanza. La esperanza es el oxígeno del alma. Sin una perspectiva esperanzadora, nuestras almas a la larga se sofocan.Nuestro dilema es que una perspectiva esperanzada es tan frágil como indispensable. Las situaciones que están más allá de nuestro control pueden retrasar la realización de la esperanza y dejarnos en una niebla de incertidumbre y desesperación. A medida que la esperanza parece derrumbarse a nuestro alrededor, existe el potencial de desanimarnos y caer en un estado de depresión.La depresión es un estado perturbado de ánimo o del alma que tiene un efecto dramático en nuestro cuerpo. Perdemos la energía. Los patrones de dormir y comer se vuelven anormales. Y se nos hace difícil concentrarnos.La depresión puede ser leve o fuerte. Mientras más interfiere con la capacidad de una persona de dormir, comer, trabajar, concentrarse y disfrutar la vida, mayor la severidad de la depresión, y mayor la necesidad de preocuparse.A veces, un estado de ánimo depresivo desaparece sin razón aparente. Sin embargo, por lo general la depresión no se va sola con el tiempo. Si no se atiende, puede permanecer como una vieja herida que poco a poco agota a una persona. Con el tiempo, puede llegar a ser un problema severo y debilitante. Por eso es importante que los que están deprimidos busquen ayuda.Una reflexión honesta en las siguientes afirmaciones puede poner en alerta a una persona ante un potencial problema de depresión:· Me siento triste o apagado casi todos los días. · Tengo poco interés, o ninguno, en hacer las cosas que solía disfrutar. · Estoy durmiendo muy poco o demasiado. · Estoy comiendo muy poco o demasiado. · Me siento cansado la mayor parte del tiempo. · Me resulta difícil mantener la concentración. · He perdido interés en la intimidad física con mi cónyuge. · Me siento abrumado por las cargas de la vida. · No tengo mucha esperanza de que mi vida vaya a mejorar en el futuro. · A veces me siento irremediable e indigno, y otras enojado y engañado. · Pienso en la muerte o en matarme. Los que se identifican con dos a cuatro de las afirmaciones anteriores deben, al menos, considerar ver a un médico para hacerse un chequeo completo. Los que se identifican con cinco o más de las afirmaciones anteriores deben considerar buscar ayuda profesional inmediata.

¿Cómo puedo seguir viviendo cuando simplemente siento que me quiero morir?
Cuando las preocupaciones de la vida nos abruman, podría parecer más fácil desear la muerte que enfrentar la lucha. Si usted está pasándola mal y tratando de encontrar una salida, por favor, siga leyendo, ¡por cuanto hay esperanza para usted!Dios conoce su dolor. Sabe de sus dudas y temores. Sabe que usted tiene dificultades y que incluso lo cuestiona. Un seguidor de Cristo llamado Pablo (quien escribió gran parte del Nuevo Testamento de la Biblia) también luchó con las circunstancias al punto de perder la esperanza. En 2 Corintios 1 dijo a la iglesia de Corinto que había sufrido grandemente mientras estuvo en Asia. Dijo que él y un amigo llamado Timoteo fueron «abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida» (v. 8). ¡Pablo también se sintió desesperado!Pero la historia no termina allí. Él continuó diciendo «para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos» (v. 9). Esta lucha emocional, esta desesperanza que Pablo sintió, hizo que él confiara aún más en Dios. Vio con mayor claridad cuánto necesitaba a Dios a través de este mal momento en su vida. Puede que usted no se encuentre en la situación en que se encontraba Pablo cuando escribió dichas palabras. Puede que usted se encuentre en medio de una tormenta y que se esté preguntando si logrará salir de ella. Puede que incluso esté cuestionando la presencia de Dios en su vida. Sin embargo, su historia, como la de Pablo, no tiene que terminar en desesperación. Es en medio de los momentos más desesperados de su vida cuando usted puede invocar al Señor y cuando Él lo escuchará. ¿ Es posible que en vez de extender sus manos hacia el Señor haya estado usando sustitutos para Dios, a fin de evitar cuidar de sus verdaderas necesidades? La mayoría de nosotros hacemos eso de vez en cuando. Encontramos formas creativas de ahogar nuestras penas y calmar nuestro dolor. A menudo somos tentados a usar las relaciones sexuales, la comida, el materialismo, las drogas, el alcohol, las compras… cualquier cosa, para tratar de eliminar el dolor. Cuando nada parece dar resultado puede surgir la depresión. Algunas veces, la depresión es una decisión interna de cerrarse y negarse a lidiar con las luchas difíciles de la vida. Este tipo de depresión generalmente resulta de una serie de intentos fallidos de lidiar con algunas circunstancias dolorosas o relaciones difíciles de nuestra vida. Los sentimientos de una persona deprimida a menudo se expresan de esta manera: «No importa cuánto me esfuerce, no tengo el poder para cambiar las cosas que tienen el mayor significado para mí. ¡Renuncio! Nada da resultado. ¡Me rindo!» Es en este momento cuando algunos piensan en terminar con su vida. Usted no el único que se siente de esa manera. Entonces, ¿cómo lidiamos con estos momentos profundamente dolorosos y atemorizantes? Creo que es admitiendo que hemos tocado fondo y que no podemos lograr salir por nuestra cuenta. Dios nos consolará en nuestro dolor, en nuestro pesar y en nuestras decepciones. Se revelará a nosotros y nos mostrará misericordia (Mateo 5:4,6). Puede que algunas experiencias en su vida lo hagan dudar antes de extender las manos al Señor en busca de ayuda. Pero si le confía a Dios su dolor, Él puede comenzar a mostrarle que usted tiene propósito e importancia. Usted fue creado para un propósito más elevado, el cual es adorar a su Creador y encontrar esperanza y fortaleza en Él. Si sigue luchando con pensamientos suicidas, busque la ayuda de algún consejero de experiencia, de su pastor o de algún amigo de confianza. Puede que sus sentimientos no cambien de la noche a la mañana, pero usted podrá comenzar a actuar por fe y a tomar decisiones que lo llevarán hacia una perspectiva saludable de la vida.
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Masturbación
¿Es mala la masturbación?
El hecho de que la Biblia no mencione específicamente la masturbación implica que debemos abordar este tema con sensibilidad y precaución. La mayoría de los adolescentes y de los adultos solteros sostienen una gran lucha con sus anhelos sexuales. A menudo las personas que son más concienzudas sobre sus sentimientos sexuales son las que más probablemente se sientan atormentadas por una culpa que no es realista. Si añadimos a las Escrituras y las cargamos con una culpa aun más injustificada, llegamos a ser como los fariseos y sus expertos legales. Para proteger principios santos, añadían sus propias leyes a las de Moisés —es como añadir cercas alrededor de cercas— y en el proceso colocaban cargas en los demás que ni ellos mismos estaban dispuestos a llevar ni eran capaces de hacerlo (Lucas 11:46).Si somos honestos, todos nosotros admitiremos lo difícil que es conservarse puro en una cultura permisiva y obsesionada con el sexo. Luchamos para evitar cualquiera de los dos extremos. No debemos rendirnos al espíritu hedonista de la época, pero también debemos evitar el espíritu de ascetismo y la negación orgullosa que tanto daño ha hecho a la historia del cristianismo. Toda creencia de que nuestros deseos y sentimientos sexuales son malos en sí mismos se basa en la negación gnóstica1 de la bondad del cuerpo y del mundo natural, no en las enseñanzas de las Escrituras (1 Timoteo 3:1-3).Por otro lado, no podemos desestimar completamente la importancia del hábito de la masturbación como asunto moral sólo porque no se mencione en las Escrituras. Uno no habla del «hábito» de comer ni del «hábito» de dormir a menos que alguien esté comiendo o durmiendo mucho más de lo que debiera. El hecho de que uno se dé cuenta que está atrapado en un ciclo de conducta habitual implica que sabemos que algo anda mal.Todos los placeres de la vida tienen un contexto apropiado. Cuando comemos sólo por placer, nos volvemos fláccidos y no saludables. Cuando dormimos mucho más de lo que necesitamos para descansar y tener un cuerpo sano, nos enfermamos mental y físicamente. Cualquier uso inadecuado de un placer legítimo tiene malas consecuencias.El propósito del placer sexual es fomentar la intimidad y la unidad entre el esposo y la esposa (Génesis 2:24; Marcos 10:6-8; Efesios 5:28-32). El deseo sexual está relacionado con nuestros más profundos anhelos, nuestro más profundo potencial de intimidad y gozo. Es como un fuego. En las circunstancias correctas, un fuego da calor, luz y comida. En el lugar equivocado tiene una enorme capacidad de destrucción.La Biblia no presenta detalladamente los asuntos de la sexualidad humana. Tiende a referirse a los temas sexuales indirectamente y con considerable delicadeza. Por ejemplo, ni siquiera se usa la palabra «sexo» en la Biblia, y los órganos sexuales masculinos y femeninos se mencionan sólo indirectamente, igual que el acto del coito. Ni siquiera un asunto tan serio como la pedofilia (el deseo sexual de un adulto por un niño) se menciona específicamente. Por tanto, es probable que aunque no se mencione explícitamente en las Escrituras, el hábito de la masturbación esté incluido bajo las categorías de «lascivia», «impureza» e «inmundicia» (i.e., Levítico 15:16,17; Marcos 7:20-22; 2 Corintios 12:21; Gálatas 5:19; Efesios 5:3,5; Colosenses 3:5).2¿Cuáles son algunos de los placeres sexuales ilegítimos ante los que deberíamos estar en guardia?El placer sexual no debería ser únicamente una «válvula de presión» para el alivio de la tensión física y emocional. Hay maneras más constructivas y amorosas de aliviar —e incluso de aprovechar— nuestra tensión física y emocional.El placer sexual no debe alimentarse con fantasías pecaminosas. Jesús dijo claramente que el pecado sexual no se limita a los actos físicos. Ocurre también en la fantasía y la imaginación. Hay una imaginación sana que conduce a acciones honrosas, y una imaginación absorta en sí misma que nos inclina a usar a los demás para nuestro propio placer (Mateo 5:27-30; 15:19). La fantasía sexual puede ser una expresión destructiva de rabia, venganza o lujuria. Esas fantasías enfermizas no se tienen que realizar en el mundo real para marcar ni endurecer nuestros corazones.El placer sexual nunca debe ser una manera de exigir que Dios nos satisfaga inmediatamente y bajo nuestras condiebemos esperar que el placer sexual compense nuestra soledad, desilusión, incapacidad o sensación de rechazo. Si lo usamos por estas razones es ilegítimo.Los que están en Cristo han recibido libertad y perdón para amarse y honrarse mutuamente, pero no para esclavizarse otra vez en la carne (Romanos 6:16). Hemos recibido el Espíritu y la sabiduría de Dios para entender que nuestros cuerpos son siervos buenos y amos crueles.
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Pornografia
¿Cómo puedo distinguir entre el nudismo artístico y la pornografía?
La raya entre el arte y la pornografía es especialmente difícil de definir. En la era victoriana, la exhibición de la rodilla de una mujer se consideraba erótica, y uno no se refería a las piernas de una mesa donde había hombres y mujeres. Hoy día, en algunas sociedades musulmanas, las mujeres todavía se tienen que cubrir el rostro para no incitar la lascivia masculina.Por mucho que nos gustaría definir nuestras responsabilidades cristianas respecto a cosas como ropa y arte en términos bien claros, no podemos hacerlo. El apóstol Pablo reconoció esto cuando escribió:De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí. Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. Yo sé, y confío en el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que piensa que algo es inmundo, para él lo es. Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por quien Cristo murió. No sea, pues, vituperado vuestro bien; porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:12-17).La libertad cristiana es liberación del yugo al pecado (Romanos 6:18-23; 1 Corintios 15:56), el poder del mal (Colosenses 1:13-14), y la ley como medio de salvación (Gálatas 4:21-5:1) que da como resultado una sumisión voluntaria a la justicia.Una vez entendemos el significado de la libertad cristiana, es mucho más fácil vivir con un corazón en paz. La gente que está sujeta a la ley (como algunas sectas legalistas que siguen un conjunto de reglas estrictas para vestirse) viven con un constante temor al fracaso, poco sentido de dominio personal, y un exagerado sentimiento de culpa.En lugar de vivir bajo la ley y luchar por hacer cosas buenas por razones equivocadas, la libertad cristiana llama a los cristianos a que sean conscientes de las cosas específicas que los atraen a la lascivia pecaminosa y las resistan. Las reglas excesivas en general -como las que definen cualquier tipo de nudismo como pornografía- quita la libertad personal y la responsabilidad de desarrollar el propio carácter cristiano.Pruebe esta simple regla: No sea hipersensible, pero si algo lo excita, déjelo. No lo mire más. No deje que las cosas se acumulen (Génesis 39:12; Eclesiastés 7:26; Proverbios 5; 6:25-28; Mateo 5:30). La imagen desnuda de una persona atractiva siempre evoca cierto grado de deseo sexual en una persona del sexo opuesto, pero la gente buena aprende a sublimar sus anhelos en amor y de manera constructiva.La excitación sexual es un aspecto maravilloso de la experiencia humana que debe cultivarse únicamente cuando sea apropiado, esto es, con nuestros cónyuges en las circunstancias correctas (Proverbios 5:18-20). Si no cultivamos con cuidado este don de la excitación, descubriremos que cada vez serán más difíciles de lograr la pureza, la libertad de relación y el cariño adecuado a las demás personas del sexo opuesto. Ceder a las excitaciones inadecuadas (pecaminosas) siempre esclaviza.El cultivo de la pureza sexual y el domino propio implican lucha y de vez en cuando fracasos. Desarrollar este tipo de conocimiento propio requiere fe en que Dios honrará nuestros esfuerzos para resistir el pecado. Nos perdonará por nuestras caídas y fracasos gracias a lo que hizo su Hijo por nosotros en el Calvario. Además, Dios nos capacitará -por medio de una intervención sobrenatural del Espíritu Santo- para vencer nuestras inclinaciones y obsesiones pecaminosas.Cuando procedemos con fe y determinación, el resultado final será una mayor libertad personal y más intimidad con los demás.

¿Cómo puedo vencer mi incontrolable urgencia de mirar pornografía?
Cada uno de nosotros es vulnerable a la tentación de la fantasía sexual. Cuando nuestra fe es débil y sentimos que la verdadera realización y gozo están fuera de nuestro alcance, es difícil resistir la poderosa ilusión de realización que ofrece la fantasía sexual. No debería sorprendernos que seamos tentados, ni tampoco debe sorprendernos el que no "venzamos" rápidamente esa tentación. Escribiendo específicamente sobre la tentación sexual, el apóstol Pablo dijo "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana…" (1 Corintios 10:12-13).
Podría ser que la fantasía pornográfica y la adicción sexual obtengan su fuerza en un deseo natural de regresar al mundo de la intimidad y la seguridad que tal vez disfrutamos una vez cuando niños. En las relaciones adultas, se necesita mucho tiempo para desarrollar una intimidad y una verdadera confianza interpersonal. A menudo nos sentimos solos, impotentes y rechazados. Por otro lado, la fantasía sexual injuriosa ofrece la ilusión de intimidad instantánea, respeto y aceptación con cualquiera que queramos y de cualquiera que queramos. La potente ilusión de fantasía sexual hace que la adicción sexual sea mucho más esclavizante de lo que sería si fuera la mera expresión de un apetito biológico.
El primer paso hacia la libertad es reconocer que su obsesión sexual ha cobrado vida propia. Podemos desperdiciar una gran cantidad de tiempo y energía tratando de racionalizar y ocultar nuestros pecados secretos.
El próximo paso es enfrentar el hecho de que no habrá una cura rápida. Por muy resueltamente que oremos por liberación, la obsesión sexual nunca desaparece en una hora, un mes ni un año. No hay don espiritual milagroso que lo libere instantáneamente de un hábito que ha tomado años desarrollar. Usted tiene mucho trabajo que hacer.
El dejar cualquier adicción es doloroso. Dejar la adicción sexual involucra una agonía que no se puede evitar. Las personas adictas a la heroína toman metadona esperando evitar los dolores que produce dejarla. Sin embargo, al poco tiempo descubren que su adicción a la heroína ha sido reemplazada por su adicción a la metadona. No puede haber una cura verdadera sin dolor.
Para los sentidos saciados y las emociones subdesarrolladas, las primeras experiencias de intimidad verdadera son demasiado sutiles y no apremiantes como para ofrecer mucho consuelo. Al principio, no hay relación o actividad que proporcione el placer intenso y a corto plazo de la fantasía sexual. Igual que la emoción que da la cocaína o la euforia rápida de un alcohólico cuando tiene una "recaída", el pecado ofrece placer por un tiempo (Hebreos 11:25).
La intimidad en la relación es algo vivo que ha de ser alimentado y que necesita tiempo para crecer. Igual que una hermosa flor que florece al final del verano y lleva fragancia a cada rincón del jardín, la intimidad es producto de la disciplina y el compromiso. Hay que labrar el suelo, sembrar la semilla, llevar el agua, quitar la mala hierba y proteger las plantas. Estas actividades ofrecen poco aliento inmediato a una persona cuya voluntad y emociones han respondido toda una vida sólo a los placeres inmediatos. Pero el amor genuino es la puerta al gozo y la realización, y la adicción a la fantasía sexual obstruye directamente las verdaderas relaciones con la gente de verdad.
A largo plazo, el esfuerzo que se emplea para resistir la adicción sexual será recompensado muchas veces. Pero para avanzar hacia la libertad de la adicción se necesita obediencia, y la obediencia requiere fe. Usted ha usado la adicción sexual como medio de evitar los legítimos dolores de crecimiento de la vida. Ya es hora de aprender a aceptar el dolor legítimo que ha estado tratando de evitar.
Confiar en Dios a pesar del dolor emocional, la soledad y la frustración produce una sensibilidad a la profundidad y riqueza de la vida. Para un niño, la belleza salpicada de sol de una región arbolada es menos llamativa que las luces y el brillo deslumbrante de un carnaval viajero. Pero es hora de cambiar a cosas mejores (1 Corintios 13:11). Resista la fantasía sexual injuriosa por un período de tiempo y verá que empieza a notar cambios en sus percepciones a medida que el Espíritu Santo gana mayor influencia en su vida. Pablo escribió:
Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza… (Gálatas 5:22-23).
Agradezca los sentimientos de culpa, hipocresía y contaminación que experimenta cuando no resiste la tentación sexual. Estos sentimientos no significan que usted no vale ni que esté condenado a los ojos de Dios. Su gracia sigue estando disponible para usted (Hebreos 13:20-21). Estos sentimientos son señal de una vida espiritual que fluye dentro, la convicción del Espíritu Santo a medida que otorga una mayor conciencia de la repulsividad y esterilidad del pecado.
No se avergüence de dar pasos para evitar las circunstancias y conducta que alimentan su obsesión. Satanás, el "acusador de los hermanos" (Apocalipsis 12:10) se deleita en hacerle sentir como si no fuera auténtico, un hipócrita o un mojigato porque está resistiendo los pensamientos y deseos pecaminosos que todavía forman parte de usted. Todos los cristianos luchan con la misma sensación de división (Romanos 7:21-23; Gálatas 5:17), pero no olvide que usted está huyendo de una adicción que le deja vacío e insatisfecho, y está escalando hacia la fuente de todos los placeres (Juan 4:14). No olvide tampoco que la Biblia promete que se le dará la fortaleza que necesita para triunfar (1 Corintios 10:13).
Uno de los primeros pasos que debe dar es eliminar la fuente de tentación de su hogar. Luego, en vez de planificar cómo hacer las cosas que le han mantenido bajo yugo, evite conscientemente las situaciones que le expongan a la tentación. No pierda de vista el hecho de que con el tiempo, sus sensibilidades y deseos sanos aumentarán, y el poder de su adicción se volverá insignificante. Además, recuerde que Dios no le juzga únicamente sobre la base de sus fracasos, sino sobre la base de lo que usted puede llegar a ser por medio de Cristo. Aunque su pecado es una ofensa a Dios, Él siempre le ama.

¿Por qué no debo ver pornografía ni videos educativos sexualmente explícitos?
La pornografía y los videos "educativos" que son sexualmente explícitos no promueven el desarrollo del amor ni la intimidad: la socavan. Una pareja casada se puede beneficiar de un mayor conocimiento de la fisiología y la técnica sexual, pero la información sobre el sexo debe proporcionarse de una manera que respete la ternura, el misterio y la maravilla del amor conyugal. Las relaciones sexuales filmadas son una crasa violación a la dignidad humana y la intimidad.
La intimidad es asunto del corazón. No se puede captar con luces brillantes y una cámara. Todo lo que una película puede captar es una ilusión de intimidad. La gente que se siente sola y mira pornografía esperando satisfacer parte de su anhelo de intimidad será arrastrada en la dirección contraria: hacia el mironismo y la lascivia ensimismada. De hecho, mientras más logra una persona imitar la pornografía, más caerá en la trampa de la adicción sexual y más se alejará de la comprensión de la naturaleza del verdadero amor.
Las Escrituras contienen parte de la literatura erótica más hermosa que se haya escrito jamás (Cantar de los Cantares 4:9-15; 5:10-16). Es evidente que Dios nos creó como seres sexuales, y que quiere que nos deleitemos en nuestra sexualidad cuando la expresamos dentro del vínculo del matrimonio. Pero las Escrituras también contienen severas advertencias contra la lascivia ensimismada (Éxodo 20:17; Proverbios 5:3-6; 9:13; Mateo 5:28; 15:16-20; Colosenses 3:4-7; 1 Tesalonicenses 4:2-7). En la misma epístola en la cual el apóstol Pablo escribió su maravilloso "capítulo del amor", hizo una observación impresionante acerca del pecado sexual:
Huid de la fornicación. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, está fuera del cuerpo; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca. ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo… (1 Corintios 6:18-20).
En estos versículos, Pablo dijo qué es lo que hace que el pecado sexual sea tan destructivo. Declaró que es un pecado "contra el cuerpo". Esto se refiere claramente a mucho más que los meros efectos físicos del pecado sexual. El verdadero amor y la intimidad requieren un compromiso del corazón (1 Juan 2:16; 4:8). La sexualidad humana está diseñada para propósitos mucho más profundos que el mero placer sensual, la liberación de la tensión y la autogratificación. Fue diseñada para expresar la unidad apasionada y tierna entre un esposo y una esposa en un amor comprometido. El apóstol Pablo escribió:
¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Quitaré, pues, los miembros de Cristo y los haré miembros de una ramera? De ningún modo. ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne. Pero el que se une al Señor, un espíritu es con él (1 Corintios 6:15-17).
Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne. Grande es este misterio… (Efesios 5:31-32).
Si una persona involucra su cuerpo en las relaciones sexuales conforme al modelo pornográfico, el poder de la lascivia ensimismada se libera con toda su fuerza, sin que la mitigue el amor. Las Escrituras nos advierten que esto producirá una mente oscura y un corazón insensible y endurecido (Romanos 1:21-24; Efesios 4:17-19). Puesto que un corazón endurecido y una mente oscura tratan en vano de duplicar el gozo de una intimidad falsa, las llamas de la lascivia llamean cada vez con mayor intensidad. A medida que aumenta la lujuria, también lo hace la adicción sexual, disminuyendo nuestra capacidad de experimentar en el cuerpo el éxtasis de la verdadera intimidad y el amor erótico auténtico.

¿Es correcto y beneficioso que una pareja de esposos vea videos pornográficos?
Vivimos en una cultura cargada de sexo en donde se nos haría creer que es aceptable y apropiado que una pareja de esposos vea videos pornográficos. La mayoría de los que sostienen esta opinión dicen que las parejas que ven cintas de otras parejas teniendo relaciones sexuales pueden volver a encender la pasión que se está apagando, y «hacer más picante» una vida sexual aburrida.
Aunque puede que algunos «videos de capacitación» contengan alguna información práctica acerca de las realidades físicas del sexo, éstos cruzan una línea moral al transmitir dicha información con demostraciones de parejas involucradas en actividades sexuales. Las imágenes intensamente sexuales del Cantar de los Cantares de Salomón ilustra la intención de Dios de que una pareja de esposos encuentre gran placer cuando al ver y tocar el cuerpo del otro. Sin embargo, tal comportamiento es incorrecto fuera del matrimonio. Y está mal ver tal acto íntimo con el pretexto de «educación sexual».
Observar a otros (independientemente de si están o no casados) mostrar diversos elementos del acto sexual envilece y contamina el «lecho conyugal» (Hebreos 13:4). Una cosa es leer literatura educativa que describe de manera objetiva los diversos factores involucrados en el acto sexual. Miles de parejas comprometidas y casadas se han beneficiado de la lectura de libros tales como El placer sexual ordenado por Dios, escrito por Ed y Gaye Wheat. Pero otra distinta es ver episodios grabados de parejas involucradas en diversas formas de actividad sexual. El sentido común mismo nos dice que hay muy poca objetividad, si es que hay alguna, en tal mironismo «educativo».
Ya sea que se trate de uno de los miles de videos calificados como X que se hacen cada año, o de un video que se comercializa como de «capacitación sexual», ver una cinta mostrando a otro hombre y a otra mujer teniendo relaciones sexuales arruina la vida sexual de una pareja. Es un excelente ejemplo de algo que puede parecer bueno, pero que de hecho es «de muerte» (Proverbios 14:12). Puede que ver una cinta de video de otra pareja teniendo relaciones sexuales inicialmente encienda los intereses y las pasiones de la pareja que lo está viendo. Pero al final los deja con muchas ideas falsas del sexo que llevan a falsas expectativas, a la decepción, a la duda de sí mismos y al resentimiento.
Los videos pornográficos crean expectativas irreales en cuanto a la frecuencia del sexo, el placer de actos sexuales específicos y la naturaleza de la excitación sexual, así como la necesidad de intimidad física de un hombre y de una mujer. Por lo general muestran a la mujer como un objeto sexual que un hombre puede «encender» rápida y fácilmente como mejor le parece. Más aún, a los participantes a menudo se los realza digital, cosmética o quirúrgicamente, dando una falsa impresión de cómo debe verse el cuerpo de un hombre o de una mujer.
Es imposible que una pareja de esposos comience a estar a la altura de los atletas del dormitorio (actores) que ven en la pantalla, pero existe una presión inherente a hacer justamente eso. Ya sea que se reconozca o no, una pareja de esposos que ve escenas gráficas sexuales se siente fuertemente influenciada a verse como los actores y a imitar lo que éstos hacen. Y cuando no pueden, muchos se sienten incompetentes. Algunos se resienten. Un esposo puede arruinar su relación con su esposa al obligarla a hacer cosas que la hacen sentirse incómoda y barata. Si ella se niega, tiende a sentirse culpable. Si accede, se siente utilizada, molesta y sucia.
Las parejas que han permitido que la pornografía entre en sus dormitorios han aprendido que esto los mantiene constantemente «cargados» y buscando una salida sexual. Las relaciones sexuales son apropiadas y normales dentro del matrimonio, pero no es la necesidad dominante. Es algo legítimamente placentero, pero las personas tienen la tendencia a abusar con avidez excesiva de todo lo que es placentero (Efesios 4:19). Las demandas excesivas de intimidad física y de estímulos sexuales son sin duda uno de los asesinos más comunes de la intimidad emocional y espiritual que son la médula de todo buen matrimonio. G.K. Chesterton sabiamente vio el final de tal comportamiento: «El orgullo hace del hombre un demonio; pero la lujuria lo hace una máquina.» Las máquinas no tienen buenos matrimonios.

¿Se hace daño un hombre al ver pornografía?
Hay muchas personas hoy en día que sugieren que ver pornografía es una actividad recreativa inofensiva. Muchos hombres, incluyendo a muchos cristianos, que ven la gran variedad de pornografía disponible en la Internet y en cintas de video, tratan de justificarla abierta y secretamente. Sin embargo, la verdad propiamente dicha es que ver pornografía le hace daño a un hombre de varias maneras significativas.
En primer lugar, ver pornografía afecta la manera en que un hombre ve a las mujeres. Las fotografías y los videos de mujeres desnudas son degradantes y deshumanizantes. Muestran a las mujeres como apenas algo más que objetos sexuales a usarse y descartarse. Es probable que cualquier hombre atrapado en la pornografía desarrolle actitudes irrespetuosas hacia las mujeres. En segundo lugar, ver pornografía puede convertirse en una adicción sexual. Si bien es cierto que casi cualquier cosa puede convertirse en adicción, la atracción a la pornografía está entre lo que más fuerza ejerce en un hombre. No todo hombre que ve pornografía se vuelve adicto, pero todo el que lo hace corre el riesgo. Y el costo de una adicción sexual es alto. A medida que la adicción crece y se descontrola más y más, puede hacer que un hombre pierda su trabajo, sus bienes financieros, su testimonio, su paz, su familia, su salud e incluso su libertad (Santiago 1:14-15). Si un hombre está casado, existen al menos dos implicaciones adicionales a considerar. En primer lugar, ver pornografía viola el pacto matrimonial. Jesús dijo que un hombre que mira a una mujer para codiciarla comete adulterio en su corazón (Mateo 5:28). En segundo lugar, ver pornografía lleva a un distanciamiento cada vez mayor entre un hombre y su esposa. El deseo lujurioso de imágenes gráficas sexuales no hace que un hombre casado desee más a su mujer. Hace que la desee menos. Puede que no llegue a verse envuelto en una relación física extramatrimonial, pero cada vez que se permita la fantasía de tener relaciones sexuales con otras mujeres, de alguna forma se distanciará de su esposa. Ella percibirá ese distanciamiento cada vez mayor, lo cual causará problemas. Puede que ella se moleste o que se culpe de dicho distanciamiento.
Más que hacer que la vida sexual de una pareja casada se haga «más picante», el ver pornografía compromete la relación y destruye la intimidad. Hará que un hombre ansíe más estímulos sexuales irreales, los cuales su esposa no estará dispuesta a satisfacer o no será capaz de hacerlo. En consecuencia, él se sentirá engañado y molesto; ella se sentirá usada e incompetente y se distanciarán aún más.
Un hombre soltero comete un gran error si piensa que ver pornografía hoy no tendrá efectos negativos en su matrimonio en el futuro. Algunos solteros incluso creen que casarse terminará su relación con la pornografía, pero no será así. Un hombre que está acostumbrado a excitarse sexualmente por medio de imágenes pornográficas a menudo comienza a ansiarlas de nuevo una vez que pasa la novedad del matrimonio. Y el hombre que cede a esas ansias no sólo viola el pacto matrimonial, sino que también pone al matrimonio mismo en un grave peligro. Hablando con toda franqueza, no hay nada que justifique a la pornografía.

¿Cómo puedo saber si soy adicto a la pornografía?
La pornografía es un problema grave que sólo está empeorando. Vivimos en un mundo de tecnología que algunos están aprovechando al máximo para hacer que la pornografía esté más fácilmente disponible que nunca antes. Y a medida que la industria de la pornografía sigue expandiéndose, más y más personas se están esclavizando a ver imágenes explícitamente sexuales.
¿ Cómo puede saber una persona si ha quedado atrapada en una adicción a la pornografía? Una de las señales más seguras es que usted sigue regresando a algo que sabe que está mal. Si se ha prometido a sí mismo una y otra vez que esa sería la última vez –y nunca lo es– entonces es probable que usted se haya entregado a una actividad creyendo que no puede vivir sin ella.
Una persona que se ha vuelto adicta a la pornografía también se identifica con una serie de las siguientes declaraciones:
* Busco pornografía con regularidad.
* Tengo una necesidad cada vez mayor de ver más pornografía.
* Paso regularmente grandes cantidades de tiempo esperando ver pornografía.
* Mis sentimientos respecto a mi problema oscilan entre los extremos de que, o está fuera de control, o está bajo control.
* He notado un patrón de conducta en el que descuido mis responsabilidades de trabajo, sociales y familiares para ver pornografía.
* Suelo mentir para ocultar mi lucha.
* Suelo romper mis promesas de dejar de ver pornografía.
* Suelo reducir al mínimo el grado de mi lucha.
* He sufrido graves consecuencias como resultado de ver pornografía, tales como deudas financieras, el fracaso de mi matrimonio o la pérdida de mi trabajo.
La adicción a la pornografía es un asunto grave. Cuanto más lo minimice usted, tanto más lo dominará el problema. Si sospecha que es adicto, deje de engañarse. No puede lidiar con esto solo. Tiene que buscar ayuda. Revele su secreto. Cuanto menos, cuéntele a un amigo «de confianza» o a algún pastor sabio que usted tiene un problema con la pornografía y que cree que está fuera de control. Es cierto que confiar en alguien da miedo, pero tenga la seguridad que «el que encubre sus pecados no prosperará; pero el que los confiesa y se aparta alcanzará misericordia». (Proverbios 28:13).
Si usted no se considera adicto a la pornografía, entonces no debe asumir que ocasionalmente puede jugar con imágenes explícitamente sexuales. En primer lugar, cualquier momento en que se vea pornografía, sea que éste se dé una sola vez o mil veces, está mal y es dañino (véase la respuesta a la pregunta ¿Se hace daño un hombre al ver pornografía?). En segundo lugar, cualquiera que ve pornografía de manera lujuriosa está en peligro de quedar atrapado.
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Abuso sexual
¿Cómo puedo perdonar a alguien que abusó de mí sexualmente cuando todo lo que siento es odio y rabia?
Usted dio el difícil y vital paso de confrontar al que abusó de usted, pero lejos de proporcionarle una resolución, la reacción de esa persona dejó establecido claramente que sigue sin remordimientos ni arrepentimiento. No es de sorprender que usted se sienta molesto.
No necesita sentirse culpable de esos intensos sentimientos. Dios nos diseñó para sentir una fuerte respuesta emocional al mal. Su natural repugnancia al pecado del que la gente no se arrepiente no es mala en sí misma, ni tampoco debe considerarse contraria al perdón. El perdón nunca ignora el daño que alguien nos ha causado. Pero aunque no tiene que sentirse culpable por escandalizarse, es bueno que sea consciente de ello. El que conozca sus sentimientos hará posible que ellos mismos le instruyan, en vez de que le consuman.
Efesios 4:26 dice: "Airaos, pero no pequéis." La ira en sí misma no es mala. Lo que es malo es ser controlado por ella de tal manera que lleve al pecado. Nuestra ira puede estar parcialmente motivada por una rabia justa, pero a causa de nuestra naturaleza caída, un elemento de nuestra ira siempre es como la furia de una bestia peligrosa, arraigada en una lascivia de poder y venganza. Es por eso que aunque no podamos impedir que salgan nuestros sentimientos naturales, necesitamos hacernos cargo de cómo respondemos a ellos.
Se necesitó coraje para que usted introdujera el tema al que abusó de usted. Además, el hecho de que esté desilusionado con su respuesta implica que estaría listo para perdonarlo si él mostrara arrepentimiento. En este momento, la distancia emocional que existe entre usted y su abusador es mayormente consecuencia de la actitud y conducta de esa persona. Usted no puede acortar esa distancia solo.
Jesús nos dijo que amáramos a nuestros enemigos. Amar significa procurar lo mejor para la otra persona. A través de nuestra relación con Cristo podemos encontrar la fortaleza para procurar lo mejor para aquellos que nos han hecho daño. Pero procurar lo mejor para los demás incluye hacerlos responsables de su pecado (Mateo 18:15-17).
No hay nada de amor en proteger a una persona que hace mal de la fealdad de su pecado. Jesús no ayudaba a los malvados que procuraban ocultar sus obras. Aunque Él era la personificación del amor, calificó verazmente a la gente que resistía la verdad a consciencia de víboras (Mateo 12:34), ladrones (Mateo 21:13), sepulcros blanqueados (Mateo 23:27), mentirosos (Apocalipsis 3:9) y homicidas (Juan 8:44).
El asunto clave es la actitud del que abusó de usted. Jesús dijo claramente que el perdón y la reconciliación están vinculados al arrepentimiento (Lucas 17:1-4). Es sólo cuando un ofensor confiesa su pecado voluntario que podemos perdonarlo justamente por lo que ha hecho. Este hombre tendrá que arrepentirse sinceramente1 para beneficiarse de la gracia de Dios (Levítico 26:40-42; Job 42:5-6; Salmo 32:5; Proverbios 28:13; Jonás 3:8-9; Lucas 15:21; 2 Corintios 7:9-10; 1 Juan 1:9). Aunque podemos orar por un ofensor y tomar medidas para buscar la restauración, la relación no se puede sanar hasta que él haya hecho lo correcto para aceptar la responsabilidad de su malas acciones pasadas.
¿De verdad es parte del amor confrontar tanto? Sí. A veces es el único curso de acción que demuestra amor. La confrontación puede ser el primer paso para probar que usted cree en el potencial de piedad de una persona. Es probable que el rey David no se hubiera arrepentido de su maldad al tomar la mujer de otro hombre y planear la muerte de su esposo si el valiente profeta Natán no le hubiera contado una parábola que representaba su pecado en toda su fealdad ni hubiera dicho: "Tú eres aquel hombre" (2 Samuel 12).
Este patrón refleja la manera en que el mismo Dios lidia con nuestro pecado. La Biblia declara que Dios puede perdonar todo pecado, incluyendo el más cruel e intencional. El mismo Dios pagó el precio de la reconciliación con todos los pecadores (Juan 3:16; Romanos 3:24-25; Efesios 1:7; 1 Juan 4:9). Pero aunque Dios proporcionó la base para el perdón, no impone el perdón a nadie contra su voluntad. También espera que los que nos han hecho daño hagan restitución cuando sea posible, o tomen las medidas necesarias para reducir al mínimo las probabilidades de perjudicar a otros (Isaías 1:16; Lucas 19:8-10; Juan 8:11; Hebreos 10:26).
Sus sentimientos de ira son un factor importante para impedirle ofrecer un perdón prematuro que permitiría al abusador restar importancia al mal e ignorarlo. Sin embargo, sus acciones no deben estar basadas en su ira, sino en una disposición a honrar y obedecer a Dios (Éxodo 23:4; Proverbios 24:17; 25:21-22; Mateo 18:21-35; Efesios 4:32; Colosenses 3:13; 1 Tesalonicenses 5:15).
Cada uno de nosotros comienza la vida odiando a Dios y al Hijo que Él envió para redimirnos. En Cristo, Dios nos da el supremo ejemplo de perdón. Su ejemplo deja claramente establecido que no debemos estar alimentando odio ni deseando venganza. Más bien debemos estar dispuestos a perdonar cuando nuestro ofensor se arrepienta de verdad. Sin embargo, el perdón y la restauración no pueden tener lugar hasta que el abusador se muestre verdaderamente triste por lo que ha hecho.

¿Por qué es tan difícil confiar para las víctimas de abuso sexual?
La confianza es una lucha universal. Todos luchamos hasta cierto punto con la desconfianza en los demás a causa de experiencias dolorosas de traición. Cuando la fuente de esa traición es alguien cercano a nosotros, puede ser especialmente devastadora (Salmo 55:12-14). En ningún caso es esto más cierto que cuando un niño o adolescente es víctima de abuso sexual por parte de un familiar, un amigo cercano a la familia o alguna otra figura de autoridad en quien confiaba. La seducción y la explotación sexual por parte de personas en quienes uno confía crean el ambiente adecuado para que por el resto de la vida haya una batalla con la desconfianza.
Los perpetradores de abuso sexual a menudo abusan del anhelo que tiene la víctima de conexión y amor. Atraen a personas susceptibles a su trampa colmándolas de cariño personal y amabilidad. Una vez se ganan la confianza de la víctima, los abusadores buscan la oportunidad de aprovecharse de su confianza abusando de ellos sexualmente y luego desechándolos como si fueran un objeto sin valor.
Puesto que el anhelo de amor y conexión de una víctima es lo que prepara el escenario para la situación de abuso, se vuelven más sospechosos de cualquiera que despierte sus profundos anhelos de intimidad. Para ellos, puede tratarse de otra trampa. Mientras más se despierten esos profundos sentimientos (por muy buenas intenciones que tenga la otra persona), más temor tiene la víctima de caer en la trampa del abuso otra vez. Por consiguiente, una víctima de abuso lucha profundamente para confiar en alguien, sobre todo en aquellos que le expresan amabilidad y cariño.
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La ira
¿Por qué los cristianos evitan las expresiones de ira?

Es una tendencia natural evitar todo lo que nos sea incómodo. Muchos cristianos se ponen tensos en situaciones donde surgen sentimientos de ira. Probablemente todos hayamos sido testigos de la ira volcánica que hace erupción en algún cliente descontento en la fila para pagar en la caja del supermercado. Todos alrededor salen «chamuscados» por el calor de la furia dirigida hacia el cajero ofensor. Se alejan como pueden con tal de poner distancia entre ellos y la iracunda erupción.
Evitar toda ira es como apagar la electricidad en nuestra casa para evitar las posibilidades de electrocutarnos. Si bien la represión de la ira funciona para mantenernos a salvo, también significa que hay menos capacidad emocional para disfrutar profundamente de la vida, o para tender la mano y ayudar a los demás.
Si bien el evitar es una respuesta saludable a la ira destructiva, a menudo los cristianos tratan de evitar cualquier expresión de ira a toda costa. Se asume que si evitamos toda ira, entonces al menos no seremos culpables de sentir ira pecaminosa. Sin embargo, ese pensamiento del tipo «todo o nada» refleja un rechazo a luchar con honestidad con los problemas complejos de la vida que pretenden dirigir nuestra atención a Dios, quien está enfadado justamente por el pecado. Dios nos llama a ser como Él en este mundo (1 Juan 4:17). Y eso significa que debemos aprender a manejar bien la ira, no a evitarla.
Existen al menos cuatro razones básicas por las que los cristianos evitan las expresiones de ira.
En primer lugar, algunos evitan las expresiones de ira por el temor a repetir los abusos del pasado. Todos hemos sido testigos de la ira destructiva. A muchos les persiguen los recuerdos de la ira que destruyó relaciones e hirió corazones. Muchos crecieron en hogares destruidos por padres que a menudo recurrían a explosiones de ira o amenazas para aplastar cualquier oposición a sus planes u opiniones. La ira ha alimentado todo tipo de abusos. Ha sido un componente devastador en la epidemia de hogares rotos que ensucian el paisaje de la sociedad moderna.
Si bien las cicatrices pasadas nos recuerdan las heridas que la ira de alguien infligió contra nosotros, también lamentamos nuestro propio uso pecaminoso de la ira. Debido a esos recuerdos dolorosos, muchos han jurado evitar a toda costa cualquier expresión de ira por el temor de volver a caer en los mismos patrones destructivos del pasado. Sin embargo, el ser controlado por el temor a repetir el pasado tiende a reprimir nuestra capacidad de vivir audazmente en el presente. El valor es lo que le da poder a la acción en medio del temor y la incertidumbre. Una persona que carece de valor está a menudo a la defensiva y más comprometida con su autoprotección que con combatir con amor. Su razonamiento es: «Si no me enfado contigo, tú no puedes enfadarte conmigo. Olvidaremos el pasado y haremos como que todo va bien.»
En segundo lugar, puede que evitemos la ira porque tememos las emociones fuertes: la pasión. La expresión de ira es una respuesta apasionada. Debido a que somos personas que luchamos por el control, tememos cualquier cosa que sea tan apasionada que parezca desafiar al control. Nos sentimos más seguros y a salvo cuando todo está (o al menos parece estar) bajo control. Para muchos cristianos, expresar ira representa una pérdida del control, y esa es la razón por la que debe evitarse. El razonamiento va así: «Le temo a mi ira. He herido a otros con mi ira. Ellos me han herido en su ira. La ira es demasiado volátil. No puedo controlarla, así que debo evitarla. Si evito toda clase de ira, no cometeré el error de hacer mal uso de ella.»
Evitar la ira por temor a perder el control revela un compromiso fundamental a hacer las cosas bien y a no comportarse de una manera que pueda criticarse. Sin embargo, es presuntuoso asumir que cualquiera puede siempre manejar la ira correctamente. Lo engañoso de nuestros corazones (Jeremías 17:9) nos recuerda que estamos totalmente envueltos en nuestros propios motivos egoístas, y que no podemos escapar de ellos más de lo que podemos escapar de la fuerza gravitacional de la tierra.
Nuestro temor a las emociones fuertes nos mete en un aprieto porque, aunque las tememos, también nos atraen. Exigimos previsión pero pronto nos aburrimos de ella. Anhelamos una vida intensa, pero a fin de disfrutarla, debemos estar dispuestos a ceder nuestro control de las relaciones. Las emociones como la ira que pueden explotar fuera de control son a menudo demasiado amenazantes para que nos arriesguemos a expresarlas, así que tendemos a evitarlas y a conformarnos con una previsión desapasionada. Al hacerlo, ponemos graves obstáculos a nuestra capacidad de responder de una manera saludable con toda la gama de emociones que Dios nos ha dado.
En tercer lugar, algunas veces evitamos la ira porque no hemos aprendido a enfadarnos con las cosas con las que Dios se enfada. Muchos cristianos crecieron en hogares donde rara vez se observaba una ira saludable. Toda ira era vilipendiada y vista como un pecado que tenía que confesarse y evitarse. Se nos enseñó que cualquier muestra de ira estaba mal, que no «debíamos tener esos sentimientos». El mensaje, ya sea que se expresara verbalmente o se observara, era claro: la ira es algo inaceptable e intolerable. La amenaza de pérdida de relaciones debido a nuestra ira servía para «mantenernos en línea».
Al evitar toda clase de ira, puede que algunos cristianos crean que están honrando a Dios, cuando de hecho no están obedeciendo Su mandamiento de enfadarse pero sin pecar (Efesios 4:26). La ira y el pecado no son sinónimos. Si bien gran parte de nuestra ira es interesada y pecaminosa, el texto hace una clara presunción de que una expresión de ira que sirva a los propósitos de Dios no es pecado. Si reconocemos en nosotros la tendencia a negarnos a enfadarnos por cualquier cosa, debemos hacernos una pregunta dolorosa: ¿Hemos perdido nuestro sentido de profunda convicción acerca de la verdad? Dios usa palabras duras contra aquellos que afirman conocerlo y que están comprometidos con una mediocridad sin pasión (Apocalipsis 3:16).
En cuarto lugar, los cristianos evitan la ira por temer que se les caracterice como personas iracundas. Debido a que a menudo los medios de comunicación describen a los cristianos como iracundos e intolerantes, tendemos a rehuir incluso las muestras saludables de enfado. En una era en donde la tolerancia se anuncia como la norma suprema de «estar de acuerdo para llevarse bien», estar en contra de algo o de alguien, incluso por buenas razones, atrae una multitud de críticas. Incluso en la comunidad cristiana, la ira se ve más como un vicio que debe evitarse que como una virtud que debe cultivarse. Identificarse audazmente con Dios, significa que también debemos estar dispuestos a estar en contra de algo (Romanos 12:9) y expresar ira contra algo puede ser contracultural.
Debemos admitir que los cristianos manejamos mal la ira. A menudo somos culpables de enfadarnos más con el pecado de alguien que con el nuestro. Sin embargo, la cura no es ignorar cualquiera de éstos. Tal y como Jesús nos enseñó, necesitamos lidiar con la viga que sobresale de nuestro ojo antes de ayudar (no condenar) a nuestro prójimo con la paja que está nublándole la vista (Mateo 7:3-5; Lucas 6:41-42). Los intentos de evitar toda ira simplemente la empujan a la clandestinidad. Mientras todo parece agradable en la superficie, lo que está debajo estará constantemente hirviendo a fuego lento y finalmente estallará en otras áreas de nuestra vida. Puede que lo disfracemos con palabras tales como «frustración» o «tensión», pero en resumidas cuentas: la ira no reconocida se está haciendo sentir.

¿Cómo puedo discernir la diferencia entre la ira pecaminosa y la ira santa?
Como todo lo demás en nuestra vida, nuestras emociones han perdido su brillo por causa del pecado. La mayoría de las emociones reflejan una mezcla tanto de egocentrismo como de bondad. Si estamos esperando un momento de pureza desinteresada para expresar nuestra ira, es probable que éste nunca se presente. Sin embargo, saber que tenemos defectos nos puede llevar hacia una dependencia más profunda de Aquél que en primer lugar nos dio las emociones. El Espíritu Santo que mora dentro de nosotros nos ayuda a monitorear y a aprender de nuestras emociones.
Al monitorear nuestra ira, es importante entender que gran parte de ésta se alimenta de un odio a la injusticia, sea ésta real o percibida. La ira por la injusticia refleja el anhelo fundamental de justicia que todos compartimos. Nos indignamos cuando la vida parece injusta. Sin embargo, podemos saber si la ira que sentimos es pecaminosa o santa al considerar la provocación, el objetivo, la motivación y el momento de nuestra ira.
La ira egoísta es provocada cuando creemos que hemos sido tratados injustamente. Queremos algo, no lo conseguimos, nos sentimos privados de ese algo y ahora alguien va a pagar por habernos tratado de este modo (Santiago 4:1-4). El objetivo es venganza. Cuando nos motiva la venganza exigimos que alguien pague ahora por la injusticia que hemos sufrido. Impacientemente demandamos la inmediata ejecución de justicia según nuestras especificaciones y nos negamos a darle tiempo a Dios para que obre en los corazones de aquellos que nos han ofendido (Santiago 1:19-20). Nuestra ira se convierte en un ácido cáustico que pretende hacer daño a aquellos que creemos que nos han hecho daño injustamente. Cuando nos sentimos ofendidos podemos ser despiadados, duros, irracionales e inmisericordes en nuestra respuesta.
A la inversa, la ira santa es provocada en nosotros cuando somos testigos de violaciones persistentes a las normas de justicia de Dios (Salmo 119:53). Existe un momento apropiado para indignarnos con los que desprecian a Dios y estropean la belleza de Su creación. El objetivo de la ira santa es advertirle a la persona que ha infringido la ley de Dios para que una vez desenmascarada, pueda tener la oportunidad de cambiar (Ezequiel 3:18-21). Este tipo de ira es como el yodo, un ungüento que quiere limpiar la infección y promover la sanidad en el que lo recibe (Proverbios 27:6). Al principio es doloroso, pero al final alivia y sana.
La ira santa está motivada tanto por el amor de Cristo que obra en nosotros para ofrecer Su amor a los demás (2 Corintios 5:14), como por el temor de la ejecución venidera de Su perfecta justicia (2 Corintios 5:11). La ira santa está marcada por una confianza en el carácter sufrido de Dios (Salmo 86:15; 2 Pedro 3:9), sabiendo que sólo Él está calificado para llevar a cabo la venganza de una manera equitativa. La ira santa se niega a recurrir a actos personales de venganza ahora, pero está dispuesta a esperar a que la ira de Dios se derrame contra el mal en Su tiempo (Salmo 73:16-19; Romanos 12:19).
Debido a que hemos de ser como Cristo en todo aspecto (Efesios 4:1; 1 Juan 4:17), implícitamente también estamos llamados a reflejar Su ira justa. Si hemos de identificarnos con el Padre tal y como Jesús lo hizo, tenemos que identificarnos con las cosas con las que Él se identifica, y estar en contra de las cosas de las que Él está en contra. La ira santa refleja la pasión de nuestro Padre por la justicia. Al mismo tiempo que confiamos en Él para que ejecute la justicia final (Romanos 12:19-21), la ira santa nos motiva a trabajar por la justicia a favor de aquellos que son oprimidos (Miqueas 6:8; Romanos 12:17-18). Refleja dependencia y confianza en Dios como el Juez en última instancia que siempre ejerce la justicia correctamente (1 Pedro 2:23).
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El cristiano y el servicio Militar
¿Es correcto que un cristiano sea militar?

Con el correr de los siglos, a los cristianos se les ha obligado a pensar seriamente si es correcto o no formar parte de la milicia. El abuso de la fuerza por gobernadores y naciones presuntamente cristianas en guerras peleadas por motivos equivocados o mezclados a menudo ha constituido una afrenta al evangelio. Profundamente perturbados por esos abusos, algunos cristianos han concluido que deben ser pacifistas, y no están dispuestos a participar en guerras. Hoy día, los menonitas, que por lo general están dispuestos a ser coherentes con sus creencias, son muy pacifistas. Preferirían morir antes que quitarle la vida a otra persona. Muchas veces trabajan como médicos en las batallas, arriesgando su propia vida para salvar las de los demás.
A pesar de que respetamos a aquellos que tienen sinceras objeciones de conciencia, existe importante evidencia escritural que indica que el pacifismo no es la única opción cristiana.
En tiempos de Cristo, el Imperio Romano estaba en la cima de su poder. Los soldados romanos controlaban una vasta área que se extendía desde Inglaterra hasta el mar Negro, y desde el río Rin hasta los desiertos de África del Norte. Pero aunque era el gobierno más poderoso del mundo, Roma era terriblemente corrupta. Pocas naciones modernas podrían rivalizar con el grado de su decadencia.
A pesar de la corrupción romana, el apóstol Pablo estableció claramente el principio básico de que el gobierno secular es el agente de Dios para hacer cumplir la ley en la tierra (Romanos 13:1-7). Puesto que Pablo dirigió este principio a la comunidad cristiana de Roma, podemos concluir que la corrupción gubernamental no invalida la necesidad de tener una autoridad gubernamental. Afirmar la legitimidad de la autoridad gubernamental conlleva algunas implicaciones respecto a si es apropiado el servicio cristiano en la milicia. Pero aún más revelador es el hecho de que a los cristianos no se les prohibió formar parte de un ejército, ni en las Escrituras, ni por consejo de los primeros padres de la Iglesia, a pesar de que el ejército romano prestaba servicio a un gobierno que con frecuencia distaba mucho de ser ideal en su dedicación a la justicia.
El hecho de que los cristianos formaron parte del ejército romano sin ninguna indicación de desaprobación por parte de Jesucristo, Pablo, el Nuevo Testamento ni los primeros padres de la Iglesia hace difícil concluir que los cristianos estén destinados éticamente a evitar el servicio en las fuerzas armadas de los estados modernos.
Si las naciones independientes no se protegieran con la fuerza militar, nada limitaría el poder de los estados depredadores. Es imposible imaginar que la vida pacífica y civilizada pudiera existir sin la influencia del poder gubernamental que ejercen la policía, los tribunales y las legislaturas.
Los policías y el personal militar cristiano tienen desafíos éticos especiales, pero también tienen oportunidades únicas de rendir un servicio cristiano. Esto lo confirman tanto el registro bíblico como la historia. A pesar de la corrupción romana, sus centuriones eran muy respetados por ser hombres competentes e íntegros. Polibio escribió que los centuriones "se escogían por mérito y por eso eran hombres extraordinarios, no tanto por su valor audaz, sino por su deliberación, constancia y fortaleza de mente". Todos los centuriones que menciona el Nuevo Testamento son alabados como cristianos, temerosos de Dios u hombres de buen carácter (Mateo 8:5,8,13; 27:54; Marcos 15:39,44-45; Lucas 7:2,6; 23:47; Hechos 10:1,22; 21:32; 22:25-26; 23:17,23; 24:23; 27:1,6,11,31,43; 28:16).
Es probable que un soldado tenga que adoptar una postura que arriesgue su carrera más frecuentemente que un civil. Según el libro Fox's Book of Martyrs [El libro de mártires de Fox], el centurión responsable de ejecutar a Santiago hizo que lo ejecutaran a él al mismo tiempo. Numerosos oficiales alemanes fueron torturados hasta morir durante la Segunda Guerra Mundial por su oposición a Hitler. En muchas ocasiones, un soldado o policía cristiano podría encontrarse en una posición única de administrar justicia, proteger al inocente y honrar el nombre de Jesucristo.
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LA CONCIENCIA
¿Por qué necesito la Biblia para que me guíe moralmente si tengo una conciencia y soy sensible a los demás?
La voz de la conciencia y la sensibilidad a los demás son elementos importantes de la guía moral (1 Timoteo 1:5). Pero las conciencias personales varían. Una conciencia lo permite casi todo, mientras que otra genera apoyada por la evidencia histórica. Su consejo ha pasado la prueba del tiempo. Se puede confiar en ella.
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra
(2 Timoteo 3:16-17).
Tanto la conciencia como la sensibilidad necesitan instrucción bíblica.
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Consumo de Alcohol 
Si el vino que Jesús creó en las bodas de Caná era alcohólico, ¿significa eso que Él aprobó el consumo de alcohol?

La palabra griega oinos, que se traduce "vino" en el Nuevo Testamento, sencillamente significa vino. Los griegos tenían una palabra distinta para el jugo de uva. La International Standard Bible Encyclopedia sugiere que en los tiempos del Nuevo Testamento, el vino por lo general existía en forma fermentada. Afirma:
"El jugo de uva sin fermentar es algo muy difícil de conservar sin la ayuda de las precauciones antisépticas modernas, y su preservación en las condiciones cálidas y no demasiado higiénicas de la antigua Palestina era imposible (p.3086)."
Las referencias que se hacen al vino en el Nuevo Testamento son tanto positivas como negativas. Por ejemplo, Juan el Bautista se negaba a tomar vino en señal de su responsabilidad especial como último profeta en la tradición del Antiguo Testamento, y Jesús no quiso tomar vino mientras estaba en la cruz debido a su deseo de experimentar plenamente la "copa de sufrimiento" que su Padre le había dado. Por otro lado, Jesús utilizó el vino para ilustrar su enseñanza. Su primer milagro fue la creación del vino en las bodas de Caná (Juan 2:1-11), y también utilizó la ilustración de "vino nuevo" y "odres nuevos" para recalcar la necesidad de cambiar la perspectiva de la ley (Mateo 9:16-17).
Pablo aconsejó a Timoteo que tomara un poco de vino como medicina, pero condenó fuertemente la embriaguez (Romanos 13:13). El New Bible Dictionary da el siguiente resumen de la enseñanza neotestamentaria sobre el uso de las bebidas alcohólicas:"Para resumir, entonces, se puede decir que aunque no se condena el vino catalogándolo de inútil, trae a las manos de los hombres pecadores tales peligros de perder el control que incluso aquellos que se consideran fuertes serían sabios si se abstuvieran, si no por su propio bien por el bien de los hermanos más débiles (Romanos 14:21).
La edición de la revista El cristianismo Today del 20 de junio de 1975 tenía un artículo interesante escrito por Robert H. Stein titulado "Wine-Drinking in New Testament Times" [El consumo de vino en los tiempos del Nuevo Testamento]. Observaba él que el vino utilizado en tiempos antiguos estaba mezclado con agua en proporciones de hasta cuatro partes de agua por una de vino. El señor Stein explica:
"En el Talmud, que contiene las tradiciones orales del judaísmo desde aproximadamente el 200 a.C. hasta el 200 d.C., hay varios escritos en los cuales se habla de la mezcla de agua y vino. Un escrito (Shabbath 77a) afirma que el vino que no tiene tres partes de agua no es vino. La mezcla normal se dice que consiste en dos partes de agua por una de vino. En una referencia de mucha importancia (Pesahim 108b) se afirma que las cuatro copas que todo judío debía tomar durante el ritual de la Pascua tenían que mezclarse en una proporción de tres partes de agua por una de vino. De ahí podemos concluir con cierto grado de certidumbre que el fruto de la vid usado en la institución de la Cena del Señor era una mezcla de tres partes de agua y una de vino. En otra referencia judía de alrededor del año 60 a.C. leemos: "Es perjudicial tomar vino solamente, o, reiteramos, tomar agua solamente, mientras que el vino mezclado con agua es dulce y delicioso, y hace que lo disfrutemos más" (II Macabeos 15:39).
El doctor M. R. De Haan, fundador de este ministerio, expresó su punto de vista respecto al uso del vino en moderación:
"Lo que las Escrituras condenan firmemente es el abuso y no el uso de alcohol. Sé que en los países europeos, incluso entre cristianos, el vino se usa a menudo como aperitivo, pero no en exceso. Personalmente, yo no lo uso, y me gustaría que se pudiera eliminar completamente. Pero es bueno recordar que usar vino no significa abusar de él. Cierto es que la intención no fue nunca que se usara con el propósito de intoxicarse, y yo creo que sería mucho mejor no usarlo para nada, considerando las cosas malas a las que muchas veces conduce."